La chica de los 205 kilos

La chica de los 205 kilos

Levantando pesas, paralizaba los entrenamientos cada vez que iba por una nueva marca

ACCIÓN. El esfuerzo se nota en el rostro de “Gaby”. Por recomendación de su entrenador, siempre se disponen tres personas por si algo en el levantamiento sale mal.  ACCIÓN. El esfuerzo se nota en el rostro de “Gaby”. Por recomendación de su entrenador, siempre se disponen tres personas por si algo en el levantamiento sale mal.
31 Julio 2020

La rondita se armaba lentamente cada vez que iba poniendo más peso en la barra. Cuando el grueso y largo hierro parecía que iba a quedarse corto por la cantidad de discos que iba colocando, los presentes empezaban a acercarse porque era indicio que iba por una nueva marca personal. Debajo de las viejas tribunas del viejo Palacio de los Deportes que en épocas de pandemia funciona como estacionamiento de los vehículos secuestrados porque sus dueños violaron la cuarentena, una dama llegó a levantar 205 kilos. “Ahora estoy trabajando en un call center y debido a mi horario, tuve que dejar de entrenar”, contó Gabriela González, la protagonista de la pausa que causaba la rondita en los entrenamientos de todos los presentes.

“Cada vez que a mí me tocaba avanzar con un peso nuevo de mayor carga siempre se paralizaba todo y se quedaban cerca mío. Ninguna de las chicas llegó a levantar tanto peso como yo. De manera metafórica, puedo decir que llegar a los 205 fue como escalar el Aconcagua por la ladera más peligrosa”, comparó “Gaby”.

“Creo que estuve un año para poder levantar 100 kilos. Fue muy, muy sacrificado”, remarcó la mujer de 36 años. “La meta siguiente fueron los 150, después 180 y allí nos detuvimos entrenando como dos años hasta dar el salto a los 200. Entre broma y broma, siempre le digo a mi entrenador que él jamás me avisó que había ese peso en la barra. Yo creía que había 180, no 205. Una vez que me concentraba para ir a ejecutar el movimiento lo tenía que hacer o hacer”, relató González parte del proceso que la llevó a levantar cientos de kilos.

Ariel Pérez Domínguez es el “embustero” del peso, asumido por él mismo, que reconoce el engaño. “Al momento que levantó esa cantidad, no me sorprendió, pero si lo veo en perspectiva, cuando llegó por primera vez, sí me sorprende. No tenía un entrenamiento previo de gimnasio. Incluso cuando le puse la barra con cinco kilos de cada lado, se cayó, no levantaba. Pero con el devenir del tiempo empezó a responder al entrenamiento”, explicó el entrenador.

 ACCIÓN. El esfuerzo se nota en el rostro de “Gaby”. Por recomendación de su entrenador, siempre se disponen tres personas por si algo en el levantamiento sale mal.  ACCIÓN. El esfuerzo se nota en el rostro de “Gaby”. Por recomendación de su entrenador, siempre se disponen tres personas por si algo en el levantamiento sale mal.

Lo curioso de la historia es cómo “Gaby” llegó a ser una levantadora de pesas. Nunca compitió en el levantamiento olímpico y tampoco practicó un deporte en alto rendimiento. Lo más cercano fue la práctica del voley en la secundaria que siguió por un tiempo en el club Estudiantes. “Fui al gimnasio con la intención de tonificar mi cuerpo y estar más activa. Decidí ir al Palacio de los Deportes porque era el único cercano a mi casa, gratuito y donde se entrenaba con pesas. Yo jamás había entrenado anteriormente con pesas, así que fui más que nada por curiosidad. Habrán pasado seis meses y los cambios en mi cuerpo eran súper notables, en tamaño como en fuerza. Lo hablamos con mi ‘profe’ y armamos un entrenamiento más riguroso, con mayores cargas en sentadillas”, explicó.

Obviamente, lamenta que el tiempo no esté de su lado para seguir practicando. No sólo por los beneficios físicos que lograba con la actividad. “Gaby” experimentaba otro tipo de bienestar cuando la rodeaban y alentaban para elevar los cientos de kilos. “Esa situación me generaba sentimientos inigualables. El único pensamiento era no rendirme nunca”, reveló la chica de los 205 kilos.

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