Inti Raymi: el culto al sol y un ritual para renacer

Inti Raymi: el culto al sol y un ritual para renacer

En Tafí del Valle, las comunidades indígenas celebraron el solsticio de invierno y la llegada del año nuevo andino. Fiesta y simbología.

EL DIOS SOL. Al atardecer, los visitantes comparten yerbiao, vino patero y una comida comunitaria. EL DIOS SOL. Al atardecer, los visitantes comparten yerbiao, vino patero y una comida comunitaria.

Mientras los primeros destellos del alba se refractaban en el fogón, las comunidades originarias de Tafí del Valle dieron paso hoy a un nuevo ciclo: el año nuevo andino.

La celebración del Inti Raymi (o “Fiesta del Sol”), es el ritual ancestral con que se recibe el solsticio de invierno. Y también representa un momento para reflexionar sobre nuestros actos y agradecer por las cosechas y la multiplicación de los animales.

“En la cosmovisión de nuestro pueblo, el sol es uno de los cuatro elementos fundamentales para la vida, junto con la tierra, el agua y el aire”, explicó Mónica Méndez, referente de Educación y Cultura de la comunidad indígena base La Banda.

A diferencia de encuentros anteriores para honrar a la Madre Tierra, esta vez el grupo de participantes se vio reducido a unas 10 personas. El resto de las familias indígenas acompañaron el ritual desde su casa para cumplir con las medidas de distanciamiento social por la pandemia.

La vigilia

El homenaje al dios del sol se realizó en el cerro Pelao (Ampuqcatao, en lengua kakan). Al caer el ocaso, la ceremonia inició con varias reflexiones y una fogata que mantuvo vivo el fuego sagrado hasta el amanecer.

“El lugar donde ocurre el Inti Raymi es el punto más alto del cerro del medio. Desde allí se puede visualizar todo el valle y sentís como fluyen las energías. Eso nos permite conectarnos con otros sitios. Al sol se lo recibe tomando sus primeros rayos para armonizarnos y emprender otro ciclo agrícola”, señaló.

Hasta que ese instante llegó, la noche fue acompañada con comida, leyendas, cantos y melodías provenientes de varios instrumentos de viento.

Luego llegó la parte de la limpieza. Una tradición que permite que los participantes se libren del malestar y las penas previas, al pasar por su cuerpo ramos de ruda y un sahumo (hecho con hierbas aromáticas).

“La fiesta terminó después de recibir al padre sol. Se le hicieron ofrendas al abuelo fuego y -por último- procedimos a leer los mensajes que nos da”, detalló la especialista local.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios