Báez Sosa recibió patadas, golpes y puntinazos en la cabeza

Báez Sosa recibió patadas, golpes y puntinazos en la cabeza

Un nuevo testigo dio detalles de lo que sucedió dentro y fuera del boliche Le Brique. En una cuarta ronda de reconocimiento, identificaron a otros dos rugbiers; sólo uno todavía no fue señalado.

LA ESCENA. Fernando Báez Sosa en el suelo, luego de sufrir la mortal agresión de los rugbistas de Zárate. LA ESCENA. Fernando Báez Sosa en el suelo, luego de sufrir la mortal agresión de los rugbistas de Zárate.
29 Enero 2020

BUENOS AIRES.- Un nuevo testigo en la causa por el homicidio de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell declaró que vio “claramente cuando le pegaban” a la víctima. Dijo además que uno de los agresores lo golpeaba con patadas “en las costillas” cuando estaba en el piso y otro le dio “dos puntinazos en la cabeza”. Mientras esto ocurría, según informaron fuentes judiciales, algunos de los integrantes del grupo le gritaban “negro de mierda”.

En tanto, en la cuarta y última ronda de reconocimientos que se hizo ayer, los testigos señalaron a dos acusados que no habían sido identificados en las tres jornadas anteriores. por ello, ya suman nueve los imputados comprometidos por los testimonios en rueda.

Fuentes de la investigación detallaron que los nuevos reconocidos son Blas Cinalli (18) y Juan Pedro Guarino (19); por lo que de esta manera el único rugbier detenido no identificado en ninguna de las ruedas es Alejo Milanesi (20). Máximo Thomsen (20), Luciano Pertossi (18), Ayrton Viollaz (20), Matías Benicelli (20), Enzo Comelli (19), Ciro Pertossi (19) y Lucas Pertossi (20) ya habían sido señalados.

El nuevo testigo declaró ante la fiscal de la causa, Verónica Zamboni, y aseguró que vio a Baéz Sosa “como arrodillado, tratando de defenderse con los brazos, él imposibilitado de pegar”, y que el agresor que lo pateó en la cabeza le decía “dale, cagón, levantate”.

Fernando Burlando, abogado de la familia de la víctima, dijo que este testigo se trata de un joven que se encontraba en el boliche Le Brique de Villa Gesell la noche del crimen. Refrendó su testimonio durante la última jornada de ruedas de reconocimiento en las que señaló a los principales acusados por la agresión.

“Lo más llamativo fue la memoria del testigo que calificaron como ‘clave’. Describió a siete personas con una precisión realmente feroz”, dijo el letrado.

Según las fuentes, este testigo aseguró ante la fiscal: “Vi claramente cuando le pegaban. Las personas que le pegaban en la calle habían sido expulsadas de Le Brique, tras una pelea iniciada en la pista”. También identificó que uno de ellas “llevaba una camisa negra desprendida” y fue retirada del lugar “de manera violenta” por los patovicas.

“Este chico parecía líder del grupo, era el que iba al frente, el que más pegaba. Uno le pegaba patadas cuando estaba en el piso, precisamente en el sector de las costillas. Al mismo tiempo, el chico de la camisa negra queda al lado de la cabeza de Fernando, le pegó dos puntinazos en la cabeza, creo que del lado izquierdo”, aseguró.

REZOS. En Le Brique se organizaron rondas de oración por Báez Sosa. REZOS. En Le Brique se organizaron rondas de oración por Báez Sosa.

En ese sentido, otras fuentes de la investigación indicaron que esa persona de camisa negra quedó registrada en distintas imágenes de las cámaras de seguridad y que se trata de Thomsen.

El testigo indicó que “esa misma persona flexiona sus rodillas y agarra a Fernando de los pelos, creo que con la mano izquierda, y le pega dos o tres patadas más, creo que con la pierna derecha”, y que “luego de eso lo suelta y arengaba a seguir peleando y manifestaba ‘Dale, cagón, levantate’”.

“Cuando Fernando estaba en el piso, el único que vi que le pegó en la cabeza fue el chico de camisa negra. A todo esto había otros tres que le pegaban a un amigo de Fernando. Uno de ellos era el chico alto de buzo negro que vi en el interior de Le Brique, otro era de tez morena, con camisa de color clara. El tercero, recuerdo que tenía un rodete en el pelo”, señaló.

Mientras tanto, Julieta Rossi, la novia de Fernando, pidió esta tarde que se haga “justicia bien” sin venganza hacia los rugbiers detenidos e instó a la sociedad a que tome conciencia de que lo que le hicieron a la víctima fue “animal”. (Télam-Especial)

Peritajes

Se desbloquearon los celulares

Peritos de la Policía Federal lograron desbloquear los celulares de los imputados. El análisis del contenido podría demorar hasta el viernes, ya que algunos móviles son de amplia capacidad. Uno de los Iphones desbloqueados es el de Máximo Thomsen, señalado en la rueda de reconocimiento como quien pateaba en la cabeza a Fernando Báez Sosa cuando este yacía inconsciente. Thomsen decidió no entregar la clave de acceso al dispositivo, al igual que los otros nueve acusados. También se realizan peritajes sobre el celular del ya liberado Pablo Ventura, quien sí facilitó su contraseña.

Mensaje

Condolencias al padre de la víctima

El padre del remero Pablo Ventura, el joven que había sido detenido por el crimen de Fernando Báez Sosa y luego desvinculado del caso tras acreditar que no estaba en Villa Gesell al momento del homicidio, le envió un mensaje al papá de la víctima en el cual le envió sus condolencias a él y a su esposa, y aseguró compartir el dolor por el asesinato de su hijo. “Le quiero decir que su dolor es el nuestro y que vamos a luchar con uñas y dientes para que se haga justicia por Fernando”, le escribió José María Ventura a Silvino Báez Sosa, y se puso a disposición “para todo lo que necesite”.

EL LUGAR. En Dolores, la celda para los rugbiers está lista. EL LUGAR. En Dolores, la celda para los rugbiers está lista.

Traslado

Los detenidos, a la cárcel de Dolores

Los 10 detenidos serán trasladados hoy a la Unidad Penitenciaria 6 de Dolores, uno de los más sobrepoblados de Buenos Aires, donde continuarán alojados a la espera de que se resuelvan sus situaciones procesales, pero no tendrán contacto con otros presos para resguardar su seguridad, informaron fuentes del Servicio Penitenciario Bonaerense. La celda, situada entre los pabellones en los que se encuentran los presos “evangélicos” (de buen comportamiento), es un espacio especialmente preparado para detenidos que aún no tienen la prisión preventiva.

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