El Ojo Crítico: "Casi feliz"

El Ojo Crítico: "Casi feliz"

Wainraich y su crisis de la mediana edad.

LOCUTOR, MONOLOGUISTA Y FANA DE ATLANTA. Wainraich y su alter ego 100% autorreferencial. LOCUTOR, MONOLOGUISTA Y FANA DE ATLANTA. Wainraich y su alter ego 100% autorreferencial.

BUENA

SERIE / POR NETFLIX

Las producciones que Netflix viene realizando en la Argentina no son de las mejores, hay que reconocerlo, más allá de que siempre apostaron a caras conocidas y, por supuesto, a un generoso presupuesto. Además, la temática elegida provoca que más de uno se replantee la posibilidad de verlas. El ejemplo más contundente en ese sentido fue la fallida “Edha”, con Juana Viale. Claro que hay excepciones y mucho depende también de lo que estás buscando. Si la idea es engancharte con una serie pasatista, fácil de ver y que en algunos momentos hasta te hace reír, entonces sí es recomendable “Casi feliz”, la última producción del gigante del streaming en el país.

A lo largo de sus 10 episodios de media hora, “Casi feliz” tiene como centro a Sebastián (Sebastián Wainraich), un conductor de radio fanático de Atlanta puesto a lidiar con asuntos como la crisis de la mediana edad. Sebastián está separado de Pilar (Natalie Pérez), la madre de sus dos hijos, y tiene que soportar las típicas situaciones laborales del mundo radial, donde es un locutor conocido, pero no tan prestigioso como él mismo cree.

Mientras transcurren los episodios vamos a ver cómo aparecen y desaparecen personajes secundarios que vienen a cuestionar la capacidad de disfrute que tiene Sebastián y su concepción del mundo. Con la característica de que estos personajes están interpretados por actores muy conocidos, como Julieta Díaz, Carla Peterson, Dalia Gutmann (esposa de Wainraich) y Adrián Suar, entre otros. A los padres del protagonista los encarnan Hugo Arana y Adriana Aizemberg, mientras que un fijo en cada capítulo es “Sombrilla” (Santiago Korovsky), el productor de la radio.

Wainraich interpreta un personaje muy parecido a él: los dos hacen radio, son monologuistas/standaperos e hinchas de Atlanta. Y al igual que muchos comediantes a los que confiesa tener como referentes (Jerry Seinfeld, Larry David o Woody Allen) recoge las obsesiones que plasma en sus monólogos y en proyectos anteriores para presentarlos en clave audiovisual y con su propio estilo. La parte fuerte de lo humorístico pasa por la fama del personaje, con la que todavía no se lleva bien, y con las referencias a lo mejor y lo peor de la exposición.

Con guión propio, dirección de Hernán Guerschuny (“Una noche de amor”, “Recreo”) y el pop de Miranda! sonando en la apertura, “Casi feliz” se amolda a la necesidad de ser potable en los 190 países a los que llega Netflix. Por eso cuenta una historia en la que cualquiera puede identificarse con el protagonista, con sus miedos, con sus indecisiones y sus crisis.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios