Historias de artistas: el teatro y la danza tienen sus propias fotografías

Historias de artistas: el teatro y la danza tienen sus propias fotografías

Desde hace 25 años, Marga Fuentes sacó decenas de miles de fotos entre analógicas y digitales. Con la mochila y el trípode al hombro. Ahora enseña en la Facultad de Artes.

CARLOS OLIVERA. Escena de “Galileo Galilei”, por el Teatro Estable. CARLOS OLIVERA. Escena de “Galileo Galilei”, por el Teatro Estable.

Cuando comenzó a trabajar concurría a cada función con dos rollos en su máquina; calcula que ahora se pueden hacer en cada sesión hasta 300 imágenes. Se la veía cargar pesados equipos y acomodarlos en las salas, pequeñas y grandes. En el Teatro Alberdi o en La Sodería; se advertía que a la Caviglia la tenía estudiada. Previamente, había un estudio del espacio para saber dónde ubicarse, sobre todo en la oscuridad, cuando se abre el telón.

Las fotografías del teatro y la danza en esta ciudad tienen nombre y apellido: Marga Fuentes.. Tomó clases de teatro, danza clásica y contemporánea para saber cómo se comporta el cuerpo y cómo afecta la emoción, y estudió en la Facultad de Artes desde 1992. Seguramente por esa veta artística uno de sus hijos es músico y la otra, bailarina. “Tuve que aprender a reconocer qué es un pie cerrado, rodillas estiradas, las líneas y muchas cosas más”, le cuenta a LA GACETA.

“La fotografía de espectáculo para mí es como entrar en sueño, y me quedo siempre con las imágenes que me emocionan, con las que gritan lo que yo quisiera gritar”, responde ante una pregunta. “Nunca las conté pero creo que en 25 años de actividad pueden ser decenas de miles de miles, entre analógicas y digitales las fotografías que saqué”, precisa la artista.

TEATRO ALBERDI. Juan Tríbulo y Beatriz Lábatte en el escenario.  TEATRO ALBERDI. Juan Tríbulo y Beatriz Lábatte en el escenario.

Recuerdos, afectos y no poca nostalgia expresa Fuentes cuando rememora que las primeras obras que fotografió fueron dirigidas por Verónica Pérez Luna, Tere Guardia, Raúl Reyes, Víctor Cortés, RIcardo Salim, Jorge Gutiérrez, Beatriz Lábatte, Rafael Nofal.. Tuvo la suerte, asegura, de conocer al “gordo” Olivera (Raúl), Pedro Sánchez y Silvia Quintana.. “Y a Alfonso Gómez Delcey que era un amoroso hombre. Me acuerdo que me sentaba en su rodilla. Y mi viejo querido Nelson González que vio todo lo que me apasionaba y me acuerdo que me llevó a un encuentro en Mar del Plata haciéndome pasar por asistente; revelaba las fotos en el baño del hotel...”, relata.

¿Hiciste sociales? “Hice mucho tiempo sociales pero por lo general para amigos; me gustaba sentirme como en casa”, contesta.

La artista enseña desde hace algunos años en la Facultad de Artes (cuya matrícula no deja de crecer en su carrera) y apunta que del total de estudiantes hay un gran porcentaje que no tiene cámara, nada menos. No la lleva fácil esa cátedra con dos docentes y más de 200 estudiantes.

- ¿Cómo llevabas tu trabajo y tu familia a la vez?

- Mi trabajo era de lunes a lunes. Porque el fin de semana hacia las tomas; mi marido se ocupó mucho de los hijos en esta etapa. Aunque no paraba con el laburo me hacia tiempo para ir a las reuniones de padres, a los actos; hasta disfraces para cuando actuaban les hacía y por supuesto fotos. Durante la semana a más tardar el jueves tenían que estar listas para que las llevaran al diario; eran las épocas de las fotos blanco y negro. Luego vino el forzado a color que supimos investigar revelando en minilab junto a Ricardo Gómez Guchea y sus empleados que, entre paréntesis, me cuidaban los hijos mientras elegía qué copiar o entregar algún material por ahí cerca. Más de una vez me ayudaron a bajar el coche, el hijo, el bolso con pañales, trípode y la mochila. Al museo Iramain me acuerdo iba con el coche cargado con todo eso para hacer reproducciones de obra para Leonardo y su esposa. Pero si tengo que agradecerle a alguien por todo lo que pude hacer es a mi marido que me acompañó siempre a todos lugares, la batería cargando seguro... salía volando y me lo traía. Si hacía una muestra me ayudaba a colgar, escribir mi catálogo. Pero bueno, no eran para muestras en estos casos, o para galeristas, eran para los artistas. Me gustaba la idea que los curriculum tengan fotos en donde se los viera perfectos en el caso de la danza y en su máxima acción.

- ¿Tuviste fotos difíciles?

- Fotografías complicadas para mí son las que hacen mis colegas reporteros... que arriesgan el cuero en las calles; esas no me animo y difíciles fueron las que hice luego que falleció mi madre. Fotografié todo como quedó la casa, sus cosas, las planillas de remedios, su ropa en el ropero, y nunca más volví a entrar. Estuve más de dos años sin revelar esos raw.

- ¿Cómo elegiste esta especialidad para tu profesión?

Creo que no lo elegí yo, me eligieron. Quizás porque al relacionarme en la facultad con los que hoy son directores, coreógrafos y artistas plásticos, bailarines y actores de una generación tan trabajadora, productiva y de excelencia. Buscaban que las fotografías fueran lo más fiel a sus producciones y al mismo tiempo mi mirada. Me decían que yo les mostraba cosas que ellos no habían visto.

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