El Ojo Crítico: “Perry Mason”

El Ojo Crítico: “Perry Mason”

Aplausos para el regreso de un clásico.

EL ACTOR IDEAL. Matthew Rhys entrega un gran Perry Mason en la serie que produce Robert Downey Jr. EL ACTOR IDEAL. Matthew Rhys entrega un gran Perry Mason en la serie que produce Robert Downey Jr.

MUY BUENA

SERIE / POR HBO

Para las nuevas generaciones, Perry Mason es un descubrimiento. Para las anteriores, un clásico de la literatura y de la TV. Conformarlos a todos es el desafío de los showrunners Ron Fitzgerald y Rolin Jones y lo vienen haciendo más que bien. La serie de HBO -en el prime time de los domingos, los capítulos quedan en HBO Go para los rezagados- muestra los inicios de Mason como investigador privado y el enfoque resulta un acierto. Es un hombre quebrado por el estrés postraumático (en el capítulo 2 vimos lo que le sucedió en la Primera Guerra Mundial) y desde ese pozo apenas disimulado por el alcohol el personaje aporta los condimentos básicos del policial negro. Sólo falta la voz en off.

Como el Harry Ambrose de “The sinner”, Mason juega al límite. Atormentado, lejos de su familia, peleado con la vida, son los raptos de lucidez -y de brillantez- los que lo distinguen. Es el papel ideal para un gran actor como Matthew Rhys, un perfecto antihéroe desaliñado, con la ropa gastada y un vacío en la mirada que dice mucho más que cualquier parlamento.

La historia se sitúa en Los Ángeles, en plena entreguerras, cuando la Gran Depresión hacía estragos. Mason recorre calles cruzadas por el hambre y por la desesperanza. La gente se agolpa frente a las oficinas de empleos y los perros revuelven la basura. La reconstrucción de la época es impecable.

“Perry Mason” conserva elementos básicos de las novelas de Erle Stanley Gardner y de la serie de TV que protagonizó Raymond Burr entre 1957 y 1966 (cuando Mason ya era un infalible abogado criminalista). A Della Street, papel que hacía Barbara Hale, la interpreta Juliet Rylance; mientras que el giro inclusivo pasa por el investigador Peter Drake, a cargo de William Hopper en la vieja serie: aquí es un policía negro (Chris Chalk) que sufre el racismo y el desprecio de sus compañeros.

Recordemos que Mason está en sus comienzos en la profesión, así que es empleado de un prestigioso abogado (John Lithgow) y su misión es desentrañar el asesinato de un bebé al que habían secuestrado para pedir rescate. En esa trama está implicada la iglesia liderada por la hermana Mary (Tatiana Maslany), aguerrida predicadora que desde el púlpito pide la horca para los criminales. Los padres de la criatura aparecen en el ojo de la tormenta. No es fácil el desafío para Mason, que lucha en dos frentes: contra los potenciales asesinos y contra sus demonios personales. La serie es buenísima.

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