Una caída generó el accidente mortal en Las Talitas

Una caída generó el accidente mortal en Las Talitas

Mató a su vecino cuando intentaban detener a un joven en el barrio Soeme.

REVISANDO. Un perito busca evidencia en el lugar del hecho.  REVISANDO. Un perito busca evidencia en el lugar del hecho.

“Fue un hecho lamentable, trágico y doloroso. Esta es la consecuencia de vivir en la inseguridad. Un amigo mató a otro de manera accidental por salir a defender sus cosas y la de terceros. Esto no puede pasar más. Los tucumanos estamos hartos de vivir así. Esta es la muestra”, indicó María del Carmen Rodríguez, una mujer que observaba angustiada el trabajo de los peritos y forenses en una vivienda del barrio Soeme, en las Talitas.

Ayer a la madrugada, Héctor Coronel, de 51 años, perdió la vida al recibir un disparo accidental. El proyectil que lo mató salió de un arma que llevaba su vecino Bartolomé Gil (55) que se accionó cuando se cayó. Ambos habían decidido salir en auxilio de una mujer al sospechar que un ladrón había ingresado a su casa a robar.

El viernes en una casa de ese barrio, Jonathan Iramain (22) se encontraba consumiendo bebidas alcohólicas en su casa junto a su pareja Julieta Micaela Vergara (20) y otras personas. Dijeron que en medio de la reunión se presentó un vecino al que identificaron como Pablo Monachesi (26) junto a otros tres jóvenes que, sin que supieran los motivos, comenzó a amenazar al dueño de casa con un cuchillo.

Iramain, que habría recuperado el 30 de agosto la libertad por una causa penal, temiendo por su vida decidió escapar saltando por las tapias primero y después por los techos de sus vecinos. La Policía, en cambio, sospecha que esa fue la versión que dio el joven para evitar tener problemas legales.

La presencia de un sospechoso por los techos generó toda una confusión. Los habitantes del barrio denunciaban que había un ladrón escapándose por los techos. “Todos comenzaron a gritar y a salir de sus casas buscando al delincuente. Era una locura porque ya estamos hartos de sufrir con tanta inseguridad”, destacó Pedro Gómez.

Coronel y Gil, junto a sus hijos, fueron algunos de los que salieron a buscar al sospechoso. De pronto, una mujer comenzó a gritar que un joven estaba en el interior de su domicilio. Un grupo entró a la casa y encontraron al ladrón. “Estaban todos ahí. De pronto, se sintió un disparo y todos se asustaron. Don Héctor, que era muy conocido en el barrio por su bondad, cayó al suelo y ahí todos se dieron cuenta que había resultado herido. Fue todo muy rápido”, comentó Elba.

Según las primeras averiguaciones, Gil ingresó corriendo y se cayó pesadamente, por lo que el arma que llevaba en su mano se disparó de manera accidental. Esa versión fue confirmada por los médicos que encontraron en su cuerpo lesiones características a las que sufre una persona cuando cae pesadamente al suelo.

El desenlace

El herido fue trasladado al Centro de Salud donde falleció mientras era operado. La bala le había atravesado el abdomen y generado daños irreversibles. “Nos causó mucho dolor e impotencia que por una cosa de nada se haya llegado a este final. La gente está cansada”, agregó Elba.

La Policía llegó al lugar y se encontró con un barrio revuelto y con Iramain golpeado. A los pocos minutos, Gil entregó la pistola calibre nueve milímetro que portaba en el momento del accidente, su hijo, una escopeta calibre 12 y el hijo de Coronel, otro revólver calibre 22.

“Fue una desgracia. Ellos se conocían desde hace mucho tiempo. Espero que ahora no tenga problemas por lo que pasó. Fue un accidente”, dijo Mario Lencina, quien aseguró que los protagonistas de este lamentable episodio eran muy amigos y que era nomal verlos juntos.

Por el caso intervinieron tres fiscales. Primero Adriana Giannoni, que al confirmar que no se trataba de un homicidio doloso, declinó la competencia por la muerte de Gil y será su par Ignacio López Bustos de la oficina de Delitos Graves contra las Personas el que se encargue de llevar adelante la pesquisa. Por su parte, desde la unidad fiscal de Flagrancias I a cargo de Carlos Picón, se dispuso que no se tome medidas en contra de Iramain, ya que no se pudo probar que haya cometido un robo.

“Lamentablemente esto sucede en una provincia en la que las buenas personas se ven obligadas a defenderse porque el Estado no las protege”, concluyó Mario Jiménez.

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