“La música es ritual, no lo que está sucediendo ahora on line”

“La música es ritual, no lo que está sucediendo ahora on line”

El músico tucumano actuará esta tarde en vivo por streaming, en el único show que tiene programado para este año. El rechazo a la nueva normalidad.

DESPEDIDA. Juan Popi Quintero no prevé otro recital virtual, porque carece de la celebración del encuentro. DESPEDIDA. Juan Popi Quintero no prevé otro recital virtual, porque carece de la celebración del encuentro.
31 Mayo 2020

Se siente un privilegiado; se convirtió en profesor y está componiendo poco. Esa cotidianidad de Juan Popi Quintero en cuarentena tendrá una excepción esta tarde, cuando ofrezca un show por streaming. Será desde las 18.30 con el recital “Las cosas que me acompañan”. Las entradas se pueden adquirir a través de #PlateaLive.

Adelanta que será su única presentación solista en este año que, en cuanto a presencia en vivo, terminó antes de empezar. Tenía agendados a abril y a mayo como el período de mayor trabajo, pero la cuarentena lo bajó de los escenarios antes de subir.

El compositor e intérprete tucumano no usa eufemismos cuando se refiere a la situación que se vive por la pandemia de coronavirus. “Escuché muchas veces lo de los nuevos modos, de la nueva normalidad. No aceptaré esos términos. Hablemos con claridad: es una cagada con todas las letras. A partir de ahí podremos ver hacia dónde encaramos”, afirma en diálogo con LA GACETA desde su casa en la Capital Federal.

Convive en estos días con su hija Violeta, fruto de su relación de muchos años con la cantante Luna Monti. El grueso de su tiempo lo dedica a dar clases, reinventando su faceta docente tras un tiempo de estudio. Lo social lo ronda, como siempre, y menciona a sus colegas que no pueden encontrarle la vuelta.

- ¿Tu tiempo está dividido entre enseñar y atender a Violeta?

- Estoy al mango. Armé un ritmo de enseñanza al que no estoy acostumbrado y por el que estoy dando muchas clases grupales. Es la primera transformación. Me tuve que activar por este lado, y voy llevando la cuarentena junto a mi hija, que en estos días está conmigo.

- Tu situación es distinta a la de otros músicos...

- Me siento un privilegiado, puedo elegir, puedo estudiar y como todos los días. Veo el sol junto a Violeta. No me voy a quejar en ningún momento de lo que me toca vivir. Tengo gente que está trabajando cerca, con vecinos de las villas y los relatos que me llegan son de una crudeza que te colocan en un lugar determinado. No me falta nada y es muy aceptable mi presente. En otros lados, la gente se está muriendo mal.

- ¿Único show por cuánto tiempo?

- Asumí que este año y probablemente el otro no voy a proyectar ninguna otra tocada. Eso me dio calma para no estar en una constante espera. Este concierto se cobra, porque la gente está tratando de buscar los medios para poder tener ingresos, aunque sea por internet. Es algo que tuvimos que aprender los músicos, incluso para las clases. Pero no veo que sea una vía posible vivir de tocar por internet, es algo de la circunstancia y tiene un sesgo de despedida hasta que la situación tome un curso más humano.

- No te llena lo virtual.

- Me niego a que la música suceda así. El ritual, el concierto presencial, la celebración, es lo que termina conformando la experiencia artística. La música se termina de concretar ahí; es otra cosa y no lo que está sucediendo ahora on line. Distinto es con el aprendizaje, donde los tiempos y los tipos de encuentro son otros.

- ¿Deseás otro modo de vida?

- No le demos a lo que estamos atravesando la entidad de un nuevo modo de vivir. Son intentos muy valiosos de todo el mundo, no sólo de los artistas, sino de la gente en los hospitales, de quienes limpian, de los que venden... No es encuentro, es lo que podemos hacer y debemos darnos cuenta de ello.

- ¿Esperás ayuda del Estado?

- Los músicos independientes tenemos un ejercicio de prescindir de la ayuda oficial. No la esperamos. Ahora debemos redoblar la imaginación, pero hay muchos colegas que viven muy al día, que necesitan contención y comida. No se les permite juntarse a tocar, pero sí se autoriza a los panelistas de televisión a que vayan a comer al aire para hablar pelotudeces. Me rebelo contra esas diferencias de criterio, pero soy consciente de los riesgos sanitarios. Hay que cuidarse mucho.

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