Cansados, los adolescentes se desconectan de chats escolares

Cansados, los adolescentes se desconectan de chats escolares

El entusiasmo y la participación de los chicos ha decaído a límites alarmantes, dicen los docentes.

HARTOS DE ESTUDIAR SOLOS. Los adolescentes confiesan que les cuesta mucho llevar la rutina escolar sin la presencia física de los docentes. HARTOS DE ESTUDIAR SOLOS. Los adolescentes confiesan que les cuesta mucho llevar la rutina escolar sin la presencia física de los docentes.

Están cansados. Se duermen en las clases. No se conectan. Están distraídos. La atención de los alumnos del secundario comenzó a decaer en las dos últimas semanas de aislamiento social preventivo y obligatorio. Lo advierten los profesores, que por estos días están obligados desde los ministerios de Educación de la Provincia y de la Nación a evaluar la participación de los alumnos por vías virtuales a las actividades escolares, a raíz de las medidas contra la covid-19-

“En la clase de Educación Física por Zoom, el viernes había apenas siete chicos conectados, entre los dos cursos. Hoy, ya fuimos menos, cinco. Estamos muy cansados. Son muchas materias y nos pasamos todo el día frente a la compu”, se queja Priscila Andia, 17 años, alumna de la escuela del barrio Policial.

Priscila y Carla Peregrino son compañeras de escuela y comparten el mismo pesar: “este año no tendremos equipo de egresados, ni cena ni misa. El juramento a la Bandera va a ser una foto con la bandera atrás y nada más”, dice Priscila a punto de soltar una lágrima. “Es muy feo estudiar delante de una pantalla sin un profesor que te explique, es difícil. No es lo mismo estudiar de un PDF o un video que con un profesor que te mire a los ojos. El Zoom es lo más parecido a tenerlo al profe adelante pero no se escucha bien y a veces se entrecorta”, suspira Carla.

“Fueron decayendo”

“Al principio, cuando comenzó la cuarentena, los chicos estaban muy entusiasmados. Yo tenía un 80% de participación en mis clases”, cuenta la profesora de Historia y de Construcción Ciudadana Valeria Villafañe, que enseña en seis escuelas secundarias. “Pero con el correr de las semanas la participación se fue relajando. Hoy saco porcentajes para las evaluaciones que nos pide el gobierno y veo que en una escuela tengo una participación del 30% de los alumnos y en otra de apenas el 15%. Mando link con imágenes, videos, audios y todos los recursos disponibles para que puedan entender mejor pero algunos ni siquieran se conectan o se conectan pero no responden, están como ausentes”, dice con preocupación la docente.

“Nos comunicamos con los chicos para preguntarles qué les pasa y nos contestan que están cansados, sobrecargados de tarea. Desde nuestro lugar los profesores tratamos de hacer trabajos interdisciplinares para que no se esfuercen tanto, pero ocurre que nosotros los docentes también estamos sobrecargados de tarea. No nos despegamos de la computadora ni siquiera los fines de semana”, confiesa. “Hay escuelas que obligan a sus docentes a estar en tiempo real con sus alumnos, de 13.20 a 19.40 de lunes a viernes. Por eso algunos chicos toman de decisión de desconectarse”, comprende.

Daniel Lazarte, profesor de la escuela del barrio Policial nota también que muchos alumnos tienden a salir de los grupos de WhatsApp. En muchos casos son chicos que no tenían celular y que dependían de otra persona que se los preste. “Cuando los docentes los llamamos para averiguar qué ocurre nos cuentan que están angustiados, con problemas en la casa, que en el hogar no tienen qué comer. Hacen catarsis con nosotros. Nos sentimos impotentes porque cuando la escuela estaba abierta entre todos los profesores ayudábamos a algunas familias, pero ahora no se puede”, lamenta. Lo mismo dice la directora Cristina Zamora: “la comunidad de mi escuela no tiene acceso a la tecnología. Muchos se cambian de casa y se desconectan de los grupos escolares porque el celular que usaban no era de ellos, sino de alguno de los padres o de un hermano”.

La pedagoga Johana Elizabeth Sánchez entiende que “son los padres quienes en primer lugar tienen que hacer frente a ese desgano, al hastío que los adolescentes están experimentando en este momento”. Explica: “las escuelas cuentan con tutores y el ministerio de Educación con equipos de orientación integrados por trabajadores sociales, psicólogos y pedagogos que están realizando un acompañamiento a los alumnos sobre todo cuando están bajoneados o están atravesando alguna depresión o situación de angustia. La escuela siempre está presente pero también es importante que los padres estén atentos a las rutinas de los chicos y que complementen las tareas con otras actividades como lecturas, ejercicios y mucho diálogo que generen bienestar para poder sobrellevar este prolongado tiempo de aislamiento.

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