La historia de un desaparecido, a la luz tras 44 años

Declaró la familia de Osvaldo Muñoz.

La historia de un desaparecido, a la luz tras 44 años
06 Marzo 2020

Las hijas de Osvaldo Muñoz esperaron casi 44 años para sentarse ante un tribunal y contar lo que vivieron la noche del 27 de mayo de 1976, cuando un grupo de hombres entró a golpes en su casa de barrio Victoria y se lo llevó, sin dejarlo vestirse y sin que supieran adónde lo llevaron o qué fue de él. En 2016 se identificaron restos suyos en el Pozo de Vargas. El caso de Muñoz es uno de los dos -junto con el del vicegobernador Dardo Molina- que se ventilan por primera vez en un proceso oral y público. El resto de los hechos en este juicio -con los cometidos por otros acusados- fueron juzgados por el tribunal de Tucumán en las megacausas “Arsenales II-Jefatura II” y “Operativo Independencia”.

Muñoz fue visto en los centros clandestinos Reformatorio y Arsenales. Ayer, otro testigo relató haber visto en el Arsenal “a un hombre mayor que era sastre y era de barrio Victoria”, todas características que lo identifican.

Ana Muñoz, una de las hijas de Muñoz, tenía 16 años cuando el sastre fue secuestrado. “A mi papá lo secuestraron dos veces. La segunda, se escondió en un tacho, en el fondo porque ya sabía que lo iban a buscar. En mi barrio hubo muchos desaparecidos”, dijo Ana. Pocos días antes, habían matado en la calle a un hombre que alquilaba una pieza en la casa de la familia, y que vivía allí con su esposa y sus dos hijos pequeños.

“Entraron a golpes, a patadas, gritando ‘Ejército Argentino’. Pero no tenían uniformes” contó. “Lo llevaron en calzoncillos. No lo volvimos a ver”, concluyó. Su hermana, María Cecilia Muñoz, completó el relato. Ella era adolescente cuando secuestraron al sastre.

La familia alquilaba una pieza al matrimonio conformado por Abel Herrera y Georgina Simerman, con sus dos hijos pequeños. Herrera había sido secuestrado el 16 de setiembre de 1975, en la calle, pero se informó que había muerto en un enfrentamiento en octubre de ese año. “Dijeron que fue un enfrentamiento. Mi padre se presentó a declarar que él solamente les alquilaba una pieza y que apenas los conocía, pero igual lo fueron a buscar”, recordó. La noche del secuestro, personas que se identificaron como militares rodearon la manzana y amenazaron a los vecinos.

“Escuchábamos gente que lloraba, hicieron tiros, cuando entraron, le apuntaron a mi hermano de 11 años y decían que se lo iban a llevar también a él. Ese mismo día secuestraon a varias personas más”, según el relato de María Cecilia Muñoz. Luego, recordó, empezó el peregrinar de su madre, que rogó en varias dependencias policiales que le tomaran la denuncia. En un momento, la familia recibió noticias de que lo habían visto en la cárcel de Villa Urquiza, por lo que reavivaron la esperanza de que estuviera vivo: “Durante mucho tiempo pensé que iba a volver. Que mi papá estaba preso, nunca que lo habían matado”.

La historia de la familia cambió radicalmente tras el secuestro del padre, contaron las hermanas Muñoz. A la tragedia de no saber qué le había pasado, dónde estaba o si estaba vivo o muerto, se sumaron las penurias económicas, al perder al sostén de la familia. Hasta el niño que entonces tenía 11 años tuvo que salir a trabajar.

El juicio se reanudará el jueves próximo en la sala del Tribunal Oral Federal de Tucumán, en Crisóstomo Álvarez y Chacabuco.

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