Internismo y peones
Internismo y peones

El internismo es un capítulo típico del peronismo, inagotable cuando está en el poder. En esa condición siempre faltan páginas para detallar las batallas que se producen, una tras otra. Hace a su esencia. “Tarifas” puede ser el último subtítulo del texto y el próximo se puede ir adelantando: “Conducción de la Legislatura”. El proceso se descubre detrás del frustrado aumento de las tarifas de luz y del agua, que revela además que todo es válido para diferenciarse del adversario interno, llámese como se llame -manzurista o jaldista- cuando se trata de desgastarlo. Al contrincante ni piedad, menos cuando da un paso en falso o comete un error estratégico. A exponerlo. La opción tarifa o ciudadanos para impedir la suba fue una fórmula extremista para inclinar la balanza con una concepción social, pero que no ocultó el subterráneo juego por el poder en el oficialismo.

Sin dudas, en términos políticos, a alguien le falló el GPS en el Gobierno al disponer un incremento en plena pandemia y cuando la pobreza y la desocupación alcanzan cifras alarmantes, cuando se multiplican los vulnerables y la clase media entró en pánico existencial. En ese marco de crisis el aumento implicaba un castigo con rasgos de insensibilidad social, algo incomprensible para varios legisladores peronistas a partir de que el Gobierno nacional había congelado los valores de los servicios públicos. No podemos parecer macristas, somos peronistas; refunfuñó crítico un compañero que renegó de lo que muchos de sus pares consideraron un error con costos políticos para la gestión provincial. Le brindó una excusa inmejorable a la oposición para hacerse un festín con la gaffe o el cortocircuito en el oficialismo y para que se opusiera, con toda la razón, a la resolución del Ejecutivo. Otros analizaron el conflicto desde lo ideológico al remarcar que dañaba al peronismo desde un Gobierno justicialista. Inconcebible. Algo así como jugar en favor del rival metiendo goles en contra. Detrás de todas esas lecturas siempre estuvo presente la disputa interna por la continuidad en 2023.

Se sabe que la Legislatura es el bastión del jaldismo y que toda maniobra pergeñada en la Cámara conlleva la venia del tranqueño. Justamente desde allí y desde la propia bancada oficialista arreciaron los cuestionamientos a las subas de las tarifas. Dejaron en off side a Manzur y a sus colaboradores por no hacer una correcta lectura de los tiempos políticos que corren, por no prever los rechazos de los propios jugadores y por no advertir que estaban dejando en mala posición frente a la sociedad al peronismo, no tan solo al Gobierno. Se advirtió la tensión en la dupla gobernante y en sus simpatizantes, aunque se esforzaron por minimizarla. Internismo a pleno.

Sin fractura expuesta

El capítulo “Tarifas” fue un cortocircuito significativo, aunque la sangre no llegó al río al evitarse la votación legislativa que habría determinado ganadores y perdedores en el oficialismo. Manzur habría resultado perjudicado al correr con el costo de impulsar un aumento sin el respaldo de los representantes del pueblo, los que hablan y velan por los ciudadanos. Los ánimos se apaciguaron y nadie salió herido o malparado en términos individuales o sectoriales; el Gobierno y el PJ salvaron las ropas. Sin embargo, ratificaron con sus procederes que no se cansan de incorporar nuevos episodios al capítulo referido al internismo. Suman subtítulos en medio de demasiados frentes abiertos para la gestión provincial.

La situación de crisis permite plantear si el Gobierno está desbordado por los acontecimientos, si ha perdido la iniciativa política para enfrentarlos o si perdió el olfato en tiempos de covid para no prever, por ejemplo, que el incremento de las tarifas fracasaría por la negativa de la propia tropa. De mínima, Manzur reaccionó para no cargar con toda la responsabilidad. Él y Jaldo abrocharon un acuerdo que impidió que quedaran expuestos manzuristas y jaldistas en la Cámara y que se abriera la grieta parlamentaria de manera pública. No hizo falta contar los peones, o sacrificarlos. Privilegiaron la gobernabilidad, aunque está claro que esa confrontación saldrá a la luz después de los comicios. El tablero está listo.

En este clima de impasse no se puede dejar pasar una frase del vicegobernador carente de inocencia en un contexto de tensión respecto del mandatario: lo voy a acompañar, lo voy a aconsejar, vamos a dialogar, pero no hay duda que lo voy a acompañar a gestionar hasta el último día de nuestra gestión. Seguro diferirán sobre cuál es el último día, aunque Jaldo tiene claro que las cláusulas constitucionales juegan en contra de los intereses de Manzur y en favor de sus aspiraciones de llegar a conducir el PE. No es que Manzur deba ceder sus ambiciones o que no tenga expectativas políticas, de hecho, pese a las circunstancias sanitarias, sociales y económicas adversas, no descuida sus salidas diarias al interior y mantiene su mente puesta en el plano nacional. Así gestiona un encuentro de gobernadores con Alberto Fernández para las próximas horas. Sigue aceitando el vínculo político y amistoso con el Presidente porque no le cierra la puerta al escenario nacional, menos en este mes que tiene una fecha cara al sentimiento peronista: el 17 de octubre.

Acomodando piezas

En el marco de esa relación puede inscribirse la postulación del juez federal Daniel Bejas para integrar la Cámara Electoral Nacional (CEN). Lo convinieron Manzur y Alberto, aseguran en la Casa de Gobierno, otorgándole un papel decisivo en el desenlace al tucumano, aunque debe contemplarse que Bejas -que supo ser apoderado legal del PJ- tiene el aval de Cristina Fernández, bajo cuya gestión presidencial se convirtió en juez federal en 2010. Para un compañero, no hay nada mejor que otro ex compañero. Llega porque no pudo completarse una vacante en la Cámara debido a que no se trató el pliego de Mauricio Macri proponiendo a Alejandra Lázzaro -se dice cercana a Elisa Carrió-, quien había ganado el concurso. A la CEN la integran Santiago Corcuera y Alberto Dalla Vía, quien es considerado afín al peronismo, detalle por lo cual la incorporación de Bejas adquiere más significado político que institucional. El tribunal tiene un rol central en la organización de los procesos electorales. Su jurisprudencia tiene fuerza de fallo plenario y es obligatoria para todos los jueces de primera instancia y para las juntas electorales nacionales, se puede leer en el texto de presentación de la CEN.

Este año, vaya por caso, el organismo dispuso que se empiecen a analizar los comicios del 2021 en un escenario de pandemia o pospandemia. Sin embargo, lo relevante es que tal vez no haya PASO, situación que en teoría favorecería notoriamente al oficialismo frente a la fragmentación de la oposición. Razones sobran para eliminar las primarias. ¿Bejas accede por eso? En síntesis, Manzur suma allá y parece complicado por estos lares. Sus cercanos comentan que una encuesta que circuló hace una semana le dio oxígeno político al mostrarlo con una imagen positiva por encima del 50%, pero que a la vez derivó en ataques en su contra. Es que aquellos que en el “internismo” continuo del peronismo descubren conspiraciones ligan el buen resultado de ese muestreo a las reacciones desde la Legislatura en contra del titular del PE, como lo fueron, por ejemplo, los rechazos masivos al aumento de las boletas de la luz y del agua, concentrando en él la responsabilidad por tal autorización. Al que se consolida, lo desgastan; se podría sintetizar para justificar esa interpretación.

Sin embargo, la crisis es la que realmente afecta, y si no se la enfrenta con éxito, las consecuencias se revelan en las urnas. ¿Manzur está desbordado por la realidad y perdió capacidad de reacción política? Lo cierto es que la crisis lo está poniendo a prueba. Y desgastando, como al resto del Gobierno. Sin embargo, para el gobernador -si él y sus operadores políticos fracasan en las recetas para gestionar-, el peligro inmediato es que comience el característico proceso de pérdida del poder del último mandato y que aparezcan las primeras señales peronistas en cuanto a fijarse en los posibles sucesores.

Otro subtítulo para la interna

La interna del oficialismo podría dar un subtítulo nuevo antes de fin de mes: “Recambio de autoridades de la Legislatura”. Los peones están prestos. Al frente de la mesa de conducción están Regino Amado como presidente subrogante; Gerónimo Vargas Aignasse, como vicepresidente primero y Sandra Orquera (FR) como vicepresidenta segunda. Si se producen desplazamientos en los dos primeros lugares será porque el manzurismo y el jaldismo han resuelto trenzarse a cara descubierta mostrando sus respectivas piezas. O porque acordaron nuevos nombres. Si nadie tira del mantel y la mesa se ratifica significará que se prefirió evitar el estallido de la interna.

Vargas Aignasse es el referente principal de Manzur en la Cámara. Hay que atender qué opinan sobre él sus pares: si están de acuerdo con su continuidad o bien con separarlo del puesto. ¿Hay otro manzurista tan jugado por el gobernador como Vargas Aignasse en la Cámara como para que lo reemplace y que la maniobra no se interprete como una ruptura entre los dos espacios? Difícil e improbable. ¿Están dispuestos los oficialistas a exponer la grieta? Si la respuesta es sí habrá que buscar responsables y analizar quién gana y quién pierde. Lo correcto a consultar sería si el oficialismo se animará a poner en riesgo la gobernabilidad a causa del internismo practicante del peronismo, mandando al frente a sus peones. Tal vez, como en el caso de las tarifas, no corra sangre y haya un pacto de último momento para postergar y disimular las incomodidades y las desconfianzas mutuas. Cualquiera sea el final, tregua o no, las lecturas políticas serán inevitables.

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