Artes visuales: en su taller santiagueño, un artista tucumano sueña con la zafra

Hace más de tres décadas que se fue del Tucumán natal para radicarse en Santiago del Estero, donde se desarrolló como artista y docente. Pero en las pinturas y las esculturas del tucumano Rodolfo “Gaucho” Soria suelen aparecer aquellos cañaverales que lo rodeaban en su Delfín Gallo de la niñez, cerca del ex ingenio Esperanza, que fue cerrado por la dictadura militar en la década de 1960. Sus abuelos eran zafreros. Por eso la imagen de las cañas de azúcar tienen tanta presencia en su obra, como imagen de la identidad tucumana y norteña.

“Es una iconografía importante en mis pinturas y esculturas. He investigado por internet en busca de otros artistas que estuvieran trabajando ese tema y hay muy poca gente -contó-. Uno importante es Wilfredo Lam (vanguardista cubano, 1902-1982), que ha sido uno de mis referentes en la plástica por esa mixtura que tiene entre el realismo y el simbolismo”.

Hace cuatro años, durante un encuentro de escultores en Chipre, el artista realizó una escultura en piedra de 2,40 metros que representa a Deméter, diosa griega de la fertilidad de la tierra, y la relacionó con la Pachamama. “Es un torso donde, en el pecho, surgen espigas de trigo, y en la espalda cañas de azúcar -describió-. También hice una exposición en Colombia, de pintura, y en México hice una obra en acero. En un simposio de escultores en Santa María, Brasil, trabajé una obra en cemento directo, de 2,20 metros, también alusiva a la zafra. En 2014 participé en la bienal de Resistencia, Chaco, con una obra en metal también de gran tamaño”.

Monumento al fútbol

Después de jubilarse como docente de la Escuela de Bellas Artes de Santiago, el artista se dedica de lleno a la producción en su taller.

Hace poco presentó un proyecto de una obra monumental, de seis metros de alto, para ser emplazada en el entorno del nuevo estadio que se construye en esa provincia. Consiste en una pelota de fútbol, concebida como una estructura abierta en acero inoxidable. “Son todas piezas iguales que se deben cortar con láser, después plegar y atornillar -explicó-. Se va armando como un rompecabezas. Tendríamos que hacer fabricar las piezas en Córdoba para después ensamblarlas aquí”.

Casado con la artista santiagueña Mirta Figueroa, el “Gaucho” Soria se siente a sus anchas en la vecina provincia, donde -en su opinión- la gente es muy solidaria.

“Yo he recorrido casi todo el país, e incluso el extranjero, a través de los encuentros de escultores, y he podido comparar las formas de relacionarse que tienen otros grupos sociales. Por eso valoro mucho el trato y la idiosincrasia que tiene el santiagueño. En esta provincia se cultiva mucho el folclore. Las tradiciones folclóricas tienen una gran presencia en la cultura del pueblo. Y aunque las artes plásticas no estaban tan desarrolladas como en Tucumán, desde hace unos 18 años se viene trabajando con una política cultural que ha reivindicado la labor de los artistas visuales, no solamente de los músicos. Se están generando proyectos que significan trabajo para los artistas”.

Hoy Soria está en plena tarea pictórica y escultórica. Ha terminado una pieza en metal que representa a una figura humana en tamaño natural. Es un personaje de 1780, vestido con un traje de la época. En una mano lleva una farola y en la otra un estandarte con el escudo de España. La hizo por encargo de la Municipalidad santiagueña, para ser emplazada en la vía pública. “Es un personaje que tiene que ver con la expulsión de los misioneros jesuitas, que estaban encerrados en el Convento de Santo Domingo -explicó el artista-. Los obligaron a salir de allí y les ordenaron que se fueran a Córdoba. Tuvieron que irse caminando, sin ayuda de nadie”.

Tributo a un rebelde

Soria señaló que a esa obra la realizó con ayuda de Juan López, un joven escultor santiagueño, y ahora están haciendo otra, también a pedido del municipio. Es la imagen de Juan Francisco Borges, que fue el precursor de la autonomía provincial.

“La estoy haciendo con chapa batida -detalló-. El personaje va a llevar en una mano la espada y en la otra un papel, como símbolo de las bases teóricas que impulsaban la autonomía. Físcamente, Borges era muy parecido a Manuel Belgrano. A la parte del rostro la vamos a hacer en yeso directo (técnica consistente en adición de materia sobre una estructura predeterminada por el artista y cuando el yeso fragua se desbasta lo necesario). Una vez logrado el parecido, de acuerdo con un retrato existente, haremos un molde para vaciarlo en cemento”.

El retrato escultórico de Juan Francisco Borges tiene que ver con la conmemoración de los 200 años de la autonomía provincial de Santiago. Borges cultivaba ideas federalistas y luchó, desde 1814, por la autonomía de Santiago, que dependía de la provincia de Tucumán. Protagonizó dos rebeliones. En la primera se hizo proclamar gobernador en lugar de Tomás J. Taboada, que había sido nombrado por Bernabé Aráoz, el entonces gobernador de Tucumán. En 1815 fue detenido pero huyó a Salta. Desde allí regresó encabezando una nueva rebelión, que fue sofocada. Una vez apresado Borges nuevamente, Belgrano ordenó su fusilamiento.

A menudo se confunde al militar santiagueño Juan Francisco Borges con otro Borges: el coronel Francisco Isidro Borges Lafinur, nacido en Montevideo, que participó en la campaña del desierto y en la guerra del Paraguay, y murió en combate tras unirse a los rebeldes en contra del presidente Nicolás Avellaneda, en 1874. Borges Lafinur fue antepasado del escritor Jorge Luis Borges, que lo recuerda en su obra literaria.