El regreso que vio todo el mundo

El regreso que vio todo el mundo

El primer gol top del fútbol pospandemia, no podía ser de otra manera, lo anotó el que muchos señalan como el jugador del futuro, el potente centrodelantero noruego de 19 años Erling Braut Haaland, el mismo que marcó nueve goles en un partido del Mundial Sub 20 (12-0 a Honduras), el mismo que debutó como suplente y entrando con hat trick en Borussia Dortmund, el mismo que superó a “Leo” Messi al marcar seis goles en sus tres primeros partidos de Champions y el mismo que sufrió burlas de Neymar, que lo imitó en pose de meditación, cuando PSG eliminó al equipo alemán en la actual edición de la Liga de Campeones de Europa.

Ayer, Dortmund sufrió lesión del belga Edin Hazard y, sobre el final, hizo ingresar a Mario Götze. Los dos, como Haaland ahora, también habían sido apodados en su momento como los “nuevos Messi”. Gotze, lo recordamos, fue el que vivió su minuto de oro cuando su gol amargó a Messi, y a todos nosotros, en la final del Mundial de Brasil. La nota argentina en el primer partido de la vuelta del fútbol pospandemia la dio el ingreso en los minutos finales del juvenil zaguero que Boca vendió rápido a Europa, Leonardo Balerdi, que entró como número cinco. Aquí no lo disfrutamos nada. Como vemos, la vuelta de la pelota es una confirmación del viejo orden del fútbol mundial.

El festejo de Haaland, en el fácil triunfo 4-0 de Dortmund ante Schalke, clásico del Ruhr, sucedió ayer temprano en un Westfalenstadion vacío. Fue otra curiosidad. Porque el Westfalenstadion es uno de los estadios con más ambiente del fútbol europeo, casi en igualdad con Anfield, donde los hinchas de Liverpool emocionan cada vez que cantan su himno mítico, “Nunca caminarás solo”. El estadio alemán casi siempre cubierto por 80.000 personas asistió al triunfo que mantiene a Dortmund con chances de pelear la punta de la Bundesliga que lidera Bayern Munich. No le sucedía algo así a Dortmund desde 2012, justamente desde que el DT Jürgen Klopp partió a Liverpool. Dortmund, además, es el equipo de Angela Merkel, la canciller mirada otra vez con enorme respeto. Se lo volvió a ganar por su conducción en estos tiempos de pandemia, que han desnudado en cambio la fragilidad o el narcisismo de otros líderes supuestos, incapacitados de combatir contra “ese enemigo invisible” que es el coronavirus.

No fue fácil la vuelta ayer de la Bundesliga. Por un lado, porque Alemania, si bien es casi un modelo en los países de la Europa opulenta, sigue todavía con muertes que, según el día, suben o bajan del centenar y casos diarios que se acercan al millar. Ayer mismo se superó la barrera de las 8.000 muertes. El partido inaugural de la era pospandemia se celebró mientras en Munich la extrema derecha manifestaba contra medidas de restricción que, si bien atenuadas, se mantienen. La manifestación fue pacífica, no con gente armada frente al Congreso. Alemania no es Estados Unidos. Y Merkel, claro, no es Donald Trump. Fue un día con sol y miles salieron a los parques y bares, siempre con el distanciamiento social vigente, el mismo que todavía impide la presencia de hinchas en las canchas. Los hinchas organizados protestaron con dureza que la vuelta del fútbol no los tuviera en cuenta. Pero la Bundesliga privilegió el negocio. Precisaba que volviera el fútbol, aún con el costo de tribunas vacías, porque necesita cobrar la cuota del dinero de la TV. Caso contrario, muchos de sus clubes anunciaron peligro de bancarrota.

La experiencia de la Bundesliga, claro, será mirada con lupa no solo por el fútbol mundial, sino por el deporte todo. Ya tuvimos en plena pandemia fútbol en otros países, pero no en ligas poderosas (Francia, Holanda y Bélgica directamente decidieron dar por terminados sus respectivos campeonatos). Y hasta hubo lucha en Estados Unidos. Pero cuesta aceptar que ese circo sea considerado un deporte. Por eso tanta atención este fin de semana con la Bundesliga, conejillo de indias del deporte mundial. “Si los alemanes no pueden -dijo el volante alemán de Real Madrid, Toni Kroos- entonces nadie podrá continuar”. Ojalá puedan. Después del triunfo de Borussia, la Bundesliga -que tiene hoy a Bayern Munich- siguió el sábado con más partidos.

Pasado el mediodía, en otro canal homenajeaban a Gabriela Sabatini por sus 50 años y trasmitían su conquista del US Open contra Steffi Graf. En otro canal, daban un partido viejo de Champions. En otro, claro, el circo de la lucha. Y, en el último de la grilla deportiva de la tele, teníamos, por enésima vez, la final que River le ganó a Boca en Madrid. Ya se puede llamar abuso de repetición.

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