Una “cartonera” pide ayuda para sostener una olla popular

Una “cartonera” pide ayuda para sostener una olla popular

Pasaron hambre en la crisis de 2001 y ahora no quieren revivir esa experiencia.

A PULMÓN. Ivana coloca el cartel escrito con tiza del comedor. la gaceta / foto de martín dzienczarski A PULMÓN. Ivana coloca el cartel escrito con tiza del comedor. la gaceta / foto de martín dzienczarski

Ivana Burgos tiene un recuerdo nítido de lo que significó la crisis del 2001, aunque tenía sólo 12 años entonces. Su papá era vendedor ambulante y en la casa familiar -en el barrio 11 de Marzo- había días en los que no alcanzaba el dinero para comer. La alternativa era mate cocido y algo de pan. Por eso ahora ella, que es cartonera, organiza en su casa junto a sus compañeras y su esposo un merendero tres días a la semana y cocinan, cuando consiguen donaciones, una olla popular.

“La situación era difícil. No había merenderos y comedores como ahora, no había ayudas del Estado como la tarjeta Alimentar. Se cocinaba cuando mi papá traía plata, si no, se tomaba mate cocido. Era muchísima la necesidad”, contó Ivana acomodándose el barbijo. Su marido, Alejandro Luna (38 años), tenía 19 cuando la crisis de 2001. “En mi casa también había muchas necesidades. Tomábamos mate cocido cuando no había para comer. Por todo eso que pasamos tratamos de mantener el merendero y queremos hacerlo todos los días. Y también hacerlo seguido al comedor, que no sea sólo una olla popular cada varias semanas”, agregó Alejandro, que trabaja de albañil. Por eso, dijeron juntos, el merendero-olla popular se llama “Corazoncito Feliz”.

Ivana trabaja, junto a seis compañeras, como “recuperadora urbana” con la Fundación Mujeres de la Patria Grande, dentro del proyecto “Recuperadores Urbanos - Aquí Nadie se Rinde”. Les guardan el cartón y el papel en distintos locales comerciales y casas de familia. Ellas lo pasan a buscar y logran, junto a la fundación, venderlo a un corralón. Con lo recaudado, parte va a la compra de insumos para sostener el merendero que ahora funciona tres veces por semana en su casa, en el barrio Néstor Kirchner. Y para juntar lo que falte para hacer una olla popular junto a las donaciones que consiguen.


Fundación

Para Merry Anastacio, fundadora de Mujeres de la Patria Grande, la tarea de Ivana y sus compañeras la llena de orgullo. “No es el único merendero y comedor que gestionan las personas con las que trabajamos. Buscamos con los recuperadores urbanos que los municipios reconozcan su trabajo, que se mejoren sus condiciones de trabajo porque llevan a que cada municipio ahorre muchísimo con lo que reciclan ya que no va a parar a un relleno sanitario. Trabajan 300 cabezas de familia como cooperativas. Hay 60 mujeres que son promotoras ambientales, informan a los vecinos de los cuidados de medioambiente y de la separación de basura. Hacen la recolección del material y con eso obtienen un sustento. Como somos muchas personas, logramos pelearla para que nos paguen un mejor precio: en vez de $ 4 por kilo de cartón nos den $ 7”, dijo Anastacio.

“Queremos que sean reconocidos en el sistema de recolección como recicladores urbanos. Son toneladas de basura que se evitan de ir a relleno sanitario que le significan un ahorro a los gobiernos. Nosotros por semana reciclamos 10 toneladas. Lo que pasa es que con el mote de ‘cartoneros’ se invisibiliza a los trabajadores precarizados y explotados del reciclaje en cada ciudad”, agregó Anastacio.


Solidaridad

La tarea solidaria de Ivana comenzó en 2017, cuando habían organizado en su casa una actividad por el Día del Niño. Después buscaron sostener un merendero cada vez que podían. Hasta que empezó la pandemia y empeoraron las condiciones económicas. Antes, en cada olla popular podían servir 100 platos de comida. La última vez hicieron para 250 personas y no quedó nada. Lo que necesitan, contó, son madrinas y padrinos que permitan sostener el comedor algunas veces por semana. Y la merienda a diario.

Cocinan en el patio de la casa de Ivana, a la intemperie y con leña. Tienen una olla para hacer la merienda, pero piden prestado para poder hacer la olla popular. Apuntaron que necesitan un anafe, dos ollas de 80 litros, enseres de cocina y tablones. Y la mercadería.

“Hacemos esto para que la gente no padezca las carencias que nos tocó pasar a nosotros”, explicó Ivana mientras colocaba el cartel pintado con tiza en la entrada. La chocolatada estaba lista. Sus compañeras Jésica Castro, Romina López, Gabriela Correa, Micol Pajón, Magdalena Herrera y Belén Romano prepararon todo.

“Me di cuenta de las necesidades cuando en la última olla popular no quedó nada, nos desbordamos”, contó Jésica. En el patio, las chicas servían las viandas de chocolatada y bollos. El contacto de Ivana es 381-3459932.


Asistencia

Comedores y merenderos

El Estado provincial asiste a 110 cocinas comunitarias, 80 centros de cuidado y nutrición infantil y 520 comedores escolares. Además, las organizaciones sociales aseguran que, entre merenderos y comedores populares, sostienen al menos 500 espacios de alimentación en la provincia. Desde el inicio de la pandemia, en todos los comedores aseguraron que se incrementó la demanda de raciones de comida.

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