El Ojo Crítico: "Hollywood"

El Ojo Crítico: "Hollywood"

Si todo hubiera cambiado hace 70 años...

DE NERD A VILLANO. Jim Parsons encarna al implacable Henry Wilson. DE NERD A VILLANO. Jim Parsons encarna al implacable Henry Wilson.

BUENA

SERIE / POR NETFLIX

“Hollywood” es un gigantesco e irresistible what if. ¿Y si alguno de los grandes estudios hubiera lanzado al estrellato a una actriz negra en plena época de oro de la posguerra? ¿Y si un negro hubiera escrito -y firmado- el guión de esa película consagratoria? ¿Y si la enorme comunidad gay hubiera decidido salir del closet en ese momento? ¿Y si una mujer hubiera dirigido una major? Si “Hollywood” hubiera sido historia real y no un cuento de hadas, la cultura occidental habría cambiado por completo, deduce Ryan Murphy. Su serie es una glamorosa expresión de deseos, sí, pero no deja de reforzar el dispositivo político que emana de la vasta obra televisiva que lo caracteriza. “Hollywood” es fiel a su creador y su creador es fiel a un ideario que toma la celebración de la diversidad como punto de partida.

Murphy viene hablando de esto desde hace casi 20 años y en todas las claves imaginables: musical (“Glee”), terror (“American Horror Story”), sátira (“Scream Queens”), melodrama queer (“Pose”) y hasta en la inclasificable “The politician”. Como en todas esas series, “Hollywood” no escapa a la romantización de la disidencia que Murphy -abanderado del colectivo Lgbtqia+- suele proponer. Sus personajes son coloridos (y de allí la refulgente paleta cromática que emplea), resilientes, bienintencionados y capaces de cambiar el mundo a fuerza de valentía. En este combo, hasta la prostitución queda a salvo de cuestionamientos siempre y cuando aporte al bien común.

Murphy mezcla la ficción con una deliciosa lista de figuras del viejo Hollywood, casi todos homosexuales. Desfilan Rock Hudson (Jake Picking), el representante de estrellas Henry Wilson (nunca será sencillo ver a Jim Parsons haciendo de villano), Anna May Wong (Michelle Krusiec), Vivien Leigh, Tallulah Bankhead, Hattie McDaniel, George Cukor, Noel Coward, Cole Porter y, de paso, Eleanor Roosevelt (Harriet Sansom). Todos contribuyen a construir la fábula de “Meg”, película llamada a romper los tabúes y exponer las hipocresías sociales desde la elección de Camille (Laura Harrier) para protagonizarla.

Los siete capítulos de “Hollywood” representan los peldaños de una escalera al cielo de los sueños. Por allí transitan el actor surgido de la nada (David Corenswet), el director joven y talentoso (Darren Criss), el guionista de las aspiraciones imposibles (Jeremy Pope), la sorprendente jefa del estudio (Patti LuPone) y otros personajes maravillosos: los productores que encarnan Joe Mantello y Holland Taylor y el cafisho maduro -basado en otro mito hollywoodense como Scotty Bowers- en la piel de Dylan McDermott.

Sólo Netflix parece hoy en condiciones de sostener tanto lujo, brillo y ambición, desde la magnífica reconstrucción de aquel Hollywoodland de los años 40 hasta el tratamiento de temas a los que la TV de gran presupuesto sigue escapándole. La serie, que simplemente parte del rodaje de una película, se interna por toda clase de senderos en los que el sexo -el placer-, el amor y la represión van detonando conductas y situaciones capaces de generarnos todas esas preguntas del comienzo. ¿Y si todo esto hubiera sucedido? Imposible saberlo, lo seguro es que “Hollywood” representa un acto de la más pura justicia poética.

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