Cartas de lectores

- Niños indocumentados

Mi nieto nació el 20/03/2020 en el Hospital Avellaneda, donde fueron muy bien atendidos el bebé y la mamá. El bebé en dos días cumplirá dos meses y se encuentra indocumentado por cuestiones que son de público conocimiento. Mi hijo asistió en tres oportunidades para averiguar qué pasaba, incluido el 17/05, y le dijeron que la prioridad son los niños que están naciendo ahora; que sus papeles ya fueron pasados al Registro Civil y que en algún momento los llamarán desde allí para realizar el trámite. No podemos realizar estudios de oído y cadera en dicho hospital por la prioridad antes mencionada, pero tampoco podemos incluirlo en la obra social por no tener ninguna documentación que acredite el nacimiento del niño. No tenemos el papel de nacido vivo para realizar el trámite por nuestra cuenta pues lo hizo quedar el hospital; al dar el alta pasaron por la oficina de identificación, pintando el pie del bebé y los dedos pulgares de la madre. El único papel que tenemos es el carnet de vacuna, que no es valedero para registrar a un niño en ningún lado, ni constar que es nuestro bebé. Pido encarecidamente tomar medidas de acción para dar pronta solución a esta situación y si hay alguna cosa que no conozco, que me la hagan saber.

María Teresa Lázaro

Monteagudo 1.157 - Tafí Viejo


- Cuidar a los jubilados

La Anses informa: “La atención por ventanilla queda exclusivamente reservada para el pago de jubilaciones y pensiones” y según la terminación del DNI, usted cobra el día que le corresponda. Pero en verdad, la realidad es otra y difiere de lo que manifiesta el comunicado de la Administración Nacional de la Seguridad Social, pues cuando una persona mayor quiere que lo atiendan en persona (por ventanilla), este derecho le es denegado. Es por esto que a través de este medio quiero formular una pregunta tanto a La Anses como también al Banco Central: ¿Por qué cuando un jubilado se dirige a cobrar a una entidad bancaria, el empleado le informa que para le abonen su haber se tiene que dirigir al cajero automático y hacer la cola, junto con las demás personas? Cuando todos sabemos que los que promediamos los 65 años o más, estamos en el grupo de riesgo. Y no es por falta de voluntad de parte de nuestros abuelos no querer hacer la cola correspondiente, sino que, simplemente, estar en una fila esperando para percibir el haber jubilatorio a un metro de distancia entre personas, no nos asegura inmunidad alguna y por lo tanto podríamos llegar a contraernos el fatal virus, dada la posible proximidad de algún portador asintomático. Y no es lo mismo que el virus lo contraiga una persona joven, llena de vitalidad y defensas en su cuerpo, que un abuelito con su “carrocería” desgastada, por el transcurrir de sus largos años vividos. Espero que esta arbitrariedad sea considerada para su análisis y corrección por las autoridades de los organismos correspondientes, a la mayor brevedad posible, para el bien de las personas de la tercera edad..

Hugo Modesto Izurdiaga


- “Tratado de la desesperación”

Sería bueno que el encierro forzoso por motivo de la cuarentena impuesta por la covid-19 nos invite a reflexionar cómo conocer más nuestra fe cristiana, ya que tal conocimiento redundará lógicamente en convertirnos en mejores personas. Para eso, brindaré un fragmento del libro titulado “Tratado de la desesperación”, escrito por el filósofo danés Sören Kierkegaard. En él se refiere al amor de Dios a la humanidad, diciendo: “Dios y el hombre son dos naturalezas a quienes separa una diferencia infinita de naturaleza. Dios se hace hombre por amor y nos dice: Ved lo que es ser hombre; pero agrega: tened cuidado, pues al mismo tiempo soy Dios... y bienaventurados aquellos que no se escandalizan de mí. Y si reviste, como hombre, las apariencias de un humilde servidor, es a causa de que esa humilde apariencia nos manifiesta a todos que nunca hay que creerse excluido de la aproximación a él, ni que sea preciso, para esto, tener prestigio y crédito. En efecto, es el humilde. Mirad hacia mí -dice- y venid a convenceros de lo que es ser un hombre, pero también tened cuidado, pues al mismo tiempo soy Dios... Y bienaventurados aquellos que no se escandalizan de mí. O inversamente: Mi Padre y yo no somos más que uno y sin embargo soy este hombre de poca monta, este humilde, este pobre, este abandonado, entregado a la violencia humana... y bienaventurados aquellos que no se escandalizan de mí. Y este hombre de poca monta que soy es el mismo por quien oyen los sordos, ven los ciegos y caminan los paralíticos y curan los leprosos y resucitan los muertos... sí bienaventurados quienes no se escandalizan de mí. Es por esto que estas palabras del Cristo, cuando se predica acerca de él -y, responsable ante el Altísimo, me atrevo a afirmarlo aquí-, tienen tanta importancia, sino como las palabras de la consagración de la Cena, al menos como las de la Epístola a los corintios: Que cada uno haga examen de sí mismo”.

Daniel Chavez

Las cartas para esta sección deben tener un máximo de 200 palabras, en caso contrario serán sintetizadas. Deberán ser entregadas en Mendoza 654 o en cualquiera de nuestras corresponsalías haciendo constar nombre y domicilio del remitente. El portador deberá concurrir con su documento de identidad. También podrán ser enviadas por e-mail a: [email protected], consignando domicilio real y N° de teléfono y de documento de identidad. LA GACETA se reserva el derecho de publicación.

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