El Ojo Crítico: “The politician II”

El Ojo Crítico: “The politician II”

La fórmula se gastó demasiado rápído.

¿QUÉ ESTÁN TRAMANDO? Dede (Judith Light) y Hadassah Gold (Bette Midler), una dupla inoxidable. ¿QUÉ ESTÁN TRAMANDO? Dede (Judith Light) y Hadassah Gold (Bette Midler), una dupla inoxidable.

REGULAR

SERIE / POR NETFLIX

La segunda temporada de “The politician” se consume tan rápido como un fósforo y deja un vestigio tan vago e irrelevante como un palito chamuscado. Queda una sensación al cabo de los siete capítulos, sensación extraña tratándose de un equipo que se toma muy en serio lo que hace (Ryan Murphy, Brad Falchuk, Ian Brennan): que a la serie se la sacaron de encima a toda velocidad. Que escribieron y dirigieron en piloto automático. Que los buenos propósitos -que los hay- quedaron atascados en las tormentas de ideas. “The politician” es frívola, superficial y tan plagada de lugares comunes que su elaboración llama a sospecha. ¿O será, a fin de cuentas, que no mucho más que esto es lo que ofrece la política estadounidense contemporánea? Como foto de ese páramo ideológico en el que reina Donald Trump podría funcionar. Y eso sí que es de lo más lamentable.

La primera temporada había culminado con la candidatura de Peyton Hobart (Ben Platt) al Senado de Nueva York. Lo que se desarrolla aquí es la campaña, de punta a punta, en la que Peyton enfrenta a Dede Standish (Judith Light, siempre formidable), política consumada que tiene la oportunidad de picar mucho más alto: la vicepresidencia de EEUU. Pero en ese rubro de las grandes ligas asoma una rival imbatible: la madre de Peyton (Gwyneth Paltrow), partícipe de un juego en el que todos ponen mientras caminan por la cornisa.

Temas inherentes a la obra de Ryan Murphy están sobre la mesa: diversidad, (multi)sexualidad, medio ambiente, el cinismo millennial, las agendas sub 30 de los grandes centros urbanos. “The politician” intenta explorar esos terrenos pero a la sátira política se le devora el vodevil. Al ritmo de thriller zumbón y punzante lo desincroniza cierta pereza creativa que torna repetitiva la historia. Las infidencias de alcoba, las traiciones, los diálogos telenovelescos -un clásico de Murphy cuando se administran con precisión- convierten “The politician” en un loop del que apenas puede zafar en el último capítulo (aunque queda servida una tercera temporada con aroma a más de lo mismo). Esa delicada frontera entre el humor y el drama, tan bien manejada por Murphy, aquí se desdibuja.

Alrededor de Peyton y de Dede sobrevuela un enjambre de personajes (Bette Midler, Rahne Jones, Theo Germaine. Lucy Boynton, Laura Dreyfuss) que dirigen las campañas y son los que tejen y destejen la trama, aunque -al igual que en la temporada uno-, la aspirante a estrella es Zoey Deutch. Su Infinity sigue siendo de lo mejor.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios