Cuidado íntimo: cómo afecta la pandemia tu ciclo y tu salud reproductiva

El estrés produce irregularidades o la interrupción del período, explican dos especialistas.

POR EL ESTRÉS. Se generan cantidades irregulares de cortisol, que altera el funcionamiento de los ovarios. POR EL ESTRÉS. Se generan cantidades irregulares de cortisol, que altera el funcionamiento de los ovarios.

El coronavirus no es el responsable directo, pero condiciona el resultado. Con las noticias constantes, los recaudos y las variaciones entre el “quedate en casa” y la flexibilización de la cuarentena nuestras dosis de estrés van al galope. En el caso de las mujeres este “enemigo invisible” puede interferir también en el ciclo menstrual.

“En los momentos que nos sentimos tensionados física o emocionalmente, el estrés hace que las glándulas suprarrenales liberen cantidades irregulares de cortisol. Su elevación conduce a cambios en el funcionamiento del ovario”, explica la ginecóloga Silvia Benturini.

Como consecuencia, los desarreglos generan alteraciones en la llegada de la regla (sean retrasos o adelantos), su ausencia total con la amenorrea o que haya sangrados intermenstruales.

“El hecho alude a una reacción biológica del organismo, que busca adaptarse para gestionar su autopreservación. Al estar en un estado de alerta constante y de desgaste, nuestro sistema privilegia la seguridad por sobre la ovulación”, destaca la ginecóloga Graciela Lobo.

Otros factores que nos conducen al mismo resultado son la pérdida importante de peso (de más de un 20% de la masa corporal) o el entrenamiento excesivo. “Los cambios conducen a una merma en la producción de estrógenos. Así, de no volver a regular el periodo, a largo plazo podríamos sufrir modificaciones de la densidad ósea, tener ciclos anovulatorios, comprometer nuestra fertilidad o vernos afectadas por la caída de la libido”, detalla Benturini.

Además, Lobo destaca que en estas instancias de aislamiento muchas mujeres acaban por abandonar los métodos de anticoncepción, lo que repercute de igual forma en las irregularidades. “A las pacientes que viven solas y antes mantenían encuentros meramente casuales, la logística de conseguir las recetas con descuentos e ir a la farmacia les resulta innecesaria. Por eso, muchas optaron por dejar de consumir pastillas anticonceptivas hasta que la situación se normalice por completo”, describe la especialista.

Los biorritmos

Con la implementación forzosa de nuevos hábitos, los biorritmos que manteníamos se vieron afectados. Por eso, los especialistas consideran normal que en esta época notemos que cuestiones como el aspecto de nuestra piel (con mayor grasitud, la aparición de granos o la sensación de sequedad), el ciclo menstrual y la calidad del sueño han cambiado.

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