Un viaje para el olvido: la vivencia de un tucumano expuesto al coronavirus durante más de 1.200 kilómetros

Un viaje para el olvido: la vivencia de un tucumano expuesto al coronavirus durante más de 1.200 kilómetros

El hombre de 67 años vive en Alemania y estaba de visita en nuestra provincia.

EN LA TERMINAL. Tomas junto a Esther y Rene. EN LA TERMINAL. Tomas junto a Esther y Rene.

De Tucumán a Buenos Aires hay un largo tirón. En auto, con paradas, se logra sobrellevar, pero en colectivo parece un viaje interminable, sobre todo si las condiciones del vehículo no son las mejores. Tomás Kaselowski, lo cuenta en primera persona. 

El tucumano vive en Alemania hace más de 45 años y había venido en marzo a nuestra provincia a visitar a su familia. El aislamiento obligatorio lo agarró en medio del reencuentro y lo llevó a preocuparse por su retorno. "Se nos presentó la oportunidad de viajar a Ezeiza el 16 de abril para salir en un vuelo a Frankfurt el 17", contó. 

Kaselowski vino al país junto a su esposa Esther y su hermano René. Permanecieron en Tucumán desde el 11 de marzo hasta el mismo 16 de abril cuando comenzaron la travesía de regreso a casa que, según lo que contaron, no fue nada fácil ni grato. 

El viaje "salvador" llegó luego de días de comunicación con la embajada alemana. Las autoridades lograron conseguir pasajes para ellos en el marco de los "repatriados" y el 16 ya estaban listos para partir. 

"Viajamos con la empresa de ómnibus Silvia Magno. Según nos informaron teníamos que salir alrededor de las 12, después nos dijeron que a las 13, más tarde a las 15, hasta que por fin salimos a las 17.30 desde la terminal", recordó el tucumano. 

REPATRIADOS. El colectivo en el que viajaron hasta Ezeiza. REPATRIADOS. El colectivo en el que viajaron hasta Ezeiza.

El hombre de 67 años vive en Frankfurt, donde tiene una agencia de turismo: "Tui Reisecenter". "Al ver llegar el colectivo, no podría creer que un transporte de corta distancia nos llevara hasta Ezeiza", dijo. 

Una vez en el colectivo, que ya venía con gente, el primer desafío fue encontrar lugar: "controlaron si teníamos fiebre y nos dejaron subir. Vimos que casi todos los asientos estaban ocupados por jóvenes que bloqueaban la silla del acompañante para que nadie se siente. Así que todos los que subimos en Tucumán nos fuimos juntos al fondo". 

Los controles policiales de la ruta los demoraron más de una hora, pero de poco iban llegando a destino. Llegó la noche y la hora de comer algo: "nos sirvieron agua y un sandwich que repartieron sin protección ni desinfección". Ahí comenzó el miedo por el contacto y la circulación del virus. 

ADENTRO. Así hicieron los más de 1.200 km hacia Buenos Aires. ADENTRO. Así hicieron los más de 1.200 km hacia Buenos Aires.

A la medianoche, los pasajeros intentaron organizar una parada en una estación de servicio para estirar las piernas e ir al baño en tierra firme, pero los choferes no lo autorizaron y continuaron viaje hasta que decidieron orillarse y parar sobre la ruta. "Fue otra desagradable sorpresa. Pararon para bajar y fumar, pero los no fumadores no tenían nada que hacer. Era un campo y no había dónde asearnos", mencionó.

Según recuerda Tomás, el baño del colectivo no daba para más y hasta se quedó sin agua. Recién a la madrugada del 17, los conductores tuvieron que cargar nafta y los pasajeros pudieron bajar en la estación de servicio para luego continuar el trecho restante de un solo tirón. 

"En resumen, no fue un viaje con dignidad para repatriados. Fue un viaje para fugitivos. Sobre todo teniendo en cuenta que nos cobraron $12.000 por persona", concluyó.

EN EZEIZA. La familia logró llegar al aeropuerto y viajó junto a otros 400 alemanes. EN EZEIZA. La familia logró llegar al aeropuerto y viajó junto a otros 400 alemanes.

Una vez en Buenos Aires, todo cambió. Unas 400 personas lograron volver a Alemania. El empresario compartió fotos de la travesía y aseguró que reclamarían la devolución de parte del dinero que abonaron. 

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