Para El Bondi el proceso artístico importa tanto como el resultado y su edición

Para El Bondi el proceso artístico importa tanto como el resultado y su edición

El colectivo lleva siete años entre apropiaciones y citas, con estéticas alejadas de la belleza. Un trabajo en diferente escenas. En salones y en las calles. Con el carrito cartonero en una feria

UNA FERIA FRANCA . Hasta una fotocopiadora  gratuita llegó a funcionar durante la exposición.  UNA FERIA FRANCA . Hasta una fotocopiadora gratuita llegó a funcionar durante la exposición.

Que un colectivo lleve en la escena artística siete años no es frecuente. Por caso, los grupos que más se recuerdan en esta provincia, como Tenor Grasso, El Ingenio o Los Pasteles Rojos, no se acercaron a esa edad.

Sucede que El Bondi le escapa a la palabra grupo, y prefiere llamarse equipo.

Todo comenzó con la instalación de un tanque militar de cartón de dimensiones reales, construido en una pequeña sala en el fondo de un hostal en Buenos Aires al 600. No podía ingresarse porque todo el espacio estaba ocupado por la muestra titulada “Stanpunktslebre”.

Era diciembre de 2013, transcurrían los días en que la policía liberó zonas para los saqueos, enfrentamientos y represión. Antes de esa exposición todo era ensayo, dicen los artistas; conversaciones en una pensión de Villa Alem. “Entre esas premisas que nos ocupaban la cabeza en nuestro comienzo, hablamos de un no-autor, entonces la formación poco importaba o al menos no importa más que las ideas y el llevarlas a cabo (acción y proceso)”. Desde ese momento El Bondi, aunque cambió la formación, se mantuvo con Matías Zelarayán, Roque Manzaras y Maximiliano Romero Almenar.

Posteriormente trabajaron con un carro cartonero que ubicaron en las puertas del MUNT y luego trasladaron a un pub de San Juan al 1.000. En la Semana del Arte (Rosario, 2016) montaron el asentamiento “Golondrina” a orillas del río Paraná, y en la Bienal de Arte Joven (Buenos Aires, 2019) en una enorme sala, un estudio de exhibición y enseñanza de cerámica con imágenes de culturas indígenas y copias y réplicas de piezas arqueológicas. “C-14” se posicionó en La Recoleta, para ser más precisos, en la sala Cronopios.

Enlaces

Todo indica que estas prácticas contemporáneas linkean con estéticas que visibilizan lo precario y lo inestable; lo cartonero. Hay palabras como el caos que se intuyen en estas intervenciones que mucho tienen que ver con el situacionismo francés de los 60.

“Coincidimos en trabajar los proyectos en función del contexto. Eso nos lleva a ciertos lugares que no pueden separarse de lo ético y político. Nos pasa mucho que la forma inicial de las acciones o ideas cambian en el desarrollo (con trabajos de edición arduos)”, responden los artistas durante la entrevista con LA GACETA.

Detrás de cada pieza, hay que advertir un estudio previo y no pocas reflexiones, textos que se han leído y que funcionan como intertextos. “Contemplamos el resultado como parte del proceso. Casi siempre nos vemos más involucrados en el trabajo para construir sea lo que sea que estemos haciendo, que en lo formal. Encontramos cierta armonía y goce dentro del caos”, precisan.

Copias de citas

En 2018, en el Salón del MUNT presentaron “Duty Free”, una zona franca con una feria de copias, piratas, ropa usada, PC’s que disparan textos y una fotocopiadora. La apropiación y las citas, con performance y humor. Reproducciones de conocidas obras de artistas no menos famosos. Una especie de “saladita” del arte.

UN TANQUE. En un hostal de Barrio Sur el objeto ocupó todo el espacio. UN TANQUE. En un hostal de Barrio Sur el objeto ocupó todo el espacio.

Citas de citas; un arte político que incorpora la realidad en una institución, y disloca su propia situación de obra. Incluso, la proyección de un tutorial del artista Pablo Siquier para enseñar a hacer una copia de otra copia. En la pared se podía leer “La propiedad es un robo”, una frase del padre del anarquismo, Pierre Joseph Proudhon, que se incorporó en el transcurso de la instalación. En Buenos Aires, el texto fue: “La propiedad es imposible”.

- Son grupo, colectivo o qué..

- Nos hemos redefinido como equipo. Tenemos objetivos comunes y alto compromiso; las tareas se realizan por capacidad y habilidad, hay interdependencia y una evaluación centrada en el proceso y el resultado. Aquí no hay objetivos individuales.

- Obras y piezas...

- A muchas de nuestras propuestas, las orientamos hacia la ‘delincuencia’ como mecanismo de construcción. Concebimos piezas en cada propuesta para discriminarlas de la solemnidad de obra de arte. En esa soltura, el trabajo cobra irreverencia hacia la historia del arte. ‘Spam’ seria una pieza clave en la conformación del conceptualismo que podemos proponer, un mensaje que nunca fue leído.

- Trabajan en Rosario, Buenos Aires, Catamarca y Tucumán...¿Venden obras?

- Estuvimos rodando en esos lugares este último tiempo. Viendo más de cerca algunos mecanismos institucionales y del espectro del arte. El vínculo con Catamarca no es directo desde el colectivo. Tuvimos visiones de crear alrededor de El Bondi diversos espacios y proyectos que con el tiempo fueron separándose o depurando y desapareciendo. Sí tenemos más vínculo como colectivo, con la escena rosarina, con una larga lista de amigos y colegas. No pensamos en realizar obras para vender, pero finalmente quedan restos de las instalaciones o registro de las acciones que toman otra dimensión y que en tiempos de mercado total alguien les pone un precio. Vendimos una obra, cuando montamos una feria en la calle como parte del ‘Asentamiento’, en la Semana del Arte de Rosario. La experiencia en el ‘Mercadicto’ (el Mercado Cultural) fue algo similar: la intención contextual tracciona que eso suceda.

- ¿Cómo mantienen el perfil colectivo? ¿Es distinto en cada uno de ustedes?

- Más que perfil colectivo es como una caja negra, nos parece que es casi automático las metas, las propuestas, siempre que comprenden desafíos colectivos y personales. Después se acciona colectivamente. A veces no notamos cosas muy distintas de las que hacemos como solistas, porque incluso en nuestros procesos estamos en contante diálogo. Hay matices personales en lo colectivo. Pero a la vez no es lo mismo lo que hacemos fuera del Bondi.

- Una parte de su producción está en las redes sociales. ¿Se ponen todos de acuerdo antes de un tuit?

- Las publicaciones no siempre se dan en un marco de debate para después llegar a consensos. Cada uno sube por su cuenta en la identidad del Bondi y constituyen un metadiscurso (y muchas veces nos contestamos en una misma publicación). Se trata de lo experiencial ante todo, y el pajarito es el pajarito (en el minuto a minuto en el aquí y ahora el consenso es todo lo que suma a abrir debates, esto se aplica a cualquier red social. Con lo de arteBA nos quedamos con muchas memes en la bandeja de salida); los medios siguen siendo medios y en ellos se construyen realidades sospechosas, pero no por eso dejaríamos de meter dedos en las llagas. Hoy, que se habla mucho del trabajo de los artistas precarizados, estamos esperando dar el debate sobre la plusvalía de las obras y el valor de reventa. La romantización del trabajo es precarización laboral.

Cartón: la materia prima y objetos vagabundos  

Los materiales de desecho han sido la materia prima de El Bondi Colectivo. El cartón principalmente, desde la primera pieza con el cual construyeron un tanque y luego fue el carro cartonero que recorrió el MUNT y Casa Managua. Cuando en Rosario hicieron “Golondrina” utilizaron lo que llamaron “objetos vagabundos”. El cartón también se encontraba en “Mercadicto” (en avenida Mitre y San Juan) donde permutaban rollos por naranjas. Y con otros materiales, en “Container”. Pero las herramientas digitales y las redes sociales también fueron y son su materia prima.

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