Se cumplen tres décadas de un show emblemático del punk rock argentino

Se cumplen tres décadas de un show emblemático del punk rock argentino

Se cumplen tres décadas de un show emblemático del punk rock argentino CAPTURA DE VIDEO
18 Agosto 2020

Los Violadores, indiscutible ícono del punk rock argentino a lo largo de la historia, diseñó hace tres décadas uno de sus más recordados shows de una carrera signada por los vaivenes, tanto en el estricto orden musical como en el de las relaciones interpersonales.

La agencia Télam recuerda que el emblemático recital ocurrió un sábado 18 de agosto de 1990 en el estadio de Obras Sanitarias, que todavía no estaba bautizado como El Templo del Rock pero que ya se ofrecía como alternativa al “rico Luna Park” (parafraseando a Los Redondos) para aquellas formaciones que crecían en popularidad.

De ese espectáculo que comprendió algo más de 20 temas y casi dos horas quedó un testimonio: “En Vivo y Ruidoso” (CBS, 1990), primer disco en directo de la banda y sexto de una trayectoria marcada por la coherencia ideológica y estética.

Ese concierto entregó -además- aristas, que definieron esa relación “amor-odio” por la que siempre transitaron el cantante Pil Trafa (Enrique Héctor Chalar según sus documentos) y el guitarrista Stuka (Gustavo Fossa). La banda se completó esa noche con el bajista Robert Polaco Zelazek y el baterista Sergio Vall.

El show otorgó tres características peculiares, aparte de los 20 temas tocados y las dos horas de duración. La primera estuvo representada por el acercamiento de la música clásica a un género, en apariencia, sin puntos de contacto como el punk, con la irrupción del tenor Carlos Saidman, quien subió al escenario entre tibios aplausos, cautivó con una frenética versión de la “Novena sinfonía-Himno a la alegría” (de Ludwig van Beethoven), y luego se despachó con un tema del grupo convocante.

La segunda fue un inédito (para ese momento) cuestionamiento al mundo de la política a cargo de Pil Trafa, que cargó contra el entonces juez federal de San Isidro, Alberto Piotti, quien había detenido a la banda en 1988. Y por último, permitió descubrir a Federico Gil Solá, quien fue inmediatamente convocado para integrar Divididos.

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