"Desplazados": el drama de los refugiados sale a la luz en una notable miniserie

"Desplazados": el drama de los refugiados sale a la luz en una notable miniserie

CARA A CARA. Sofie (Yvonne Strahovsky) y Cam (Jai Courtney) en el campo de detención de refugiados. CARA A CARA. Sofie (Yvonne Strahovsky) y Cam (Jai Courtney) en el campo de detención de refugiados.

Repartidos por el mundo, en la actualidad hay alrededor de 60 millones de apátridas que buscan asilo de la guerra y de la persecución. La mitad de ellos son niños. ¿De dónde venimos?¿Adónde pretendemos pertenecer? ¿Por qué necesitamos huir? Migrar en busca de una nueva identidad, de un nuevo país en donde no te persigan por la religión o por las ideas políticas. En donde no te obliguen a ser alguien que no sos. De esto habla “Desplazados” (“Stateless” es su título original). Del desarraigo, de la situación que afrontan los inmigrantes y los refugiados en los países desarrollados.

La miniserie se estrenó en marzo en Australia, por la cadena ABC. Netflix se ocupa ahora de su distribución internacional. Cocreada por Cate Blanchett, Elise McCredia y Tony Ayer, se presentó en febrero en el Festival de Berlín.

La historia sigue a cuatro personajes: el afgano Ameer (Fayssal Bazzi), padre de familia que intenta huir con su esposa y sus dos hijas a Australia; la directora del centro de detención de inmigrantes, Clare (Asher Keddie), que está dispuesta a poner orden allí a como dé lugar; el agente del servicio penitenciario Cam (Jai Courtney), que es padre y se debate entre lo correcto y lo inhumano de su trabajo; y por último Sofie (Yvonne Strahovski), que es una “refugiada por accidente”.

Al relato lo conocemos a través de los ojos de Sofie, el único personaje basado en hechos reales (inspirado en la historia de Cornelia Rau). El punto de vista de ella funciona para que el espectador promedio se sienta identificado, por más que las desdichas de Ameer tengan mucho más peso dramático que las de Sofie. Pero el personaje cumple la función de introducir una persona blanca y de posición acomodada en una situación -la de los refugiados- que representa la triste realidad de millones que no encajan con ese perfil.

Estamos acostumbrados a que Netflix apueste por los géneros puros (thriller, ciencia ficción), pero en este caso se trata de un drama anclado en un lugar, un tiempo y una situación que muestra una evolución más natural e instintiva a partir de sus múltiples relatos, en pro de la exploración de los personajes.

La trama contrapone un Gobierno -el australiano- que decide qué es lo correcto con la moral de los individuos, haciendo de “Desplazados” una serie valiente, actual y necesaria para exponer un conflicto que está muy presente.

El caso detrás

No deja de llamar la atención la extraordinaria historia de Cornelia Rau, ciudadana australiana con problemas mentales que fue detenida ilegamente en un centro de detención de refugiados. Los funcionarios de inmigración no consideraron la salud mental de Cornelia y tampoco investigaron en profundidad el caso.

Había nacido en Alemania, pero su familia se mudó a Australia cuando ella era una niña. Cornelia era azafata en una aerolínea cuando su vida cambió por completo al involucrarse en un culto llamado Kenja Communication.

El líder del culto, Ken Dyers, escuchaba los secretos de los miembros y les hacía sentir que podía ver sus almas. Pero también podía quebrarlos. Dyers le dijo a Rau que no estaba a la altura de las expectativas y que no tenía talento artístico, y esto la destrozó. Ella se convirtió en una mujer imposibilitada de funcionar en la sociedad. Años más tarde contó cómo Dyers la agredió sexualmente, denuncia que muchos otros miembros del culto también realizaron.

La miniserie omite muchos detalles de la vida de Rau (a los fines narrativos tiene la obligación de condensarlos). Entre esos detalles figura el hecho de que Rau se mantuvo durante años entrando y saliendo de instituciones psiquiátricas, se escapaba de su casa y antes de terminar en el centro de inmigrantes estuvo en prisión, en un complejo para detenidos con mal comportamiento.

En 2005, después de 10 meses conviviendo con los inmigrantes, finalmente fue liberada. Durante todo el tiempo que estuvo detenida nunca encontró una contención para su salud mental. Pero su caso, una vez difundido, llamó la atención sobre la difícil situación de los detenidos.

Muy buena

Miniserie / por Netflix

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