Espacio Fuera de Foco: cierra un “caldo de cultivo” de experimentación artística

Espacio Fuera de Foco: cierra un “caldo de cultivo” de experimentación artística

El balance de un proyecto que se ubicó entre lo público y lo privado. Con gestión de mujeres, fue un sitio de resistencia.

EN BARRIO EL BOSQUE. Cuando el teatro y las artes llegaron allí, las fiestas, obras y exposiciones no faltaron. EN BARRIO EL BOSQUE. Cuando el teatro y las artes llegaron allí, las fiestas, obras y exposiciones no faltaron. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

Fuera de Foco comenzó siendo un proyecto -tal vez el que más duró del grupo-, un programa de trabajo y luego un espacio. No surgió de la nada: Manojo de Calles, nacido en marzo de 1993, fue fundado por Sandra y Verónica Pérez Luna, Mariela Ibarra, Viviana Hurvitz, Jorge Pedraza, Sergio Gatica y Rubén Fleita. Después de casi 30 años, con otra formación, con actores que se incorporaron (Tita Montolfo, César Romero, Darío Mansilla) y otros que después tomaron distancia; con hijos de una de sus fundadoras, el grupo Manojo de Calles no tira la toalla, pero sí cierra el Espacio Fuera de Foco.

Del alquiler de La Roja (en Suipacha y Marcos Paz) se trasladó al Barrio El Bosque (Mendoza 2.062). “Durante estos años ha sido un espacio de resistencia en lo artístico y lo político”, consigna Verónica Pérez Luna, directora, dramaturga, actriz, docente, investigadora.

Fuera de Foco cierra porque, luego del fallecimiento de la propietaria del local Yolanda del Yesso, su hijo Diego Linares necesitaba disponer del lugar. Y para los teatristas los números no daban. El Instituto Nacional de Teatro no respondió al pedido; este es un dato que se repitió en espacios como La Gloriosa y La Sodería.

Han sido 10 años en el que el teatro desenfadado, con atrevimiento, marginal, que no se priva de decir lo que piensa, se pudo expresar, y no solo por Manojo de Calles. La gestión estuvo a cargo casi siempre de mujeres, una situación que se profundizó con el grupo Teatro al Borde, que le impuso un perfil de extremo feminismo, con su Festival La Insurrecta que se inició en 2017. Porque al espacio también lo gestionan Ana Hynes, Inés Haedo, Sandra Centeno, Cecilia Rosales, María Alejandra Monteros, Liliana Ale, María Elena González, Karina Toloza y Federico Galetti, además de Manojo.

Pasión y agite

“El balance es que pasaron por Fuera de Foco casi la mayoría de los artistas jóvenes y grupos de todo el país e incluso de Latinoamérica (México, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Brasil). Al comienzo no pretendíamos convertirnos en sala pero nuestra pasión y entrega, y el agite permanente de artistas que fueron habitando el espacio nos convirtieron en una sala con una programación constante. Fuera de Foco alojó artistas locales y de otras latitudes y fue un ‘caldero de cultivo’ para la experimentación teatral”, relata Pérez Luna en un diálogo con LA GACETA.

En sus obras y puestas pasaron artistas como Elba Naigeboren con audaces puestas en escena; hubo un Manojo Itinerante que llevó Celeste Lafuente a otros países latinoamericanos y gran influencia en otros grupos como Teodora Ciega Caníbal.

“En el balance hay que ver que en estos 10 años al menos pasaron unas 70 obras con sus respectivas temporadas de 10 funciones cada una (promedio); lo que más caracterizó a Fuera de Foco fue promover la interdisciplinariedad mediante eventos multiartísticos que capitalizaron un público joven y ávido de expresiones diversas y contemporáneas”, anotan en el haber Verónica y Sandra Pérez Luna.

El edificio, la casa, no fue tomado como un límite: no son pocas las propuestas escénicas que se expandieron a algunas escuelas vecinas y al mismo barrio. “La calle siempre estuvo y va estar en nuestras propuestas porque el nombre del espacio físico de Mendoza 2.062 nació de nuestro proyecto Fuera de Foco sobre el concepto de la intervención urbana”.

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