Racismo, una lucha que nunca acaba

Racismo, una lucha que nunca acaba

La muerte de George Floyd, un estadounidense afroamericano, conmovió a los deportistas sin importar el color de la piel; el campeón mundial de F-1 se convirtió en un activista de la causa.

“Desde niño me tiraban cosas mientras entrenaba en los karts y hasta aficionados se burlaban de mí en un Gran Premio de 2007, una de mis primeras carreras en la F-1”, contaba hace un par de semanas atrás Lewis Hamilton. ¿Qué hubiese pasado si ese niño, abatido por esas burlas, se hubiera dado por vencido y abandonara esa carrera deportiva? El mundo, en específico el deportivo, se hubiese perdido a uno de los mejores pilotos de la historia del automovilismo porque su color de piel es negro.

El séxtuple campeón de la categoría más competitiva de autos del mundo se conmovió tanto con el asesinato de George Floyd (ver “En la historia”) que quiso –y quiere- cambiar la historia en su deporte, primero, y que luego eso decante a todos los sectores de la sociedad. El británico es actualmente el referente mundial en la lucha contra el racismo en los deportes.

En el suyo se ha propuesto no sólo hablar, también accionar y es por eso que propuso la creación de la “Comisión Hamilton”. “Será una asociación de investigación dedicada a explorar cómo el automovilismo se puede utilizar como vehículo para involucrar a más jóvenes negros y emplearlos en nuestros equipos o en otros sectores de ingeniería”, explicó Hamilton sobre el trabajo conjunto con la Real Academia de Ingeniería Británica.

La lucha contra el racismo en el deporte viene desde hace varias décadas. Lo mismo que ha Hamilton en sus comienzos deportivos, le pasó a Jesse Owens, no sólo en el inicio de su prolífera carrera deportiva, sino en su vida cotidiana. “Race” (“El héroe de Berlín” en su traducción al español) es la película sobre la vida de quien en su época (década del 30) fue considerado el mejor atleta de la historia. Si James Cleveland Owens, nombre completo del nacido en Alabama, se hubiese dado por vencido al viajar en la parte trasera de los ómnibus, o ser menospreciado por sus compañeros de la Universidad de Ohio en la que debía alojarse fuera del campus universitario, entre otros tantos actos discriminatorios, el mundo no hubiese visto cómo un ser humano establecía tres récords mundiales e igualaba otro más en 45 minutos como él lo hizo en una competencia universitaria en 1935.

Tampoco, si el afroamericano se hubiera dado por vencido ante el racismo que sufría, el mundo podría haber atestiguado su hazaña en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 al ganar cuatro medallas de oro. Fue en esa Alemania nazi, no sólo racista sino también antisemita, en la que Owens dejó establecido que el color de piel no hace ninguna diferencia en el deporte. En una de las escenas del film, Owens enfrenta una encrucijada cuando la “Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color” le pide que reconsidere su participación en los Juegos Olímpicos en repudio a la ideología de Adolf Hitler.

Las líneas que interpreta el actor Stephan James describen al deporte sin complejidad. No hay raza, ideología y, hasta incluso, da la sensación de que no importa el entrenamiento, sólo importa el momento de competencia. El sonido del pistoletazo de largada hasta cruzar la línea de meta. O lo mismo para Hamilton, cuando el semáforo se pone en verde hasta que ve la bandera a cuadros. “En la pista eres libre de todo esto. Cuando suena la pistola nada me detiene. Ni el color, ni el dinero, ni el miedo, ni siquiera el odio. No hay blanco, ni negro. Sólo rápido y lento. En esos 10” soy completamente libre”, dice el Owens ficticio.

Hamilton, desde su lugar, se propuso que ese sentimiento de libertad sea experimentado por todos los que quieran sentirlo, sin importar el color de piel. Que para todos sea igual de fácil o igual de difícil, pero que en definitiva nadie encuentre dificultades ajenas a la preparación deportiva. “A pesar de mi éxito en el deporte, persisten las barreras institucionales que han mantenido a la F-1 altamente exclusiva”, reflexionó el británico. “La comisión explorará áreas que incluyen la falta de modelos a seguir y servicios de carrera en las escuelas, oportunidades para involucrar a más jóvenes negros y eliminar las barreras que impiden que personas de orígenes más diversos se unan a la industria de las carreras”, explicó Hamilton.

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