Por el mismo túnel que recorrió Mandela

Por el mismo túnel que recorrió Mandela

La última gira intercontinental del seleccionado tucumano tuvo como escenario al mítico estadio Ellis Park, en Johannesburgo, donde se jugó la final del Mundial de Rugby 1995.

PARA EL RECUERDO.  Arriba, el seleccionado en el mítico Ellis Park, donde enfrentaron a Golden Lions. Abajo, Allister Coetzee, coach de Stormers en ese momento, transmite conceptos ante la mirada de Santiago Chavanne, José Banegas, Bruno Cuezzo, Lucas Barrera Oro, Juan Pablo Lagarrigue, Federico Mentz y Mauro Gelsi. Una experiencia inolvidable para todos. PARA EL RECUERDO. Arriba, el seleccionado en el mítico Ellis Park, donde enfrentaron a Golden Lions. Abajo, Allister Coetzee, coach de Stormers en ese momento, transmite conceptos ante la mirada de Santiago Chavanne, José Banegas, Bruno Cuezzo, Lucas Barrera Oro, Juan Pablo Lagarrigue, Federico Mentz y Mauro Gelsi. Una experiencia inolvidable para todos.
22 Agosto 2020

Estadios donde se juega al rugby hay muchos en el mundo, pero sólo unos pocos son reconocidos como verdaderos “templos” de este deporte: en esa categoría no oficial se incluyen escenarios míticos como Twickenham, en Londres; Millenium, en Cardiff; Eden Park, en Auckland, Stade de France, en París; y Ellis Park, en Johannesburgo. A este último ya lo tenemos en vista la gran mayoría de los argentinos, aunque la mayoría no lo sepa: fue el que alojó el triunfo de la Selección dirigida por Diego Maradona en su debut en el Mundial de Sudáfrica 2010, 1-0 sobre Nigeria gracias a una gran “palomita” de Gabriel Heinze. Sin embargo, lo que consagró a Ellis Park como un anfiteatro de altísima carga histórica y simbólica sucedió 15 años antes, cuando el seleccionado sudafricano de rugby ganó allí su primera Copa del Mundo, entregada al rubio capitán Francois Pienaar de manos del mismísimo Nelson Mandela. Un símbolo de unión en un país históricamente divido por la cuestión racial.

En 2011, el seleccionado tucumano de rugby tuvo el privilegio de jugar en ese escenario, en la que fue su quinta gira intercontinental, luego de las experiencias por Europa (1989), Australia y Nueva Zelanda (1991), Gales (1998) y Francia (2007). Los Naranjas se habían ganado ese privilegio el año anterior al coronarse en el Cross Border, torneo anual que enfrentaba a seleccionados provinciales de Argentina con seleccionados nacionales de países limítrofes. El problema fue que el premio que recibieron no cubría la totalidad de los gastos del viaje, por lo que jugadores y staff tuvieron que trabajar a contrarreloj para juntar el dinero que faltaba. “Hubo que hacer todo muy rápido, pero es muy rescatable cómo trabajaron los chicos, porque todos querían ir. La Unión de Tucumán también hizo su aporte”, recuerda Oscar Prado, entrenador de aquel equipo junto a José Chavanne, Javier Martínez Riera, Julio José Paz y Leonardo Gravano. El 2 de febrero, tres días antes de partir, el seleccionado cayó en un amistoso contra los Pampas de Daniel Hourcade, un equipazo que contaba con varias figuras “naranjas” (Nicolás Sánchez, Julio Farías, Benjamín Macome, Gabriel Ascárate) y que poco después ganaría la Vodacom Cup de punta a punta.

Luego sí, vino la gira por la tierra de los Springboks. “Tucumán es muy reconocido afuera. Allá muchos se acordaban de la batalla que había sido la visita de Sudáfrica en cancha de Atlético”, describe Prado. La empresa que contrató el seleccionado para realizar la gira le organizó dos amistosos, el primero de los cuales fue nada menos que contra Golden Lions. “Así nos fue también. El resultado no es precisamente un grato recuerdo, je”, admite Oscar, refiriéndose al 82-19 que sufrieron los Naranjas frente al poderoso equipo sudafricano, que contaba con un joven Elton Jantjies. A pesar de que Tucumán era el campeón argentino, las diferencias entre un equipo amateur y uno profesional fueron evidentes.

Francisco Granata fue el autor del único try tucumano, y más allá de la derrota, se llevó el consuelo de haberle marcado a Lions y en Ellis Park. “Había que festejarlo, por más que nos iban llenando. Era un rival de otro nivel, pero al margen del resultado, fue una experiencia inolvidable haber jugado en una cancha con tanta historia”, resalta el de Cardenales.

Pablo Pérez Toranzos, uno de los managers de ese equipo, lo define como uno de los momentos de mayor impacto que le dio el rugby. “Recuerdo cuando salimos del vestuario. Era de noche, pero desde el túnel la cancha se veía como si fuera pleno día, por la iluminación del estadio. Además, caminar por ese túnel por donde pasó Mandela, como se ve en la película ‘Invictus’, fue algo muy especial. Ojalá algún día otro seleccionado tucumano tenga la posibilidad de vivir esa experiencia tan magnífica”, anhela Pablo.

La gira se cerró con un triunfo sobre Western Province Invitation en Ciudad del Cabo (56-42) y un entrenamiento dirigido por Allister Coetzee, por entonces head coach de Stormers y años más tarde de los propios Springboks. No fue la última gira al exterior del seleccionado tucumano (en 2019 viajaron a Paraguay), pero sí la última fuera del continente. Y es que pasaron sólo nueve años, pero por cómo ha cambiado todo, pareciera que transcurrieron muchos más. Ni el Cross Border ni el Campeonato Argentino existen ya, y los seleccionados provinciales del interior hoy luchan por volver a tener una competencia oficial. Quizás entonces se revaloricen y vuelvan a soñar con giras como la de 2011. “Como alguien dijo una vez, la gira es el mejor estado para un hombre de rugby”, certifica Prado.

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