Siente que en 2015 tocó el cielo con las manos. “Fue sin dudas mi mayor logro deportivo en el mountain bike y una de las alegrías más importantes de mi vida”, cuenta Graciela Vargas cuando recuerda la medalla de oro que consiguió en el Mundial Master de Vallnord en La Massana, Andorra.
La biker de Yerba Buena se adjudicó una competencia que fue vibrante de principio a final. “La carrera fue de cuatro vueltas al trazado. Cuando ingresé en el tercer giro y venía primera, sabía que la medalla de oro podía ser mía. Había muchos argentinos en el circuito. Me alentaron permanentemente. Me sentía local, porque me gritaban y me daban fuerza. Fue algo increíble. Había una gran barra y los que estuvieron afuera disfrutaron la presea como propia. Yo lloraba de emoción”, reveló Graciela, que completó el recorrido en 1 hora, 25 minutos y 37 segundos, relegando por 52 segundos a la española Natalia Benítez. Tercera se ubicó Mar Franco y cuarta quedó Aurora Ramos, ambas de España. En tanto, la chilena Francisca Campos llegó en el quinto lugar. “Se acercaron muchos bikers de otros países a felicitarme y ahí recién me di cuenta lo importante que era lo que había conseguido”, agregó la ganadora de la categoría de 30 a 34 años de la especialidad cross country.
Circuito bien estudiado
Vargas reveló que ese año se preparó para pelear bien arriba y que su objetivo era lograr el oro. “Estaba muy bien y llegué 15 días antes a Europa para prepararme de la mejor forma. Sabía que podía conseguir el objetivo. Además antes de viajar, a la parte más difícil del circuito la tenía muy bien estudiada gracias a los videos de YouTube. Era una subida muy prolongada. Y el trazado estaba ubicado a 2.000 metros de altitud. Yo me sentía cómoda en ese lugar, porque siempre hice mi pretemporada en Tafí del Valle, que está a una altitud muy parecida. Estaba en el lugar justo, para intentar conseguir lo que siempre había soñado”, comentó. “En la competencia fui siempre adelante. No era una estrategia, sino que se dio así. Iba con corredoras de otras categorías. En la trepada larga de piedra, a la que había estudiado muy bien, hice la diferencia que me permitió ganar la carrera. En la parte final, Natalia se me acercó mucho. La gente que me hacía la asistencia técnica, me pedía que mantenga el ritmo, que estaba a un paso de la consagración. Y por suerte se dio”, indicó.
Llegar al Mundial de Andorra no le resultó una tarea sencilla a Graciela. “Fue complicado en la parte económica y en la parte organizativa. Mi familia hizo un gran sacrificio para que yo pueda viajar. Todos me ayudaron en lo económico y para cuidar a mis hijas Jazmín y Milagros, que en esa época tenían 4 y 11 años”, precisó.
Experiencia internacional
Vargas llegó a ese certamen con una gran experiencia internacional, ya que antes había competido en cuatro mundiales. “El primero fue en 2011, el que se realizó en Camboriú, Brasil. Ahí debuté con la medalla de bronce. Estaba feliz, porque el resultado era muy bueno. Había muchísimo barro y venía cuarta durante casi toda la carrera. Recién en el final puede superar a la biker que estaba tercera. Al año siguiente, también en el mismo lugar, conseguí la misma presea. En esas dos ediciones solamente había corredoras de América”, contó.
En 2013, el Mundial se realizó en Sudáfrica y ahí la tucumana estaba convencida de que iba a pelear bien arriba. Sin embargo el resultado no fue el esperado. “Terminé cuarta. El circuito era muy exigente y bien técnico. Creía que podía dar mucho más, porque dos semanas antes había ganado los Juegos Olímpicos Master que se celebraron en Torino, Italia. Llegué muy confiada a Sudáfrica, pero no rendí lo que esperaba. Me sentí ahogada durante gran parte del circuito”, reveló.
Su mejor actuación, antes del oro logrado en Andorra, había siendo en el Mundial de Noruega de 2014. “Conseguí la medalla de plata. El circuito era durísimo y encima tenía mucho barro. Parece que ese terreno me vino como anillo al dedo, porque rendí en un gran nivel. Sin dudas fue una de mis mejores actuaciones”, señaló.
Graciela Vargas sabe que lo conseguido en el Principado de Andorra será algo que quedará en la historia del mountain bike tucumano. “Cruzar la meta primera fue algo maravilloso. Esa imagen no me la olvidaré nunca”, concluyó.








