Análisis: grietas de todos los colores

Análisis: grietas de todos los colores

El VAR divide a los españoles y la Conmebol sacó a relucir otra vez sus diferencias con la AFA.

OTROS TIEMPOS. Claudio Tapia le dice algo a Alejandro Domínguez. En la Conmebol nadie escucha al titular de la AFA. OTROS TIEMPOS. Claudio Tapia le dice algo a Alejandro Domínguez. En la Conmebol nadie escucha al titular de la AFA. GENTILEZA CLARÍN

Hay grietas por aquí y grietas por allá. Hay grietas políticas, sociales y también deportivas. Argentina, el país especialista en grietas, observa cómo la tendencia se va globalizado. En los últimos días aparecieron en Europa y Sudamérica. Hay grietas de todo los colores. Los motivos son diferentes, pero las posturas inflexibles son coincidentes.

El VAR provocó la grieta en España. Con la Liga en la recta final de una definición mano a mano entre Real Madrid (puntero con 80 puntos pero con un partido menos que disputará hoy contra Granada) y Barcelona (79, con sólo dos cotejos por jugar). Antes de la reanudación post pandemia, el equipo comandado por Lionel Messi lideraba las posiciones con dos puntos de ventajas, pero entre sus irregularidades y la notable eficacia de su clásico rival (ganó los ocho partidos jugados desde la reanudación) hicieron que el panorama cambiara. Lo que todos pensaban iba a ser un título más para los catalanes que dominan las estadísticas desde hace más de una década, se transformó en una posible consagración “merengue” a partir de la sólida defensa, que convirtió en casi invulnerable a Thibaut Courtois.

Pero no es Courtois el que divide las aguas en ese país. El responsable es el VAR, que se robó el protagonismo en la definición debido a algunos fallos polémicos. Los catalanes en lugar de apelar a la autocrítica por los puntos perdidos, sostienen que la ayuda que recibe su rival -tres penales consecutivos le otorgaron en un momento clave de la definición- es vergonzosa. Desde Madrid, recuerdan las ayudas que recibieron los catalanes en el clásico jugado a fines del año pasado y la protección recibida por Messi en un par de acciones en las que debió ser expulsado. El final de la temporada está caliente, pero la pelea por el VAR la deja al rojo vivo.

Con la misma moneda

La Conmebol demostró una vez más que hay una grieta enorme con las autoridades de la AFA. Las relaciones quedaron dañas durante la Copa América y la entidad le negó a los clubes argentinos la posibilidad de extender al menos una semana el comienzo de la Copa Libertadores. ¿Las razones? En la mayoría de los países del continente ya se autorizaron los entrenamientos y amistosos, mientras que en Brasil se reanudó la competencia. Aquí, en cambio, siguen especulando con una fecha posible.

Nueve a uno. Así terminó la votación para la vuelta del fútbol en Sudamérica. El único voto en contra fue de la AFA. A diferencia de lo que pasó con San Martín cuando no avaló la postura de otros clubes al defender sus derechos deportivos e institucionales, ningún representante de las otras asociaciones se ofendieron ni se enviaron mensajes intimando a los que piensan diferentes para que no “hagan enojar al jefe”. El derecho a opinar se respeta. No se castiga.

De tanto jugar con fuego, la AFA terminó quemándose. Siempre buscó prolongar la reanudación de los entrenamientos argumentando lógicas y entendibles razones sanitarias y se opuso a cualquiera recomendación o pedido. ¿Su postura tuvo que ver con la pandemia o hay que pensar que fue una estrategia para justificar la decisión de dar por finalizada la temporada para beneficiar a los clubes amigos suspendiendo los descensos y otorgando en el escritorio las clasificaciones a las competencias internacionales? En cambio, castigó a San Martín al negarle el ascenso pese a los méritos deportivos.

En las ligas importantes, la temporada se completó con los recaudos necesarios. Argentina tenía seis meses disponibles porque en 2021 se modifica el calendario deportivo: se jugará de enero a diciembre. ¿Por qué tanto apuro? Tal vez porque los intereses políticos pesan más que los deportivos.

La AFA insiste que los entrenamientos en todo el país volverán cuando AMBA entre en fase 4 como de la cuarentena. Se dice que el 75 por ciento de los clubes están en esa región. Desde la fría estadística la posición es inobjetable. Pero AFA no significa Asociación del Fútbol del AMBA. Es la Asociación del Fútbol Argentino. Nadie piensa en las ligas ni en los clubes que compiten en sus provincias. Se conservan estructura prehistóricas que no evolucionan ni se adaptan con los cambios que reclaman estos tiempos, como hicieron otros deportes. Es cierto que hubo un tiempo que el fútbol argentino se concentraba en Buenos Aires. Pero eso cambió. Muchos clubes crecieron y merecen un trato igualitario. Hoy existe un Consejo Federal que nuclea a las ligas provinciales, pero no hay con Consejo Metropolitano para los equipos de esa región bonaerense. Es momento que la AFA sea una verdadera Asociación del Fútbol Argentino y se dedique a organizar los torneos de Primera y Primera Nacional, pero asistiendo al resto por igual.

En la década del 80, Natalio Mirkin y Amadeo Nuccetelli levantaron la bandera del fútbol del interior y forzaron una reestructuración que evitó un cisma. Hoy se imponen nuevos cambios, aunque pensar que esta conducción afista pueda llevarlos adelante es ignorar la realidad. Claudio Tapia llegó por el apoyo de los clubes del ascenso metropolitano y no hará nada que pueda perjudicarlos. Aunque eso provoque una nueva grieta.

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