El Ojo Crítico: “Fuerza espacial”

El Ojo Crítico: “Fuerza espacial”

Una sátira que daba para mucho más.

PRODUCTOR, GUIONISTA Y ESTRELLA. Steve Carell es la fuerza impulsora de un proyecto con altibajos. PRODUCTOR, GUIONISTA Y ESTRELLA. Steve Carell es la fuerza impulsora de un proyecto con altibajos.

REGULAR

SERIE / POR NETFLIX

El año pasado Donald Trump sumó al Ejército, a la Marina y a la Fuerza Aérea de Estados Unidos una nueva rama militar: la división espacial, convencido -al menos es lo que sostuvo- de que las futuras guerras se librarán en el cosmos. Todo fue bastante pomposo y un poco ridículo, empezando por un video de reclutamiento que parecía un sketch de “Saturday Night Live”. Si lo que se propone “Fuerza espacial” es satirizar esta iniciativa de Trump no le resulta fácil, porque la realidad luce como un chiste inmejorable.

“Pero no desarrollamos la serie fijándonos en eso todo el tiempo. Hay mucho de casualidad”, se ataja Greg Daniels, uno de los cerebros detrás del proyecto. El otro es Steve Carell, que además se pone al hombro el rol protagónico del general Mark Naird. Al frente de la Space Force, Naird persigue la misión de vencer a los chinos en una versión siglo XXI de la carrera por la Luna. Daniels y Carell habían integrado un tándem formidable para la versión norteamericana de “The office”. Aquí, claramente, no alcanzan ese nivel.

Con formato y duración de sitcom, los 10 capítulos de “Fuerza espacial” transitan entre la sátira política y la historia familiar de Naird, arcos argumentales que se narran en distintos tonos y con resultados dispares. Es una hibridación temática a la que le cuesta fluir con naturalidad, porque saltar del humor absurdo a la relación padre-hija descoloca. Es como si en el mismo show convivieran, a la fuerza, dos géneros. Extraño.

Lo que caracteriza a “Fuerza espacial” son los llamativos altibajos. Algunas situaciones son muy graciosas, otras francamente estúpidas. Lo mismo sucede con los diálogos y con los personajes, que nunca terminan de explorarse a fondo. La serie está colmada de referencias al cine y a la TV, estereotipos propios de la ciencia ficción, el thriller de espionaje, la conquista del espacio y las tramas conspiranoicas. Material de sobra para nutrirse.

En el centro del relato se ubica Naird y cerca, no muy bien aprovechado, el jefe de asesores científicos (John Malkovich). Una burla de lo más directa a la administración Trump la juega Ben Schwartz en el papel de Tony Scarapiducci, el community manager de Naird, cuyas estrategias y tuits remiten al fallido jefe de comunicaciones de la Casa Blanca Anthony Scaramucci. Lisa Kudrow daba para más como la esposa de Naird y a la hija la intepreta Diana Silvers. Es un muy buen elenco al que el colectivo de guionistas no escarbó en la medida de lo necesario. Porque a fin de cuentras de eso se trata “Fuerza espacial”: de ideas a mitad de camino.

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