De vuelta al encierro

Mientras el mundo intenta de a poco retomar las actividades pausadas por la pandemia, Tucumán retrocede sobre sus pasos y, en pleno resurgimiento, vuelve a suspender las flexibilizaciones que había dado. La decisión, tomada a causa del creciente número de contagios de covid-19, afecta no sólo a los aficionados sino también a los pequeños empresarios y trabajadores del deporte que recién habían comenzado a respirar después de meses sin generar.

Es el caso de los gimnasios, las clases particulares, los box de crossfit, los centros donde se practican distintas disciplinas. Todos ellos y muchos otros más, se vieron obligados a pausar totalmente -por 15 días- sus trabajos y a rogar que sólo sean esas dos semanas y no se sume después más tiempo. Pérdidas económicas, de clientes y acumulación de deudas, entre los ítems que tienen que volver a afrontar.

Los profesores y preparadores físicos que trabajaban en clubes hace algunas semanas que sufren este “parate”. A ellos, les llegó el pedido de parte de las instituciones cuando recién volvían a arrancar. La diferencia con el comienzo de la cuarentena es que antes el horizonte poco visible para todos incentivó el ingenio en los profesionales que no querían parar la actividad de golpe y se adaptaron a la individualidad dentro de casa. Ahora, en pleno crecimiento de contagios, con el tiempo de aislamiento acumulado y un final que no se avizora, el incentivo parece desaparecer.

A los practicantes poco les duró la felicidad del regreso, y entrenar en casa ahora cuesta mucho más. Por suerte aún queda libre la posibilidad de hacer actividad respirando verde. Cerca de casa y acompañado hasta con una persona, los tucumanos pueden aprovechar para despejar la cabeza con ejercicios hasta que todo vuelva a la normalidad o, por lo menos, hasta que se sepa cuál será la “nueva normalidad”.

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