Artes visuales: Oscar Domínguez escucha el espacio para crear sus obras

Artes visuales: Oscar Domínguez escucha el espacio para crear sus obras

El artista tucumano reside en Italia desde hace 21 años. Su trabajo no se modificó con la pandemia. “La idea nace de cada lugar”.

NIDOS Y CANASTOS. Una instalación en pleno campo en el sur de Italia. NIDOS Y CANASTOS. Una instalación en pleno campo en el sur de Italia.

Oscar Domínguez es de esos artistas que la pandemia no paralizó. Entre el chat de messenger y mensajes de WhatsApp, cuenta toda la agenda que perdió este año, que suman tres viajes a China y uno a Japón. “Había muchos proyectos entre muestras y ferias de arte, y lo de China estaba ligado a una residencia en Fuping (condado chino), donde hubiera producido dos instalaciones de cerámica, una de las cuales quedaba allí”, le dice a LA GACETA desde la ciudad de Faenza (norte de Italia).

Terminados sus estudios en Tucumán (fue maestro rural durante varios años, además), se fue a vivir a Italia en 1999. “La pandemia no me paralizó; por el contrario, fue un detonante para crear alternativas de trabajo”, asegura a la distancia.

Domínguez aprendió a dominar las materias, a crear formas a partir de sus diseños, pero también a oír el espacio. “La idea nace de cada lugar donde iré a hacer alguna intervención, pero todo parte de escuchar el espacio”, define el artista que se ha especializado en el dominio de las técnicas escultóricas y en diferentes materias.

Recientemente en el sur de Italia, el artista de land art creó un “Jardín Planetario”, una gran instalación en Pulgia, con objetos que semejaban canastos, nidos colgantes de árboles, donde incluso la gente podía dormir en un gran parque.

- ¿Cómo es tu obra?

- Trabajo con muchos materiales; cambió muchísimo estos años, desde que vivo aquí desde hace más de 21 años, pero lo que no se modificó sino que se acentuó, es el hecho de partir de escuchar el espacio, ya sea el paisajístico o el arquitectónico; trato de entenderlo no solo en lo racional sino en lo emotivo, para descubrir cuáles son las claves que permitan mi intervención. Luego paso a mi estudio, pero la idea surge del lugar. Es una obra que se va desarrollando después de algunas cosas. como del diálogo con las personas que me la encargan. No sé finalmente lo que puedo llegar a decir, es un proceso.

-¿La pandemia influyó? 

- Mi obra no se transformó con la pandemia, sí todo lo que es la logística para realizarla. Todo se ha vuelto más lento, más costoso, y a veces hay que cambiar estrategias radicalmente por la imposibilidad de efectivizar algunas cosas. Por suerte vivo en una zona de campo, en una casa amplia y con talleres a disposición, así que fue un buen modo para ponerme al día y también para poder organizarme para la salida de la cuarentena. De hecho, lo que estoy haciendo ahora en parte es fruto de la planificación de ese momento.

- ¿Qué pasó con los artistas allí?

- Si los artistas se adaptan difícilmente en un tiempo de “normalidad”, imaginate en tiempos de pandemia. Todavía no se entiende bien, porque todo es muy fresco y no volvimos a las dinámicas anteriores. No hay inauguraciones, las muestras se abren y el público accede en distintos momentos y horarios, así que resulta difícil encontrarte con tantos colegas como antes. De todos modos creo que tenemos más “cuero” que en otras profesiones, estamos acostumbrados a tener que hacernos espacio cada vez que tenemos un proyecto en vista. Claro que la situación de la subsistencia se hace más dura, pero eso es para todos los trabajadores autónomos, que cuando no laburan no generan su sueldo.

- Ví fotografías de especies de canastos que colgaban de árboles, como si fuera un bosque.

- Es una región que antiguamente producía aceite de oliva que tiene miles de años. Era aceite de muy baja calidad, que en Roma lo usaban como combustible. Pero entró en crisis y no hubo nada que hacer. Trabajé con una intervención con material seco cuando estaba verde; utilicé ese material pero con una plantación de algunas especies particulares para poder volver la obra verde. En ese lugar, entró una enfermedad que no la pudieron parar y volvió las zonas secas. Construí canastas, como gotas. Hay que partir de nuevo, porque se quebró. Usé troncos gigantescos, la raíz más joven se calcula que tiene 300 años, son canastos donde la gente puede dormir. Esa obra nació porque el lugar me daba ese mensaje, de modificar la realidad y que permita ser habitado y no tener que irse.

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