García Uriburu plantea los paisajes como símbolos de identidad

García Uriburu plantea los paisajes como símbolos de identidad

Una exposición del famoso artista, junto a Valentín Demarco, se puede visitar on line. El ombú, el gomero y especies en extinción,

PROTAGONISTAS. Los árboles, los animales y las aguas son el centro de reflexión de la pintura de García Uriburi, disponible en el Museo Fortabat. PROTAGONISTAS. Los árboles, los animales y las aguas son el centro de reflexión de la pintura de García Uriburi, disponible en el Museo Fortabat.

No será nada sorprendente que se escriba sobre Nicolás García Uriburu, uno de los artistas argentinos más conocidos en el mundo. Pero sí hay que llamar la atención que, más allá de sus obras, su paso entre distintos estilos y géneros y su accionar, constituye una lección para los artistas.

En otras palabras, enseña a ver, mirar y aprender arte. Ese arte que, a veces, nos habla directo con sus imágenes, sus colores, sus acciones; que puede disfrutarse y hasta conmover.

El Museo Fortabat inauguró una exposición temporal on line de García Uriburu (1937-2016), como parte del ciclo dedicado a explorar su colección.

En esta oportunidad, el curador Joaquín Aras ubicó sus pinturas en diálogo con el trabajo del contemporáneo Valentín Demarco, en una propuesta que revela en ambas obras coincidencias en la noción de paisaje como símbolo de identidad, afirma Mercedes Ezquiaga de la agencia Télam.

En el sitio www.coleccionfortabat.org.ar y en las redes sociales de la institución (@colecciondeartefortabat) se puede visitar la muestra que reúne cinco pinturas emblemáticas del artista y militante ecológico, quien, en una intervención artística legendaria, tiñó de verde fluorescente las aguas del Gran Canal de Venecia en 1968, durante la Bienal de esa ciudad, convertida luego en una obra hito del Land Art, una tendencia importante que surgió a principios de los 70.

Las pinturas “Iguazú nocturno (Cataratas)”, “El gomero” y tres obras de la serie “Ombú” fueron las elegidas por el curador y artista para que se relacionen, de manera virtual, con las creaciones de Demarco, que investiga el imaginario en videos e instalaciones.

“Son dos artistas que reflexionan profundamente sobre el lugar de donde vienen. Ambos piensan el Sur. En el caso de García Uriburu esto se da principalmente a través de la reflexión sobre el medio ambiente, mientras que Demarco explora modos de preservación de la identidad nacional y de la tradición local en diálogo con la cultura contemporánea y la estética queer”, señala el curador en esa nota.

Según Aras, si bien García Uriburu pintó “especies en vías de extinción y realizó coloraciones de aguas en las grandes ciudades del mundo para pensar el vínculo entre naturaleza y civilización, también piensa la región en sus series de personajes y lugares icónicos argentinos y sus mapas sin divisiones políticas, donde América del Sur aparece más grande que la del Norte”.

La muestra se propone destacar la conexión entre los dos artistas a partir de la manera atípica en que trabajan el paisaje. “Ambos usan sus elementos como símbolos regionales y afectivos. Los árboles, las aguas y los animales son los protagonistas de las obras”, dice Aras.

La mentalidad cartográfica de García Uriburu ubica a la naturaleza antes que a la civilización, por eso en sus pinturas se ve una naturaleza fortalecida, que vence a la civilización, la que no tiene otro remedio que acomodarse, se puede leer en un texto.

La preocupación por el medio ambiente hilvanó vida y obra del artista y si bien la coloración en Venecia fue su obra cumbre, en 2010 tiñó de verde las aguas del Riachuelo, en una iniciativa junto a Greenpeace, para denunciar la polución crónica, lo que causó un inmenso impacto visual, recuerda Ezquiaga. Otro momento clave de su carrera fue a principios de los 80, cuando plantó, junto al artista alemán Joseph Beuys, 7.000 robles en el predio donde se celebraba la prestigiosa exposición Documenta Kassel.

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