Diez obras para disfrutar a pleno a Marcos Mundstock

Diez obras para disfrutar a pleno a Marcos Mundstock

El humorista de Les Luthiers murió hoy a los 77 años.

Diez obras para disfrutar a pleno a Marcos Mundstock

“¡Suscribite ya!”, ordena Marcos Mundstock mirando a cámara. Se refiere al canal de Les Luthiers en YouTube, en el que aparece, completo y gratis, casi todo lo que el grupo grabó a lo largo de más de medio siglo. Entre semejante cantidad de material, 10 obras permiten disfrutar a Mundstock en todas sus facetas. El desafío para cada lector es armar su propio decálogo.

1.- Cartas de color. Mundstock es Oblongo Ngué, tío hechicero del célebre Yogurtu. Desde el monólogo introductorio (tal vez el más celebrado de la historia de Les Luthiers) hasta la comedia musical del cierre, bailando a dúo con Carlos Núñez, Mundstock sostiene una de las piezas clave en el repertorio del grupo.

2.- Oi Gadóñaya / Epopeya de Edipo de Tebas. Dos piezas cortas para disfrutar al máximo al Mundstock cantante.

3.- Muerte y despedida del dios Brotan. Jorge Maronna traduce de un alemán recitado a lo Mundstock el “aria aria”. Fueron varias las obras de Les Luthiers en las que Mundstock hizo gala de sus dotes para la lírica. Esta es de las más impactantes. Más cercana en el tiempo asoma “La hija de Escipión”.

4.- Concierto de Mpkstroff. El Mundstock histriónico y por momentos payasesco en su máxima expresión.

5.- Kathy, la reina del saloon. Ya sin Ernesto Acher, cuando la obra se reestrenó para “Viegésimo aniversario”, Mundstock afina la puntería e interpreta al “villano deforme” en un maravilloso acto de cine mudo en escena.

6.- El regreso. Les Luthiers satiriza los viejos films de Carlos Gardel y Mundstock protagoniza un hilarante contrapunto con Acher, acodados en la imaginaria baranda de un barco. El absurdo se mezcla con la nostalgia y con la ironía, en uno de los textos más brillantes que el grupo alumbró a principios de los 80.

7.- La Coimisión / Radio Tertulia. Cuando Les Luthiers modificó la estructura de sus espectáculos en los años 90 aparecieron las piezas de largo aliento, capaces de unir las distintas obras a partir de un eje temático. El esquema se repitió en “Lutherapia” y “Los premios Mastropiero”. En los cuatro casos, Mundstock y Daniel Rabinovich se galvanizaron como dupla y produjeron un ida y vuelta verbal sencillamente inigualable.

8.- El lago encantado / Cardoso en Gulevandia. El Les Luthiers discográfico expone la brillantez de Mundstock en su rol de narrador, el grave y engolado enumerador de disparates que jamás pierde la compostura.

9.- Epopeya de los Quince Jinetes. Mundstock y la poesía gauchesca siempre se llevaron bien. Esta es, a la vez, la mejor aproximación de Les Luthiers a nuestro folclore.

10.- El Negro quiere bailar. En realidad, lo que pasó a la historia es la introducción que Mundstock comparte a dúo con Rabinovich y que tomó la fuerza de una obra en sí misma, reconocida como Ester Píscore. Es también uno de los pocos espacios que Les Luthiers se permitió dejar librados a la improvisación. Y el resultado es fantástico.

Epílogo: si Daniel Rabinovich fue el Peter Sellers argentino, Marcos Mundstock no baja de la categoría de un Bob Hope. La diferencia es que Hope y Sellers no se unieron para conformar una dupla absolutamente inigualable. Lo que sería una injusticia es que Mundstock quedara en el registro de Les Luthiers como la voz identificada con las introducciones. A semejante cantante, actor, instrumentista y, esencialmente, dramaturgo, le cabe un espacio particular en la historia de la cultura argentina. Confiemos en que el tiempo hará las cosas como se deben.

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