Por la pandemia cayó un 50% la cantidad de pacientes trasplantados

Por la pandemia cayó un 50% la cantidad de pacientes trasplantados

Si bien los procedimientos nunca se dejaron de realizar, numerosos factores afectan la actividad. Entre ellos, la falta de vuelos y ciertas restricciones.

HOSPITAL “DONANTE” LOCAL. “Todo lo que es trasplantes se deriva al Padilla”, dice el director del Cucaituc. la gaceta / Foto de José Nuno (archivo) HOSPITAL “DONANTE” LOCAL. “Todo lo que es trasplantes se deriva al Padilla”, dice el director del Cucaituc. la gaceta / Foto de José Nuno (archivo)

Nunca antes se habían realizado tantos trasplantes de órganos y tejidos en el país como en 2019. Las cifras récord, que incluyeron 883 procesos de donación y a 1.945 pacientes beneficiados, llevaron a 19,65 la tasa nacional de donantes por millón de habitantes. Muy por encima de la media, Tucumán se ubicó, con un índice de 34,63, en el segundo puesto del listado entre las provincias argentinas. Ahora, de repente, la actividad sufre un drástico embate a causa de la pandemia. Y pese a que los procedimientos nunca se detuvieron en los hospitales, la cantidad de trasplantes locales se redujo en cerca del 50%.

En Tucumán, el año pasado hubo un total de 76 donantes reales (son aquellos de los que se extrae al menos un órgano con el fin de realizar un trasplante). En los nueve meses que van de 2020, en contraste, ese número cayó bruscamente a 21. “Hay un descenso importante, pero los procesos siguen y seguirán en la agenda de los hospitales”, destaca Aldo Bunader, director provincial del Centro Único Coordinador de Ablación e Implante (Cucaituc).

En diálogo con LA GACETA, el médico enumera una serie de factores que explican la baja súbita en medio de la pandemia. “Entre las principales fuentes de donación de órganos están los accidentes de tránsito. Como hay restricciones para circular y, por ejemplo, los bares no abren de noche, la cantidad de accidentados se redujo y eso lógicamente repercutió (en la cantidad de trasplantes)”, expone Bunader como primera variable.

La siguiente dificultad -continúa- está dada por la situación epidemiológica: si un donante falleció con covid-19, queda descartada la posibilidad de realizarle una ablación. “Si no se pudo identificar con certeza si el paciente era positivo o negativo (en el test para detectar el virus), también se lo descarta”, acota el directivo del Cucaituc.

Por último, existe una traba logística directamente relacionada con las restricciones impuestas por el Gobierno nacional para evitar la propagación del SARS-CoV-2: la falta de vuelos comerciales regulares. “Si no hay un avión que traslade de forma veloz pulmones o un corazón, se terminan perdiendo. Hubo casos en los que tuvimos que descartar el órgano y otros en los que ni realizamos la ablación porque no daban los tiempos para enviar los órganos a los sitios en donde eran requeridos”, desarrolla Bunader.

Cuestión de protocolos

En el Incucai trabajan para poner en marcha convenios que puedan aceitar la logística sobre la actividad, asevera el referente local del instituto. Uno de los puntos claves es la contratación de vuelos privados por parte de los centros médicos. “Hay otro problema: algunas provincias tienen bloqueos. Por ejemplo, entre Corrientes y Misiones no se puede pasar. En esos casos, se autorizan excepciones en la lista de espera para poder dar destino a un órgano que ya fue extraído. Hemos llegado a implantar a un paciente que estaba en el puesto 406, cuando nunca se suele pasar del décimo lugar”, compara con los tiempos prepandémicos.

¿Y qué sucede en Tucumán? Ninguna resolución del Comité Operativo de Emergencia (COE) establece un protocolo específico sobre el tema y, además, rige la normativa que exige un test negativo de covid-19 para ingresar al territorio provincial. “Cada vez que tenemos que entrar o salir (con órganos, pacientes o profesionales) debemos pedir los permisos correspondientes. Está conversado”, apuntó Bunader.

A modo de ejemplo, describió el procedimiento adoptado la semana pasada, cuando se realizó una donación multiórganica a partir de un paciente que falleció por una herida con un arma de fuego. “Lo ablacionamos y llevamos al aeropuerto un órgano con destino al Hospital Italiano de Buenos Aires. El personal del vuelo privado que vino nunca bajó; nosotros les alcanzamos el órgano”, ilustró el directivo médico.

Centro donante líder

El Hospital Ángel C. Padilla es, desde hace cinco años, el centro público en donde más operaciones de donación se realizan en el país. “En lo que va del año tuvimos 20 donantes reales. Seguimos en el primer lugar”, dice -pese a las bajas- Olga Fernández, directora del polivalente. Once de los procedimientos allí ocurrieron entre enero y marzo, aunque hubo meses -junio y septiembre- en los que no hubo ninguno.

“Antes había instituciones de otras provincias que preferían mandar su personal para realizar las ablaciones, pero ahora no los podemos recibir. Todas las hacemos nosotros en el hospital”, cuenta Fernández sobre los operativos desde que se inició la cuarentena. “También hicimos numerosos trasplantes”, agrega.

Un donante con muerte encefálica -detallan los médicos- es mantenido con sus órganos vitales en un área infectológica “libre” hasta que una prueba PCR con resultado negativo en covid habilita la extracción de sus órganos. El receptor también debe poseer un test “no detectable” en las 12 horas previas a la operación.

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