Adiós, Chalcha: Juan Carlos Saravia fue un emblema folclórico

Adiós, Chalcha: Juan Carlos Saravia fue un emblema folclórico

El líder del conjunto salteño, insignia de la música nativa, murió en la noche del viernes, a los 89 años. Lo recuerdan y lo despiden artistas tucumanos

JUAN CARLOS SARAVIA JUAN CARLOS SARAVIA

A los cerros tucumanos

me llevaron los caminos

y me trajeron de vuelta

sentires que nunca se

harán olvido...

La primera frase de la “Zamba del grillo” ya los traía a los cerros tucumanos, por obra de Atahualpa Yupanqui. Fue la primera zamba que cantaron Los Chalchaleros en su debut, ocurrido el 16 de junio de 1948, en el teatro Alberdi de Salta.

Juan Carlos Saravia había fundado el conjunto folclórico insignia de la música nativa cuando acababa de cumplir 18 años, y lo encabezó hasta 2002, cuando emprendieron aquella recordada y larga gira de despedida.

El guitarrista y cantante murió a los 89 años en Buenos Aires, donde vivía desde hacía décadas, por causas naturales y como consecuencia de su deteriorado estado de salud.

Al frente

Los Chalchaleros marcaron la historia de la música popular argentina. Al frente estuvo Saravia a lo largo de más de medio siglo, aportando voz, guitarra, carisma, bonhomía, una sonrisa eterna y la última sílaba sugerida al final de las frases.

El conjunto emprendió giras que llevaron el folclore nacional por primera vez al mundo. Y además de la armonía característica de sus voces, les bastaban tres guitarras y un bombo para establecer una estructura musical que fue su marca de identidad y que hasta nuestros días arma la mayoría de los conjuntos tradicionales.

A Los Chalchaleros los habían precedido en las peñas y en los primeros festivales Los Hermanos Abrodos y Los Hermanos Ábalos, pero fue con el grupo salteño que lideró Saravia que la música nativa consolidó su identidad, alcanzó su mayor popularidad y se escuchó en todo el país y en el exterior.

Las inolvidables

A la “Zamba del grillo” siguieron las inolvidables “Lloraré”, “El cocherito”, “El arriero”, “Zamba de Vargas”, “Zamba de mi esperanza” y “Yo vendo unos ojos negros”; después llegaron “La nochera”, “La zamba del chalchalero” y “La López Pereyra”, que son parte del repertorio esencial de Los Chalchaleros.

Herederos directos de ellas son, hasta nuestros días, las numerosas formaciones que los imitaron desde su estilo musical hasta el inextinguible atuendo de gaucho estilizado. Pero el legado más trascendente es, sin duda, el que resurge cada vez que se arma una rueda de familiares o de amigos a compartir un asado o unos mates y pinta la guitarreada. Entonces vuelven a sonar, de memoria, cada una de esas zambas.

Una anécdota

Como medida de la popularidad que alcanzaron Los Chalchaleros, Saravia, gran contador de anécdotas, recordaba el apunte que le hizo Yupanqui cuando le dijo: ”Paisano, el tema no es que cantan con una sílaba menos. El tema es que el que la está escuchando canta la última sílaba en el tono de él. La última sílaba la canta el pueblo. Por eso son todos Chalchaleros”.

En Jesús María

El viernes, en el Festival Nacional de Doma y Folklore de Jesús María, minutos después de las 23 el conductor dio la triste noticia: “démosle un gran aplauso por su obra y su legado. Hoy Salta entristece y la Argentina toda, el mundo de la música, de la cultura, del arte. Pero el recuerdo tiene que ser con la emoción de saberlo siempre presente. Y este escenario así lo siente”. El público respondió de pie con una inmensa ovación.

Al final de la noche el Chaqueño Palavecino dijo: “se nos ha ido uno de los íconos del folclore. Realmente ha hecho tanto, no sólo como cantor o autor; también fue una gran persona”. Y en su homenaje cantó “La carpa de Don Jaime”.

Su hijo Facundo Saravia lo despidió en Twitter: “Un hombre sencillamente maravilloso, quien nunca se animó a ser un gran artista para no olvidarse de seguir siendo gente! Hasta siempre!!

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