El día que Roque Martínez se recibió de ídolo en San Martín

El día que Roque Martínez se recibió de ídolo en San Martín

Una grave lesión puso en peligro su carrera, pero volvió para ser campeón.

AYER Y HOY. Roque Martínez con la camiseta de San Martín y junto a su “compadre” Jacinto Roldán. A fines de 1985 el “Santo” venció a Concepción FC en una final llena de suspenso. AYER Y HOY. Roque Martínez con la camiseta de San Martín y junto a su “compadre” Jacinto Roldán. A fines de 1985 el “Santo” venció a Concepción FC en una final llena de suspenso.

Roque Ricardo Martínez escribió parte de la historia grande de San Martín. Pertenece a una época inigualable cuando protagonizó momentos gloriosos e integró planteles excepcionales. Durante mucho tiempo fue el “compadre” futbolístico de Jacinto Roldán, al que define como “un hermano que me dio la vida”. Su talento nunca estuvo en discusión, pero su carrera tuvo un momento clave, cuando rindió y aprobó la materia más difícil, la que le permitió recibirse de ídolo en La Ciudadela. Sucedió en una final para el infarto del Anual liguista que el “Santo” le ganó a Concepción FC, a fines de 1985. Esa serie se definió en el tercer partido, jugado en la cancha de Ñuñorco, luego de una interminable ronda de penales que el conjunto de La Ciudadela ganó 7 a 6.

San Martín tenía un plantel con grandes figuras: Francisco Guillén, Juan Maguna, Pedro Robles, Héctor Cejas, Alfredo Santiago Juárez, Carlos Díaz, Nelson Iturrieta, Ángel Orlando Arias, Pedro Arturo Monteros, José Noriega, José Luis Román, Ricardo Troitiño, Daniel “El Coya” Gutiérrez, Juan Carlos Torales, Manuel “Pollo” Martínez y Raúl Roldán, entre otros. En la segunda fase del Anual se cruzó en su camino Concepción FC, que también contaba con notables futbolistas: Fernando Reartez, Carlos “Buly” Suárez, Juan Carlos Daza, Rafael Tártalo y Pedro Manuel Olalla. Ambos compartieron el primer puesto con 15 unidades y fue necesario jugar una final. En el primer partido, los “Cuervos” vencieron de local 2 a 0 y San Martín quedó al borde del precipicio. Tenía que ganar la revancha o el título se lo llevaba su rival. Guillermo César Reynoso, el entrenador “santo”, apeló al sentimiento y al orgullo de Roque. “Me llamó durante el entrenamiento posterior a la derrota y me dijo que me necesitaba. Que lo iba a ubicar al ‘Coya’ unos metros atrás para que yo jugara de delantero y no tuviera tanto desgaste físico. ‘Lo necesito paradito en el área’, me dijo. Yo venía de una lesión muy grave. Muchos me decían que no iba a volver a jugar profesionalmente. Fue justamente en un partido contra Concepción FC. Jalil me cruzó y se rompió todo en mi rodilla; menisco, tendón y rótula. El doctor Luis Semrik la tuvo que reconstruir. Hizo un trabajo extraordinario. Nunca tuve problemas hasta la actualidad. En ese momento llevaba tres meses y medio sin jugar. Apenas había comenzado a moverme en los entrenamientos. Era impensable y arriesgado volver. Pero a San Martín no le podía decir que no. Aunque no había completado la rehabilitación reaparecí en la revancha”, cuenta el protagonista de la historia, quien resalta el sentido de pertenencia que tiene con el club. “Una vez me ofrecieron ir a préstamo a Atlético para reforzarlo. Sin pensarlo dije que no. Jamás me pondría esa camiseta”, afirma. Actualmente mantiene contacto con los jugadores de su época.

Esa revancha fue durísima. San Martín ganó 3 a 2 con un gol de Martínez y dos de “Llamarada” Torales. Su actuación fue brillante. Mostró todo su repertorio futbolístico, además de una fortaleza física y mental admirable. Los medios de la época calificaron su actuación con 10. El estadio lo ovacionó cuando fue reemplazado por César Bartolomei, un central que entró para cuidar la ventaja del local.

La Liga programó el desempate en la cancha de Ñuñorco, en Monteros. San Martín se puso en ventaja con un tanto de Noriega y a nueve minutos del final empató Mario Cerezo. Hubo alargue pero el 1 a 1 no se modificó y se definió por penales. El estadio no tenía luz artificial y comenzaba a oscurecer. “No daba más. Apenas podía estar parado, pero Reynoso me pedía que siguiera para patear un penal. Convertí el primero”, resalta. San Martín tenía el título en la mano cuando se puso en ventaja 3 a 1 (también anotaron Juárez y Noriega) y quedaban dos penales para cada uno. “Los hinchas entraron a la cancha y estaban con nosotros mirando la definición. Listos para dar la vuelta olímpica. Nos sentíamos campeones. A algunos hasta nos sacaron los botines y las camisetas”, cuenta en el diálogo con LG Deportiva. Pero el suspenso se prolongó. Primero falló René Escotorín y luego Bartolomei la tiró a la tribuna. Hubo que seguir. “Reynoso lo retó a Bartolomei porque la tiró muy alta. Hubo que seguir pateando y aparecieron los nervios. Monteros y Gutiérrez pidieron no patear. A Fiol, delantero de Concepción, lo fueron a buscar al vestuario porque se había ido convencido que todo estaba definido. Su remate pegó en el palo y entonces al ‘Coya’ no le quedó otra que hacerse cargo. Fue gol y pudimos celebrar”. Una definición de película con final dramático. Ese día, Roque Martínez se recibió de ídolo en La Ciudadela.

*Datos estadísticos: Ramiro Villa (historiador de San Martín)

Comentarios