Regala comida a medio pueblo de La Reducción

Regala comida a medio pueblo de La Reducción

El dueño de un frigorífico dona carne para 500 familias.

Cuando le comentó la idea, su contador le dijo que estaba loco y que se iba a fundir. “El loco sos vos. Este no es momento de ganar plata, es momento de ayudar ”, le contestó con humor Miguel Tarascio, 50 años, dueño de un frigorífico en la localidad de La Reducción. El fin de semana siguiente, el primero de la cuarentena, repartió 3.500 kilos de carne entre 500 familias vulnerables de la zona.

El sábado pasado distribuyó la misma cantidad por tercer fin de semana consecutivo desde el inicio del aislamiento social obligatorio. “Mi familia siempre vivió en La Reducción, desde que mi abuelo vino de Italia, durante la primera guerra mundial. Conocemos a casi todos en el pueblo y sabemos de sus necesidades. Aún así, con la ayuda de nuestros empleados, hicimos un relevamiento para ver cuáles eran las necesidades reales y las familias más desamparadas”, explica el empresario.

A partir de ese relevamiento decidieron asistir a quinientas familias con un número de 5,4 integrantes promedio por familia. En total se vieron beneficiadas 2.700 personas. El censo de 2010 registró 5.029 personas en la localidad. Según esos datos, esta acción solidaria estaría colaborando con el suministro de carne a más del 50% de la población.

La pandemia en La Reducción deja dos revelaciones en una sola postal: la solidaridad de la familia Tarascio y la mitad del pueblo en las filas de la necesidad.

UNA RACIÓN SEMANAL. Los empleados del frigorífico reparten carne entre sus vecinos.  UNA RACIÓN SEMANAL. Los empleados del frigorífico reparten carne entre sus vecinos.

“Mi marido trabaja como albañil y la situación nos agarró mal parados y sin ahorros porque en enero hay muy poco trabajo”, cuenta Vanesa, vecina de la zona. “Nosotros vivíamos el día a día pero nunca tanto como para correr el riesgo de no comer; gracias a esto podemos aguantar hasta que encontremos una solución”, dijo.

Tarascio revela que la idea nació en un almuerzo familiar y que desde el principio contó con el apoyo de sus empleados, de su esposa y de su hijas. “Hicimos un cálculo según la cantidad de personas por familia para brindarles carne para toda la semana”, cuenta Valentina Tarascio, de 19 años, hija de Miguel. La joven trabaja en la empresa y además estudia ingeniería industrial. “Cada uno ayuda como puede. Si en tu casa te sobra un paquete de fideos podes dejarlo en una mesita afuera para que la gente lo retire”, propone Valentina.

Prevención

El día de la entrega requiere mucha organización. Primero fumigan el lugar. Luego ordenan tres hileras de sillas con la distancia recomendada. Finalmente distribuyen repelentes, jugos y café mientras las personas esperan su turno. Antes, recomiendan a todos ir con barbijos y llevar sombrillas para protegerse del sol.

“Los animales los faenamos para la ocasión, es carne fresca. Todo esto tiene un costo pero mientras podamos lo vamos a seguir haciendo. Ya habrá tiempo de recuperar todo y con trabajo seguro lo vamos a hacer. Ahora es momento de ayudar a mi pueblo”, concluye Tarascio.

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