El ilustre vecino

El ilustre vecino

Por Luis Horacio Yanicelli, miembro de número del Instituto Nacional Belgraniano y presidente del Instituto Belgraniano de Tucumán.

20 Junio 2020

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano residió en San Miguel de Tucumán, entre principios de julio de 1816 y fines del mes de enero de 1820, cuando se despidió de este “país” -así se denominaban entonces las provincias- para dirigirse a Buenos Aires, donde moriría en su casa paterna el 20 de junio de dicho año. En este 2020 se cumple el Segundo Centenario de la partida del general Belgrano de Tucumán. Nuestra ciudad tuvo el honor de contarlo casi cuatro años como vecino, condición que se le reconoce porque aquí adquirió un inmueble y en consecuencia se convirtió en residente permanente y propietario.

Él quiso comprar un terreno, pero el Cabildo -autoridad municipal de entonces- no aceptó, sino que le donó una cuadra, en reconocimiento de los servicios que había prestado a la causa de la Independencia, y por el triunfo en la Batalla de Tucumán que había protagonizado junto a todos los tucumanos.

La calidad de vecino se adquiere cuando una persona posee bienes raíces y reside en una ciudad o pueblo. Belgrano fue titular de un bien raíz en nuestra ciudad, donde emplazó la Casita, y además vivió en ella, por eso podemos decir con toda autoridad que fue un vecino propietario y residente de nuestra ciudad. La casa original, hoy desaparecida, fue plausiblemente recreada por la Municipalidad capitalina en 2012 en base a nuestra investigación. Esta casita fue el único inmueble que adquirió Belgrano en su vida. Las otras propiedades que tuvo le vinieron por herencia.

Nuestro ilustre vecino se enamoró de una tucumana, Dolores Helguero, con quien tuvo una hija, Manuela Mónica del Corazón de Jesús Belgrano quien, con su descendencia, permitió que entre nosotros vivan choznos en línea directa del Padre de Nuestra Nacionalidad.

Fue en Tucumán la única vez que Belgrano y San Martín estuvieron personalmente frente a frente, o “silla a silla”, como decía el creador de la bandera. Esa amistad sellada en nuestra tierra se continuó mediante cartas y emisarios recíprocos. Ya nunca volvieron a verse. Somos depositarios privilegiados del único monumento que testimonia la amistad de los Padres de la Patria, y es la Pirámide de Chacabuco que Belgrano, en homenaje al triunfo del Cruce de los Andes de San Martín, mandó construir en la actual plaza Belgrano en 1817.

A 200 años de su partida y también de su muerte vive en la memoria y el corazón de los tucumanos quien, para nosotros, con mucho orgullo, fue nuestro más Ilustre Vecino.

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