El Ojo Crítico: "El jurado"

El Ojo Crítico: "El jurado"

Tan difícil como encontrar la verdad.

¿CULPABLE O INOCENTE? Holly (Charlotte De Bruyne) encabeza una de las votaciones. Están juzgando a una mujer acusada de dos crímenes. ¿CULPABLE O INOCENTE? Holly (Charlotte De Bruyne) encabeza una de las votaciones. Están juzgando a una mujer acusada de dos crímenes.

MUY BUENA

SERIE / POR NETFLIX

Cabizbaja, demacrada y solitaria, Frie Palmers (Maaike Cafmeyer) ocupa el estrado de los acusados. La juzgan por dos crímenes: uno reciente, el de su pequeña hija Roos, y otro reactivado tras 20 años de impunidad y cuya víctima es Brechtje, la mejor amiga de Frie. La defiende Spaak (Josse De Pauw), que tiene la barba tan larga como la lengua al momento de interrogar a los testigos. De frente a Frie se erige el tribunal que decidirá su destino: 14 jurados (12 titulares y dos suplentes). Ellos son los verdaderos protagonistas de esta serie belga que figura entre lo poco bueno estrenado por Netflix en lo que va del mes.

La referencia inevitable es a “12 hombres en pugna”, clásico de 1957 en el que Henry Fonda se cargaba la responsabilidad de hacer entrar en razón a sus compañeros del jurado (hubo una remake en 1997, con Jack Lemmon en la piel del mismo personaje). La diferencia es que en esas películas la tensión empezaba y se resolvía en la asfixiante sala de debates. Aquí la cámara escapa de los tribunales para revelar la intimidad de varios miembros del variopinto jurado, reunidos por el azar del sistema judicial.

La historia de Frie, una desgraciada cadena de eventos generados por culpas propias y ajenas, va desgranándose a lo largo del juicio. El principal acusador de Frie es su exmarido, Stefaan (Johan Heldenbergh). Pero el padre de Brechtje, Mark (Koen De Sutter) parece más propenso a creer en ella. Se acumulan las conjeturas, las declaraciones ambiguas, los datos contradictorios, los policías venales, las piezas de un rompecabezas que apenas empezarán a encajar a partir del quinto capítulo. Nada es lo que parece y esta regla del thriller es seguida a rajatabla y con paciencia por los showrunners Sanne Nuyens y Bert Van Dael. Tal vez a “El jurado” le sobren algunos episodios (10, y de casi una hora cada uno, es una exageración), pero el suspenso y las vueltas de tuerca impiden aflojar la atención.

El jurado es un micromundo que la serie explora a partir de varios personajes. Holly (Charlotte De Bruyne), la cabeza del grupo, vive atada a un pasado atroz que hasta la motivó a cambiarse el nombre. Carl (Zouzou Ben Chikha) lidia con una hija adolescente a la que no comprende y luce tan perspicaz como antipático. Joeri (Tom Vermeir), director de una constructora familiar, acusa el impacto de la muerte de un obrero que trabajaba en negro. Noël (Piet De Praitere) es un sexópata ahogado por las deudas y capaz de revelarle las intimidades de las discusiones a un periodista. También está Arnold (Peter Gorissen), viudo, introvertido y víctima de bullying en su empleo -cuida a los monos en un zoológico-. Mientras que Delphine (Maaike Neuville) padece las torturas físicas y psicólogicas de un marido despreciable. Del cruce de todas esas subjetividades dependerá la suerte de Frie.

“El jurado” propone un nuevo y saludable enfoque para el thriller judicial, con el agregado de lo interesante que resulta conocer cómo funciona el sistema en países -en este caso Bélgica- que se piensan a salvo de manipulaciones y corruptelas. Bien dirigida por Wouter Bouvijn, bien escrita y bien actuada, la serie sabe administrar las dosis apropiadas de drama familiar, policial y suspenso.

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