Un aviso de juego duro y audaz

Un aviso de juego duro y audaz

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Apenas Leeds ascendió a Primera, con el colega y amigo Alejandro Wall debatíamos a qué partido valdría la pena viajar a Inglaterra para ver a Marcelo Bielsa en la Premier League. “Leeds vs. Manchester City, ‘El Loco’ contra Pep Guardiola”, me dijo. Ahí mismo le respondí que prefería el partido contra Liverpool. Bielsa vs. Jürgen Klopp. No tanta posesión. Ataque contra ataque. Fútbol-heavy metal, como suele decir el DT alemán. Me quedé corto. Veinte minutos y ya tres goles, otros dos anulados y tres situaciones clarísimas más.

El campeón, que lleva 60 partidos invicto en su estadio de Anfield (“sin gente no es Anfield”, había dicho Bielsa), terminó ganando 4-3 por un penal tonto cometido a cuatro minutos del final justamente por el fichaje estrella, Rodrigo, ex Valencia, centrodelantero de la selección de España, demostración del poder económico de la Premier. En la cuenta final, la victoria del equipo de Klopp acaso fue justa. Pero Leeds también pudo haber logrado el 4-3 con un hermoso tiro libre de Kalvin Philips, volante que, gracias a su crecimiento con Bielsa ya se ganó la convocatoria a la selección inglesa.

Bielsa avisó en la previa que es un hombre de palabra. Sólo confirmó su permanencia como DT de Leeds 24 horas antes del debut, después de que el contrato fue definitivamente acordado y firmado, y no por dos temporadas, como quería el club, sino por una, como quería él.

El primer penal a los tres minutos de iniciado el partido (mal sancionado, según la prensa inglesa, pues contradice la nueva reglamentación), hizo pensar lo peor. No fue así. El primer tiempo fue de una intensidad tremenda. La cámara mostró a los 36’ la cara del joven árbitro estrella de la Premier, Michael Oliver. Estaba sin aire. Le costaba seguir un partido que casi no tenía medio campo. Que iba de un área a la otra. Fue 3-2 para Liverpool. Podría haber sido 5-4.

El 3-3 (gran tanto del polaco Mateusz Klich) parecía definitivo. Liverpool (campeón la temporada pasada por casi 20 puntos sobre el City de Guardiola) presionaba pero sin claridad. Hasta que llegó la tontera de Rodrigo y el segundo penal y tercer gol del egipcio Mohamed Salah. “Wow, unbelievable” (increíble) pareció decirle Klopp a Bielsa en el saludo final. Lo fue. Bielsa sorprendió lanzando pelotazos y ataques masivos, de hasta con cinco jugadores, a la espalda de una defensa siempre muy adelantada, pero que se vio sorprendida. La mayor jerarquía individual de Liverpool era clara de antemano. Lo que sucedió luego no.

Los titulares de las crónicas inmediatas (como esta misma) afirman que Leeds avisó que viene a jugar duro. “Bienvenido Bielsa”, coincidieron muchos de los informes. “El Loco” confirmó su audacia. Arquero de 20 años. Centrales de 24 y 20, el primero recién llegado y el segundo casi debutante en Primera. Y ambos contra el mejor ataque de la Premier, acaso el mejor en toda la historia de Liverpool. Y, finalmente, un 4-1-4-1 que podría haber sido timorato así estático en una pizarra, no en la cancha, porque, sabemos, el fútbol de Bielsa (“Bielsa-ball”, dicen los diarios) es dinámica pura. Cuando llega, lo hace con mucha gente.

El segundo tiempo, era inevitable, fue más pausado, impreciso, pero con ambos equipos sin renunciar al arco rival. Eso es Bielsa. Eso es Klopp. Leo en el entretiempo un tuit de un amigo desde España. “Que Liverpool-Leeds y el Granada-Athletic sean el mismo deporte me parece increíble”. Se puede jugar y ganar de muchas maneras. Bielsa y Klopp tienen la suya. Mirando al arco de enfrente.

El camino será largo. A diferencia de la Premiership, en la Premier habrá más derrotas que victorias. Habrá que ver cómo se mantiene el estilo. Y esa palabra tan de moda en estos tiempos: “sustentabilidad”. Muchos recuerdan al Norwich de la temporada pasada, recién ascendido, de gran campaña inicial, con puntos y buen juego, y luego derrota tras derrota, hasta que cayó otra vez a Segunda, extenuado y casi dando pena. Por eso alguna euforia desmedida puede resultar prematura. Eso sí, parece claro que muchos tendrán que dejar el apodo histórico de “Dirty Leeds” (Sucio Leeds) por ciertos episodios polémicos y pasados en la historia del club. El Leeds de Bielsa podrá ser cualquier cosa menos eso. Y lo que sus equipos jamás resignan es luchar hasta el último minuto. Y atacar. Nunca olvidarse de atacar. En casa propia. O, como ayer, en la casa del campeón.

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