Cartas de lectores
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- Despertemos, Tucumán

Anteanoche una multitudinaria marcha se realizó a Casa de Gobierno, a la voz de un solo grito: “Justicia”. Justicia por Ana Dominé, Javier Gómez, Carlos Sánchez, Raúl Acosta, Andrés Lucena, Luis Espinosa, Facundo Fabersani… y la lista es larga. Son personas que por la inseguridad que hoy vive y reina en la provincia dejaron de existir y pasaron a convertirse en un expediente, en una carpeta con papeles, la cual muchas veces queda reposando en un armario, llenándose de tierra. Y pasan años y todo sigue igual. Sus seres queridos transitan a diario por los pasillos de tribunales, mendigando un poco de justicia. Justicia que para la gente de bien no existe; el tiempo pasa y las familias andan penando en marchas y en tribunales. Y muchas veces la causa prescribe y queda en la nada. Aquellos que se levantan temprano para ir a estudiar o trabajar, los que pagan los impuestos, la gente de bien, a ellos muchas veces la Justicia los ignora. ¿Pero qué se puede esperar si hace tiempo que la Justicia está podrida, si tenemos jueces y fiscales que se venden o manejan a su conveniencia? Hoy el pueblo salió a reclamar lo que corresponde por el simple hecho de ser seres humanos, pero que nuestra provincia y nuestro gobierno nos niegan. El tener un poco de justicia y de seguridad. ¿Cuándo fue la última vez que salimos a la calle sin miedo? ¿Cuándo fue la última vez que los niños jugaban y dejaban la bicicleta en la vereda y al volver seguía allí? ¿O salir a bailar y saber que sí vas a volver a casa? Hoy fue Ana, en mayo fue Carlos Sánchez (un “delivery” que salió a trabajar). Mañana podés ser vos, puede ser un familiar, o puedo ser yo. Nadie sabe, lo único que sí sabemos es que gracias a este gobierno y a los fiscales y jueces que tenemos, nos va a costar tener seguridad y justicia.

Víctor Alejandro Dávalos


- Doctor Amenábar

Corría el año 1983 y mi amigo Jesús Amenábar, con quien había sido compañero toda la carrera de Medicina, ya se encontraba realizando en Buenos Aires su residencia en el hospital Ramos Mejía. Jesús había sido un brillante alumno en la UNT; al recibirse en el 81 y al no existir residencias médicas en Tucumán, viajó a la gran ciudad en la búsqueda de un buen lugar para especializarse. Al año siguiente y siendo yo ya médico, debí cumplir con el servicio militar y en el 83, y siguiendo yo los pasos de Jesús, arribé también a Buenos Aires, que para nosotros, los del interior, representaba un gran desafío. Logré ingresar a la Fundación Cardiológica Pombo de la Academia Nacional de Medicina y todavía resuenan en mí las afectuosas y aprobatorias palabras de Jesús: “no lo dudes, Juan, es un muy buen lugar”. Porque él era así: entusiasta, franco, afectuoso, pero a la vez paternal, en el convencimiento de que, como amigo, te estaba haciendo un bien y dando un buen consejo. Y no se equivocaba Jesús: me quedé en la Fundación Pombo e hice carrera ahí por largos 17 años; la dirigía a otro tucumano, el doctor León de Soldati. Las palabras de Jesús marcaron mi vida y eternamente se lo agradecí. Regresé a Tucumán en el 2000 y la vida quiso que de nuevo nos reencontráramos con Jesús y trabajáramos en equipo en el sanatorio que también había sido el de su padre y hermanos, lo cual considero que fue un honor y gusto a la vez, viéndolo cómo actuaba, siempre priorizando al enfermo en la búsqueda de una solución adecuada a su dolor y patología. Han pasado los años y como todo el mundo lo expresó por múltiples medios, hoy nos damos cuenta de que Jesús era un grande, sí, un ser distinto, con mayúsculas; y en lo personal así lo puedo atestiguar. Seguro que él no estaría de acuerdo, por su sincera humildad, con la disputa de poner su nombre para tal cual institución hoy. Aunque toda la sociedad tucumana lo siente de corazón. Gracias amigo por todo lo que fuiste.

Juan L. Marcotullio


Ituzaingó 1252
 - Yerba Buena


- Botón rojo

A esta altura de los acontecimientos, y situados en el punto exacto en el cual no podemos ver la luz al final del túnel, los números indicarían que el problema está lejos de quedar atrás. Superadas por la magnitud del desafío, las autoridades nacionales y provinciales nadan en un mar de confusión y desconcierto. El errático mensaje presidencial de que no hay cuarentena confunde a la ciudadanía, que sufre angustiosamente las restricciones todavía vigentes. La vuelta de fase en algunas provincias y localidades está terminando de fundir a los que, a duras penas, pudieron sobrevivir tras casi 180 días de prohibiciones. La amenaza presidencial de apretar el botón rojo, para confinarnos nuevamente al comienzo de esta pesadilla, nos demuestra que el único recurso que le queda para manejar la situación es infundir miedo, factor agitado intensamente por el periodismo militante oficialista. Y en ese contexto desesperante, el mensaje gubernamental es que los únicos culpables de esta situación somos los “irresponsables” que echamos a perder con nuestra conducta el esfuerzo de esta cuarentena eterna. Y en esa hilación somos “irresponsables” por no saber bancarnos seis meses de encierro; por no poder trabajar para conseguir el sustento diario; por no saber superar la angustia y la desazón de semejante desastre al no tener ninguna certeza futura; por no poder dar el último adiós a nuestros seres queridos; por ver derrumbarse el esfuerzo personal de toda una vida de trabajo y no saber “reinventarse”…etcétera. Y cuando la crítica contundente se hace sentir contestan infundadamente, que con Macri habría miles de muertos. Y justamente, sin llegar a tanto, quizás este sea el momento en que nuestra poco iluminada dirigencia (incluidos varios opositores) debería bajarse del pedestal de la soberbia que la caracteriza y mirar hacia el distrito que mejor está manejando la crisis: la ciudad autónoma de Buenos Aires. Transitando el cuarto mandato macrista y situada en el ojo del huracán de la pandemia, la ciudad autónoma consiguió amesetar la curva de contagios en alrededor de 1.300 casos diarios, desde mediados de julio. Realizando testeos masivos en todos los barrios y apelando permanentemente a la responsabilidad personal (no amenazando) se mantienen a raya los números de víctimas fatales y ocupación sanitaria. Esto contrasta nítidamente con el desastroso manejo bonaerense de la pandemia. Quizás la explicación está en la conducción política y la capacidad de los equipos sanitarios de cada lado. Solamente escuchar las declaraciones públicas de cada uno clarifican el porqué de los resultados conseguidos en cada lado. Estos serían aún más positivos en CABA, si no fuera por las miserias políticas del Gobierno nacional, que impiden flexibilizar aún más las restricciones. Todo esto certificado contundentemente por la ya habitual perla negra semanal del presidente Fernández, cuando dijo: “nos provoca culpa ver la opulencia de la ciudad ante tanta miseria en el resto del país”…cuando tendría que ser exactamente todo lo contrario.

Ricardo A. Rearte


- Escenarios desestabilizadores

Aumentan rápidamente los contagios y los fallecimientos por efecto de la Covid-19 en todo el territorio nacional. Luego de 180 días de pelear contra la pandemia, marcada por la expectativa de un milagro que la detenga, o de una vacuna que ponga fin a la crisis, que ya excede el ámbito de la salud y de la economía, para instalarse como un instrumento más de la política. El desesperado intento de la oposición por desgastar al Gobierno nacional derivó en escenarios que Cambiemos intenta manipular con maniobras y propuestas impropias al ámbito electoral, al tiempo que recurre a actitudes desestabilizadoras que fueron la antesala de los golpes de estado. En el primer escenario los intentos desestabilizadores fueron las movilizaciones, para medir la reacción del Gobierno nacional; las protestas del 25 de mayo pasado en el Obelisco apenas convocaron a 200 personas, pero inexplicablemente el Ministerio de Seguridad no reaccionó a pesar de disponer del instrumento legal para hacerlo; a partir de ese momento las protestas se multiplicaron en todo el país, llevando los contagios de 12.628 a más de medio millón, y los fallecimientos de 467 a más de 10.000; la pasividad del Gobierno rememora el gesto del General Perón al perdonar a los responsables del fallido golpe del 11/6/55, para ser derrocado a los 76 días subsiguientes. El segundo escenario muestra la incapacidad y la inexperiencia de algunos funcionarios del gabinete para hacer frente a los problemas de la crisis; como no controlar el aumento de los precios de la canasta básica (causal del malestar en la sociedad), perder de vista el desorden en las tarifas de los servicios públicos que en algunos casos se incrementaron en un 24,34% en 30 días, falta de control sobre el cumplimiento del decreto presidencial en el congelamiento de las tarifas, por ende las empresas que prestan los servicios, que por lo general son monopólicas, como en Tucumán, tienen a los consumidores a su merced. Todas estas falencias motorizan los reclamos por mayores salarios, si a estas situaciones le agregamos el hecho de que un grupo minúsculo impidió cumplir una orden judicial, más la actitud de la policía que con armas, y violando todos los principios constitucionales, sitió la sede presidencial, más un escenario agravado por una bomba molotov arrojada contra la Quinta de Olivos, sin la reacción del Gobierno, entonces estamos ante un serio problema de conducción institucional y política. Señor Presidente, en esta coyuntura, la oposición no es un adversario político, es un enemigo saturado de odio que busca desestabilizar al gobierno popular. Aprovecho la oportunidad para expresar mi punto de vista sobre la estructuración del gabinete; sus integrantes no deben ser elegidos por amistad, se los debe sentar en sus cargos por capacidad, experiencia y probada pertenencia al espacio político que representan, estas cualidades podrían haber facilitado detectar con anticipación la protesta policial, y el malestar por el descontrol de los precios y las tarifas de los servicios públicos. Señor Presidente, ante la emergencia sanitaria y social, usted debe ejercer con firmeza el poder que el pueblo le concedió por el voto, de lo contrario se puede hacer realidad una de las frases de Juan Domingo Perón: “… con los dirigentes a la cabeza, o con la cabeza de los dirigentes…”

José Emilio Gómez


Reyes Católicos 112
 - Banda del Río Salí


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- Sin agua en El Corte

Hace cinco días que el organismo correspondiente no provee de agua a los vecinos del lado norte de la ruta al cerro San Javier, en El Corte. El gobierno me pide que me quede en casa y me lave las manos asiduamente para evitar el contagio de covid. Simplemente no puedo hacerlo. Ni yo ni mi familia. Tampoco puedo limpiar mi casa, lavar la ropa o bañarme diariamente. Raciono al extremo la poca agua que puedo acumular por otros medios. Sé que la sequía que sufrimos es la más importante en décadas. Sin embargo, la llegada de las lluvias será un alivio pasajero. Cortarán nuevamente el suministro por la suciedad del agua. Los dos filtros de casa, que periódicamente debo limpiar, no serán suficientes para detener el barro que colmatará las cañerías. En mi experiencia de 18 años como vecina de El Corte, esta situación se volvió moneda corriente. Si la SAT no tiene agua para proveernos hoy ¿qué se puede esperar cuando se instalen más de 30 familias con idénticas necesidades de agua en el último loteo habilitado legalmente por los organismos correspondientes y con un servicio de provisión deficiente por su falta de continuidad, cantidad y calidad?

Gabriela Paula Lupiañez


Lote7, Calle Las Tipas, El Tipal
 - El Corte, Yerba Buena


- Billetes de $10

Creo que toda iniciativa que tengamos en favor de nuestra salud durante la pandemia, no dará buenos resultados mientras sigamos pasando de mano en mano los billetes de $10. Estos, si no traen apareado el coronavirus, enferman del estómago, porque sólo ver la suciedad y el deterioro que contienen provoca náuseas. Creo haber escuchado alguna vez, que iban a hacer o hicieron monedas de ese valor. Si las hicieron, agradecería que alguien me informe adónde fueron a parar las mismas.

Daniel E. Chavez


- El poder del crimen

Hoy ya no podemos hablar de justicia porque no existe y es así como mueren personas de la manera más terrible; porque robar por necesidad se puede justificar, pero matar de la manera más impune y sangre fría es porque no se pone límites y estamos al borde de una crisis que ya no se podrá detener. Hay que ser realistas; si evaluamos esta sociedad vulnerada vemos que se hace natural el robo y la muerte y no debe ser así así. Se permitió durante 38 años de democracia el desborde de la clase marginal o quizás no sea así, pero hoy todo se confunde en un deterioro donde nadie cumple su rol.

Carlos Rubén Ávila


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