El Ojo Crítico Música: Folklore

El Ojo Crítico Música: Folklore

Bellas confesiones de cuarentena.

EL DISCO INESPERADO. Taylor Swift lo compuso en plena pandemia. La foto es del video de “Cardigan”. EL DISCO INESPERADO. Taylor Swift lo compuso en plena pandemia. La foto es del video de “Cardigan”.

MUY BUENO

SPOTIFY / DEEZER

El piano flota en aguas tormentosas y es la tabla de salvación a la que se aferra Taylor Swift para llorar sus confesiones de cuarentena. Dice que un amigo de todos no es amigo de nadie y que, el colmo del destrato, se siente arrojada debajo de alguna cama como quien tira ropa sucia. La melodía es dulce, pero las palabras suenan punzantes y acusadoras. Para Taylor ese piano es la caja mágica capaz de transportarla a quietudes bucólicas, pero también al ojo del huracán. El video de “Cardigan”, mascarón de proa de su nuevo, sorpresivo e irresistible disco, es toda una declaración de principios. Lo dirigió la propia Swift, pero la fotografía corrió por cuenta de Rodrigo Prieto, quien suele trabajar con gente como Scorsese y González Iñárritu. ¿Pero quien puede negarse a Taylor Swift?

“Folklore” no figuraba en ningún plan. Las canciones le fueron brotando a Taylor durante la pandemia hasta conformar un corpus digno de publicación. Temas dotados del color y de la textura del momento: introspectivos, melancólicos, profundos. Una bella tristeza cruza la hora de música que Taylor va desgranando con sus letras extensas y su pop de qualité construido a partir de historias sobre el (des)amor, la amistad y los sentimientos. “Folklore” es tan personal como universal.

El espíritu indie flota sobre el disco completado a tres manos (Aaron Dessner y Jack Antonoff se repartieron con Taylor la producción y la autoría de los temas). Hay además un dúo con Bon Ivar (“Exile”). Pero la sustancia de “Folklore” son los susurros de Taylor, su fraseo magnético y los crescendos vocales -no exentos de coros angelicales- que coquetean con el formato himno (“My tears ricochet”, “Epiphany”).

Los arreglos son delicados, alejados de cualquier estridencia que conspire contra el protagonismo de Taylor. Las bases marcan el ritmo como ecos electrónicos propulsados a la distancia, sin un atisbo de ferocidad percusiva. Hay un cuidado extremo por esa suavidad melódica que hace de “Folklore” un compañero ideal para las grises tardes acuarentenadas.

Consumada artesana en el arte de la balada, Taylor la abraza con fervor en la brillante “Invisible string”, acunada apenas por las cuerdas. La canción forma un tríptico sonoro al engarzarse con las guitarras de “Illicit affairs” y “Mad woman”. En el comienzo del disco al ambiente lo había creado el piano (“The 1”) y en “Betty” aparece una armónica para coronar lo más cerca del folk que “Folklore” se permite llegar.

“Peace” y “Hoax” representan un cierre a la altura de los climas que el disco propone. “La única farsa en la que creo es en la deslealtad de tu amor”, acusa Taylor en el tema que le baja el telón a “Folklore”. Que una mesgaestrella del pop abra su corazón en tiempos de coronavirus ayuda a mirar las cosas en perspectiva. Si Taylor Swift sufre y decide cantarlo sobran los oídos para escucharla.

Bonus track: un poco de metal

Haken eligió el más actual de los títulos para su nuevo disco: “Virus”. Es el sexto trabajo de la banda británica de metal progresivo, en el que descolla la suite “Messiah Complex”. En paralelo, los alemanes de Primal Fear editaron “Metal Commando”, disco que llegó precedido del poderoso single “Along came the devil”. La voz de Ralf Scheepers (foto) es a prueba de covid-19.

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