Todo es historia: el día en que los Naranjas ganaron dos veces

Todo es historia: el día en que los Naranjas ganaron dos veces

En la campaña de su décimo título argentino, al seleccionado tucumano le surgió un rival inesperado justo antes de jugar la final.

RECONQUISTA. En 2013, Tucumán recuperó el título en Fisherton, donde lo había ganado en 2010.  RECONQUISTA. En 2013, Tucumán recuperó el título en Fisherton, donde lo había ganado en 2010.

Como cada uno de los 11 títulos que ganaron los Naranjas en el Campeonato Argentino de Mayores, el de 2013 tuvo sus particularidades. Fue el inicio del último ciclo de dominio nacional del seleccionado tucumano en el ya desaparecido torneo de las uniones, y durante el camino fueron quedando muchas anécdotas y recuerdos propios de un ambiente de complicidad, como el que se produce cuando un equipo está de viaje. En esa aventura que fue la campaña de la décima conquista, una de las historias más pintorescas se produjo al final, justo antes de la definición ante Rosario: en el trayecto del hotel a la cancha de Jockey Club local, en Fisherton, el micro que trasladaba a los Naranjas se vio demorado un largo rato a causa de un auto que bloqueaba el camino. Un obstáculo inesperado que ponía en riesgo la llegada a tiempo para la final.

Para entonces, el equipo conducido por Alejandro Molinuevo, José Macome y Diego Ternavasio ya había superado momentos de angustia, como la visita a Córdoba o la semifinal contra Buenos Aires, pero este no dependía de los jugadores. Bueno, en cierta manera sí, como se verá más adelante.

El nuevo staff de entrenadores había asumido el desafío de devolver a Tucumán a la cima, lugar que había ocupado por última vez en 2010. A principios de año, y sin tiempo de trabajo, Molinuevo y Ternavasio debieron tomar las riendas y enfrentar al equipo de Pampas XV, que se preparaba para la Vodacom Cup y que para colmo contaba con varias figuras “naranjas”. No fue extraño entonces que el equipo nacional se impusiera por casi 50 puntos (52-5). Pero habría desquite para “Caco” y “Boga”. En septiembre, y ya con Macome incorporado como entrenador de forwards, Tucumán sorprendió al vencer 18-0 a los Jaguares (Pampas) en Lawn Tennis. Una clara muestra de que Tucumán estaba en condiciones de ganarle a cualquiera.

A la goleada en el debut sobre Alto Valle (56-6) le siguió un triunfo ceñidísimo de visitante (10-9) sobre Córdoba, el campeón defensor. “Recuerdo el frío y la lluvia en la cancha de Córdoba Athletic, que estaba destruida. Estaba casi perdido el partido, y lo ganamos con un try al final. Era un equipazo”, grafica Matías Frías Silva, uno de los debutantes de ese año.

La victoria a domicilio sobre Salta (48-12) le aseguró el primer puesto del grupo, y lo cruzó en la semifinal contra el siempre candidato Buenos Aires, al que derrotó 25-18 en el “Héctor Cabrera”. Tucumán daba sobradas muestras de que el traje de campeón le quedaba pintado, pero todavía faltaba la visita al temible Rosario, ansioso por cortar una racha de más de medio siglo sin lograr el título. En semejante clima de expectativa, alguien tuvo la mala idea de cortarle el camino al micro, sin saber que adentro venían los Naranjas, con varios que superaban el metro noventa de estatura y los 100 kilos de peso, como el capitán Gabriel Pata Curello, Álvaro Galindo, Antonio Ahualli, Carlos Cáceres o el propio “Homero” Macome. Y todos con las mismas ganas de llegar.

Por vía diplomática

“Al parecer, un tipo había tenido alguna clase de siniestro con el auto y no lo quería mover hasta que llegara la Policía”, cuenta Carlos “Búho” Elías, uno de los managers de aquel seleccionado. “No había manera de pasar. Se bajó el chofer del micro a pedirle que se hiciera a un lado, pero el tipo no quería saber nada. Después se empezaron a insultar, y para colmo el del auto se lastimó la mano al pegarle una piña al retrovisor del colectivo. Menos se iba a correr”, agrega.

El problema es que se hacía tarde y comenzaban a aflorar los nervios. “No podíamos seguir perdiendo tiempo. Para colmo, lo teníamos que frenar a ‘Teje’ (Roberto Tejerizo) porque se quería bajar, lo iba a comer vivo. Así que ‘Caco’ (Molinuevo) nos pidió que tratáramos de solucionarlo de alguna forma. Fui a hablar con el tipo y le dije: amigo, tenés dos alternativas. Lo corrés vos al auto, o te lo corren los 25 que están enjaulados ahí adentro y que están llegando tarde a una final. Vos elegí. Por supuesto, ahí entró en razón y lo puso a un costado al auto”, completa el “Búho”.

Ya en cancha de Jockey, donde había ganado el título anterior en 2010, Tucumán puso la experiencia sobre la mesa y le ganó “con la cabeza” a Rosario. Además, como sostiene Frías Silva, los Naranjas tenían un equipazo, con figuras como Matías Orlando (tryman con cuatro conquistas), Galindo, Macario Villaluenga, “Carloncho” Cáceres, Lucas Noguera Paz y Augusto López Salas. Este último fue clave, dos tries -uno maradoniano- para destrabar el partido frente a un rival que contaba con talentos como Román Miralles, Patricio Fernández y un juvenil Emiliano Boffelli. El 33-20 que aseguró la décima corona fue el mejor cierre para una tarde en la que, de alguna manera, Tucumán ganó dos finales: una en la cancha y otra por vía diplomática.

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