Está cuestionado el derecho de uso de la ciudad

Está cuestionado el derecho de uso de la ciudad

A partir de la pandemia hay que repensar el empleo del espacio público, plantean las arquitectas Marta Casares y Natalia Czytajlo.

La crisis de salud que genera el coronavirus ha puesto en evidencia las dificultades y los desafíos que tiene la vida en las ciudades. Los desplazamientos, la provisión de bienes y servicios, el almacenamiento, la educación, el transporte. En el Observatorio de Fenómenos Urbanos y Territoriales de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, donde estudian las articulaciones urbanas, se ha planteado una investigación sobre “Herramientas para la gestión local en escenarios de covid”. Las arquitectas Marta Casares, especialista en organización territorial y medio ambiente, y Natalia Czytajlo, especialista en estudios de género, describen que habrá que repensar el uso del espacio público y que la pandemia interpela fundamentalmente a los intendentes en esta hora. Se trata de una de las propuestas de investigación tucumanas en el marco de la convocatoria del Consejo Federal de Ciencia y Técnica.

-Siempre, después de las grandes emergencias sanitarias, hubo una nueva configuración en las ciudades.

- (Casares) Hay una gran cantidad de gente que estudia el urbanismo y que en este momento ha recuperado esa noción de que las pandemias y las epidemias han modelado las ciudades. El urbanismo es un hijo del higienismo y muchas de esas premisas que van a estar contenidas en el movimiento moderno que impregna todo el pensamiento urbano de la primera mitad del siglo XX, desde el zoning hasta la idea de recuperar el sol, la luz y en el verde en las edificaciones están ligadas a esa herencia higienista. El urbanismo está interpelado respecto de la valoración del transporte público como movilidad esencial que hay que tener en las ciudades; la infraestructura y la disponibilidad de servicios. El espacio público, como lugar de encuentro, la concepción esencial de la ciudad, está cuestionado.

-¿Qué cosas se han puesto críticas en el funcionamiento y la organización de la ciudad?

- (Casares) Sin duda, ese espacio público del encuentro. La ciudad es eso por antonomasia, convivencia, coincidencia en armonía en lo público. La nueva normalidad y su sentido han sido profundamente alterados. La salida de la emergencia en casi todos los lugares se plantea desde el manejo del uso horario. Y lo que el principio que hace a la ciudad que es la simultaneidad que hace que ocurran gran cantidad de cosas –Henri Lefebvre dice que la esencia de la ciudad es la simultaneidad- de algún modo tenemos que redefinir ese uso para dar una respuesta que es absolutamente paliativa en esta emergencia.

Nosotros tenemos como tema de investigación cómo ese nuevo programa urbano tiene que estar integrado con una noción de derecho a la ciudad. Es derecho a acceder a los bienes y servicios; esto es la infraestructura básica que hace a la salud pero también equipamiento, servicios públicos. Internet aparece ahora como una infraestructura básica que antes no era considerada y que ahora está garantizando el acceso a prestaciones que pensábamos que tenían una sola forma de resolverse, como educación y salud. Si no tengo acceso a internet, ese derecho lo tengo de algún modo cercenado.

-¿Después de la pandemia habrá una nueva organización de ese espacio público?

-(Czytajlo) Creo que sí. Entre los temas emergentes de la crisis está el sostenimiento de la actividad de la vida cotidiana. Si bien en algunos sectores ha sido más o menos crítico, por ejemplo el impacto en en el universo de los trabajadores y trabajadoras que podrán continuar haciendo su trabajo de manera remota, en relación a eso también hay cuestiones específicas que tienen que ver con desigualdades como las de género, donde se cruzan distintas cuestiones. Por ejemplo, la mayor carga de tiempo en actividades de cuidado de las mujeres, ya sea como trabajo remunerado o no; mayores efectos socioeconómicos negativos, mayores violencias. Todo eso requiere repensar la organización de las ciudades de modo que pongan más atención en las condiciones en relación a la proximidad de las actividades. Se necesita por lo menos repensar cómo hacemos para abastecernos, cómo nos movemos, qué equipamientos y servicios requiere la ciudad y cuáles son esos bienes comunes.

-Los municipios resuelven de diferente manera el uso del espacio público. En el este hay mucho movimiento, en el oeste, control estricto; en la ruta 307, una comunidad originaria sustituyó prácticamente a las autoridades en el control. ¿Se ve esa disparidad de gestión?

-(Casares) La covid plantea una respuesta a nivel global aparentemente homogénea -el aislamiento como política preventiva por antonomasia- pero se aplica sobre territorios que no son homogéneos, sino sumamente heterogéneos. La emergencia plantea procesos que ya estaban en discusión. Un lineamiento estratégico esencial que planteamos en su momento es que es necesario fortalecer la centralidad en todas las localidades porque la capacidad de prestar bienes y servicios era tan dispar que suponía una condición absolutamente desigual para un habitante del este que otro del oeste.

Yo creo que es la hora de los intendentes. En el caso de la Banda del Río Salí hace un par de días un funcionario de alto rango de ese municipio nos decía que ellos apostaban a ser el portal del este tucumano, a partir de incorporar una gran cantidad de prestaciones de nivel urbano; pero ahora se encuentran con que tienen que ser la barrera sanitaria del este y atender las demandas de las grandes comunas del este, que deben satisfacer en la Banda una gran cantidad de bienes y servicios, desde los bancarios hasta los sanitarios.

Entonces un tema que aparece en esos cambios de paradigmas es la necesidad de recuperar la ciudad de las cercanías, como un espacio de proximidad, de convivencia. En el ámbito metropolitano tucumano, que tiene 900.000 habitantes, estos intendentes se encuentran con recursos y tensiones muy disímiles, condiciones territoriales y sociales estructurales que demandan tipos de asistencias distintos.

-Las centralidades son distintas. Yerba Buena y Tafí Viejo tienen gran autonomía.

- (Casares) Tafí Viejo, desde siempre. De hecho, aun el reconocimiento censal de 2010 habla del Gran San Miguel de Tucumán y Tafí Viejo. Es una ciudad que ha tenido una gran autonomía en la prestación de bienes y servicios para su población aglomerada. Tiene un proceso inclusivo en la última década a partir de nuevos cursos urbanizadores porque políticas tanto del Estado como del mercado van generando nuevas tensiones.

Por otra parte, cuando analizamos algunos indicadores como el índice de calidad educativa se destaca la condición de mayor nivel de educación que tienen esos dos municipios y entonces eso va acompañado también por una mayor capacidad para dar respuesta a bienes y servicios terciarios vinculados a la vida cotidiana.

No es el caso del sector del este. No solamente los municipios de la Banda y de Alderetes sino todos aquellos que comparten esa condición ribereña. El área metropolitana de Tucumán está fuertemente marcada por dos ecosistemas, la montaña y el río. La condición ribereña escasamente ha sido asumida como tal en más de un sentido, ambiental, de infraestructura, de prestación de bienes y servicios.

-Hay cosas que se ve que van a cambiar, como el uso de la tecnología para comunicaciones, servicios, el teletrabajo. ¿Qué otras cosas van camino a un cambio?

- (Casares) Las grandes ciudades están repensando en función de la proximidad la cuestión de la movilidad, de cuáles son las mejores formas de transporte público. La movilidad va a tener que cambiar. Esa respuesta puede ir por cómo se reconfigura el transporte público, hasta diría cómo impacta en la industria automotriz, que quizá termine definiendo hasta cómo se adapta a una movilidad que parece más compatible con la preservación como es la de la bicicleta y también la motocicleta.

Como macrotendencia también está en discusión el altísimo consumo de suelo en las ciudades latinoamericanas. Tucumán es un caso paradigmático en ese sentido. No creo que la respuesta que salga sea positiva por el lado de mayor consumo de suelo, sino cuál es la densidad que deberíamos estar trabajando para recuperar las condiciones de salubridad y de eficiencia de la ciudad. Tenemos junto con la covid la epidemia de dengue y eso interpela a la salud pública y a los intendentes, qué hacer con la higiene urbana. Creo que nunca hemos visto tan limpia la ciudad como ahora. Por ejemplo en el diario he visto un reclamo por un gran predio en calle San Juan al 200. Un baldío como foco infeccioso que denuncian los vecinos. El tema de la tierra vacante; por qué no tenemos un instrumento que esté operando sobre el costo social que implica para el municipio que alguien esté especulando con el suelo.

-¿Qué dispositivos de acción pueden tener los municipios?

- (Casares) Tenemos una gran asignatura pendiente sobre el control del uso de suelo y la información municipal. Tener dispositivos ágiles de cartografía, de información que hagan posible este manejo que está demandando la época.

-(Czytajlo) Es central la creación de diseños más ágiles en políticas urbanas que atiendan el riesgo en la vida cotidiana. Tiene que ver con el manejo de información georreferenciada que permita un seguimiento ágil de esas transformaciones que son tan dinámicas. Venimos trabajando en una articulación con gobiernos locales y municipios para la generación de capacidades locales en el manejo de esa información geográfica. En algunos casos se vuelve una cuestión casi imprescindible como el seguimiento de casos en tiempo real que hace el Ministerio de Salud, pero articulados con otros indicadores y que permitan tomar otro tipo de decisiones.

-Han visto cambios en los últimos tiempos tanto en recopilación de información como en el uso de esa información?

- (Casares) La provincia desde hace tiempo viene instrumentando una sistematización de un sistema de información útil a la gestión; cómo va permeando a los municipios y los gobiernos locales tiene que ver con la posibilidad de instalar capacidades. Hay desigualdades instaladas en las capacidades de los gobiernos locales. Hemos visto un mayor involucramiento en los gobiernos locales del interior.

Está la necesidad de llevar al territorio los problemas y las respuestas, y el descubrimiento de la cartografía urbana y la cartografía social como recurso y herramienta. Todos estos procesos estaban en discusión y la pandemia los pone sobre la mesa, como la educación virtual; de pronto estamos metidos todos en esto.

Uno de los temas es la vivienda popular. La emergencia nos mostró que teníamos una gran debilidad en la infraestructura hospitalaria para situaciones de crisis. La resolución de la cuestión hospitalaria ha acelerado la capacidad de respuesta; creo que debería ser una oportunidad para repensar la vivienda popular con nuevas demandas, y además como una oportunidad de generación de empleo y de sacar a luz capacidades que están latentes.

-(Czytajlo) Hace falta una mirada desde la perspectiva de género. Desde el espacio del observatorio se monitorea por un lado nociones de desigualdades de género y cómo se evidencian en el territorio; la violencia y también lo que hace a la demanda potencial de cuidado de menores y de mayores. Tiene que ver con cómo nos cuidamos entre nosotros y nosotras, cuáles son esos dispositivos que puede tener la ciudad para conformar un espacio urbano más amigable. No es lo mismo que transite un parque urbano a cierta hora una mujer que un varón; y lo mismo según las edades. Hay distintas necesidades y en primer lugar se requiere poder visibilizarlas, poner en evidencia esas desigualdades.

Circular es una de las funciones básicas; la ciudad está preparada para eso, y el circular generalmente lo hacen en automóvil, y, según algunos estudios, mayoritariamente lo hacen los varones. Las mujeres se trasladan más a pie y en transporte público y además los motivos de sus viajes están vinculados al abastecimiento, al cuidado de otras personas o el traslado de servicios vinculados con salud y educación; mientras que por ejemplo en la disponibilidad de licencias de conducir son mayoritariamente de varones.

Estamos siguiendo en articulación con la Secretaría de la Mujer la violencia de género y cuestiones específicas con algunos municipios como el tema de la red contra el acoso callejero, que salía como cuestión emergente a atender y que en este momento cobra otra dimensión.

-(Casares) Miramos en particular el arco del área metropolitana, los desplazamientos y cuando se los vincula con la emergencia de la pandemia y esta demanda de proximidad y esta lógica de cuidados se encuentra que las respuestas andaban por ahí; los problemas estaban invisibilizados.

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