Cartas de lectores
Cambio climático Cambio climático

- El cambio climático es real

Estamos viviendo el final de un invierno seco, con la posibilidad de una primavera seca, lo que hace pensar que el arbolado urbano va a sufrir mucho hasta las lluvias de verano. Los lapachos han empezado a florecer; con su nobleza lo hacen, los rieguen o no. Mejor sería que los frentistas que los tengan en sus veredas lo hagan por una cuestión de conciencia. En esta provincia con el 50% de pobreza, cuando la economía obliga a la emergencia alimentaria, el aire más puro y la frescura que aportan los árboles no son las prioridades, pero me resisto a ver que, por acción u omisión, de tan repetida, parezca habitual la violencia contra los árboles y arbustos, seres vivos que integran el ecosistema humano. Quizás cuando la peligrosidad del coronavirus se reduzca tanto que podamos circular libremente sin temor al contagio, propio o ajeno, quizás será el momento de cuidar ese pedacito del medioambiente concreto que es el árbol de la vereda que adorna mi casa. Nos queda tener tan despierta la mirada y la conciencia que no nos permita verlo como inevitable, y ser tan activos como para ver qué podemos hacer.

René Carlos Roncedo


- Diputado Ameri

Más vergüenza de lo que pasó en la Cámara de Diputados debería darles a todos los funcionarios nacionales, provinciales y municipales que cobran sumas enormes, en relación a lo que ganan la mayoría de los empleados, y encima nombran “asesores”, choferes, secretarios, redactores, etcétera, con sueldos privilegiados. Un ejemplo y sobra: la novia del diputado Ameri  cobra $ 140.000 mensuales como asesora en el Congreso de la Nación”. ¿Massa y compañía no tienen vergüenza?

Rodolfo Dagum

Avenida Salta 721 - San Miguel de Tucumán


- El espejo del país

Las escenas cotidianas dan cuenta de las barbaridades y los disparates que llevan a cabo millones de argentinos en diferentes situaciones. Sólo basta con observar y analizar los hechos para saber por qué a esta sociedad no le va bien en comparación con otras sociedades, donde prevalecen la conciencia y la cordura en las acciones de los sujetos. El comportamiento, en líneas generales, es el espejo del país. Qué duda cabe. Allí se ven reflejadas las actitudes desacertadas, desmedidas, inescrupulosas, irracionales de mucha gente. Cabe preguntarse qué ocurrió en los últimos 50 o 60 años para que no se hayan formado, profesionalizado, ciudadanos más comprometidos con conductas ejemplificadoras en el conjunto social. Cuáles fueron los motivos del surgimiento de generaciones que cultivan el odio, que desprestigian a las instituciones, que no respetan al prójimo, que protagonizan episodios lamentables sin siquiera sonrojarse. Son algunos de los interrogantes que nos formulamos quienes entendemos que una nación es construida por quienes la habitan. El espejo del país es el resultado de una sociedad que no termina de aprender las normas de conducta y de convivencia. Asistir a la falta de conciencia civil es penoso. Los ejemplos sobran, pero podemos citar algunos, como los incendios intencionales en las islas, la desobediencia a las medidas de seguridad para no contagiarnos de covid-19, la vergonzosa escena íntima con una mujer, protagonizada por un diputado nacional en pleno debate parlamentario. Esto y mucho más nos obliga a decir que en estas condiciones es impensable un mejor país.

Marcelo Malvestitti


- ¿Quién, señor? ¿Yo? No, señor

¿Cuándo dejaremos de echarle la culpa al Gobierno que se fue? ¿Cuándo será el momento en que los que se fueron, y los que están, y de una vez por todas piensen en el país y su pueblo que los elevó al poder? Dejen de priorizar el que yo no fui, la culpa es del otro, y pongan primero la Patria y después el partidismo inexistente e irreal. Deben dejar de ser cínicos y asumir en conjunto la responsabilidad de mantener la democracia, sin relatos estériles. A los cuatro vientos y todos sin excepción, declaman la unidad nacional y esta nunca llega; nos encontramos cada vez sin rumbo y a la deriva. ¡Basta ya! Debemos dejar de lado el egoísmo; si los que estuvieron y están gobernando no convocan, somos nosotros, el Pueblo que desde el llano debemos exigir que cumplan nuestro mandato y procedan de inmediato a encaminar y poner el país en el rumbo que todos anhelamos.

Federico Yurcovich


- Acceso a la información pública

He leído el editorial de LA GACETA “El acceso a la información pública sigue en mora” (19/09). Aprovecho este espacio para dar mi opinión. El gobernador Manzur no sólo incumplió la promesa que le hizo a la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas de adherirse a la Ley  Nacional N° 27.275; también engañó a los tucumanos, ya que prometió lo mismo en la última campaña electoral en la que fue reelecto. La historia nos enseña que desde la antigüedad, quienes gobiernan han buscado centralizar y controlar la información, ya que les confiere poder e impunidad sobre el resto de la comunidad. La transparencia y el derecho de acceder a la información pública  son los cimientos constitutivos de un sistema de gobierno democrático-republicano. El acceso a la información hoy es reconocido como un derecho humano. Estos derechos son bienes básicos y esenciales que incluyen a toda persona por el solo hecho de su condición humana. Una democracia con aspiraciones de crecimiento y desarrollo sustentable implica el reconocimiento y las garantías para el ejercicio pleno de los derechos humanos. El acceso a la información pública es uno de ellos y este carácter ya no se discute desde que la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso “Claude Reyes Vs. Chile”, el 19/09/2006, lo reconoció como derecho humano, como parte del derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. En el mismo fallo se reafirmó la obligación que tiene el Estado de suministrarla. Están también contemplados en el Pacto Internacional de Lima (año 2000). Tucumán parece ser que no pertenece a una república democrática, ya que este derecho se nos niega de modo deliberado, usando argumentos  insostenibles. Cada día que pasa parecemos más súbditos y siervos de un régimen absolutista monárquico que ciudadanos. Lo más grave: las instituciones públicas con competencia en la defensa de los derechos humanos que funcionan en Tucumán permanecen sordas, ciegas y mudas ante esta situación. Espero que en su segundo mandato los señores Manzur y Jaldo hagan lo necesario para que Tucumán tenga su ley de acceso a la información pública y de transparencia institucional. Es sabido que la falta de transparencia de los actos de gobierno favorecen la corrupción (la combatimos o somos cómplices). Además, permitiría a los ciudadanos juzgar la actuación de sus representantes y hacerlos responsables de los perjuicios que provocan.

Juan Francisco Segura


- Fallecimiento en soledad

Quiero hacer público el final de la historia que me motivó a escribir mi carta anterior (“Ley urgente”, del 11/09) con el pedido que hice a nuestros legisladores. El día 23/9 falleció la esposa de mi amigo. La última imagen que le quedó de su esposa fue haberla dejado sentada, llorando, en la guardia del sanatorio. No le permitieron ni acompañarla a la pieza; luego estuvo una semana en una habitación sola, aislada; tampoco le permitieron verla. Por Dios, eso es inhumano, innecesario; luego ya fue a terapia, su estado se agravó, respirador, la familia pedía que le pongan plasma y como no estaban homologados no lo podían hacer. Pasaban los días, empeoraba, hasta que le pusieron plasma; mejoró un poco y luego volvió a emporar hasta fallecer. Me pregunto cómo hubiera sido la historia si al principio de la internación le hubieran puesto el plasma, cuando ella estaba medianamente con fortaleza; o haber aplicado el hoy muy nombrado ibuprofeno inhalado. Tal vez ella estaría viva. Es un final muy triste de la historia, y mi pedido nunca se hizo masivo y nunca llegó a los legisladores. Sé que algún día lo harán; para eso habrá muchas más muertes y familias destrozadas por no haber podido acompañar y despedir a un ser querido.

Mario Santiago Guillén


- Corrupción 2020

Génesis 1 y la historia de la desobediencia a una orden, ley le llamaríamos hoy, por parte de Adán y Eva, quienes al ser requeridos por el dueño del Paraíso para dar explicaciones, sólo atinaron a decir que la culpable era la antigua serpiente, no ellos (seréis como dioses, les dijo). Es una conducta que nos acompaña desde entonces. Sintieron vergüenza al verse desnudos, o sea, expuestas públicamente sus miserias. Hoy eso mismo hace la corrupción; nos exhibe desnudos, frente a nuestras familias, amigos, la sociedad y al Creador, y muchas veces quedamos solos, porque hasta las serpientes huyen. Culmina aquella historia antigua, con una sanción o pena para los desobedientes infractores de la ley, la expulsión del Paraíso, pero como alguien de la política dijo hace unos años, quién puede decirme algo si todos son corruptos, y todos nos quedamos en silencio. Todo comenzó hace miles de años, a miles de kilómetros, entre los ríos Tigris y Éufrates, y sigue vigente, después de tantos años, tan lejos del Paraíso y sin Adán ni Eva, porque la corrupción no tiene género. No pudimos cumplir una sola orden, ni diez mandamientos, ni innumerables códigos con sus miles de artículos, ya nada queda por incumplir. Este es el caos donde hemos permitido reinar a la antigua serpiente. Miro al firmamento, y en el espacio sin tiempo, donde el cielo azul cada día despierta y se acuesta con el mar intenso, donde todo parece transcurrir despacio y en silencio, allá donde nace el día y se esconde la noche, allá dónde la luz se convierte en oscuridad, tan lejos, pero tan majestuoso, una mano esboza un trazo con un mágico pincel, luego lo pinta con colores entre amarillos, rojos, verdes, azules y grises. Es una obra de arte, irrepetible, inigualable, invalorable. Es un mensaje, escrito desde antaño. Es una firma, asentada en nubes de papel. Es una promesa que se comienza a desvanecer. Es el principio de los sueños y el final de cada atardecer. Es el punto final y después… será la historia de otro amanecer.

Pedro Isaac Pabón

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