Un duro camino hacia Tokio

Un duro camino hacia Tokio

El seleccionado argentino tuvo que superar muchos obstáculos para lograr la clasificación.

DE BOGOTÁ A TOKIO. Las Panteras celebran con un “daruma”, un típico muñeco japonés que sirve de amuleto en la obtención de propósitos. Ellas lograron el suyo. twitter @LasPanterasARG DE BOGOTÁ A TOKIO. Las Panteras celebran con un “daruma”, un típico muñeco japonés que sirve de amuleto en la obtención de propósitos. Ellas lograron el suyo. twitter @LasPanterasARG
11 Enero 2020

El voley quizás no sea el deporte de mayor rating en el país, pero muchos argentinos sufrieron, vibraron y celebraron frente al televisor durante esa final contra Colombia que les dio a Las Panteras la segunda clasificación a los Juegos Olímpicos de su historia. El triunfo por 3-1 (parciales de 16-25, 25-21, 25-16 y 25-23) le otorgó al seleccionado femenino la única plaza que había en juego para Tokio 2020.

Más allá de que una clasificación olímpica amerita por sí sola un largo festejo, el triunfo argentino tuvo un par de edulcorantes. Uno fue el hecho de vencer al gran favorito, Colombia, en su propia casa. El segundo, y más importante, es que para ganarse un lugar en Japón, el equipo argentino debió recorrer un largo y espinoso camino.

Parece lejano aquel día a fines de julio de 2019, cuando la capitana Julieta Lazcano y sus compañeras se plantaron en el Cenard -junto con la Asociación de Jugadores- a reclamarle a la Federación Argentina (FeVA) que no incrementara los aranceles en los pases internacionales, lo que comprometía su desarrollo profesional. El problema afectaba aún más a las mujeres, ya que no contaban -ni cuentan- con una liga local competitiva como la de los varones.

Además, a Las Panteras les debían 65.000 dólares de premios de la Liga de las Naciones 2018. Los seleccionados llegaron a poner en duda su participación en los siguientes torneos. El COA medió entre las jugadoras y la FeVA; quedaron sin efecto los aumentos de los pases y las argentinas volvieron a competir en agosto.

Al Preolímpico intercontinental en EE.UU. fueron sin su entrenador, Hernán Ferraro, a quien le negaron la visa por haber viajado a Irán dos veces en los últimos años a competir en torneos de la Federación Internacional (FIVB). Insólito.

Luego llegó el turno de los Panamericanos de Lima, a los que sí pudo asistir Ferraro. Aunque no había plaza olímpica en disputa, Las Panteras hicieron historia y por primera vez se subieron a un podio panamericano tras obtener la medalla de bronce.

El grupo mantuvo la identidad del ciclo anterior, conducido por Guillermo Orduna, pero apostó a la renovación y a desarrollar el potencial de Las Panteras. Por caso, jugadoras Sub 19 como la armadora Victoria Mayer y la central Bianca Farriol se convirtieron en titulares inamovibles; además volvió la cordobesa Yamila Nizetich (afuera del Mundial 2018 por un problema personal con Orduna), que en la última temporada en Italia -la liga de mayor nivel- se consagró campeona de la Champions League con el Novara.

En la Copa de Japón, en septiembre, Las Panteras sumaron horas de competencia y roce internacional contra los mejores seleccionados del mundo. “Habíamos hecho un gran trabajo de preparación para este Preolímpico. La Copa Japón nos sirvió para crecer como equipo y las chicas hicieron un gran esfuerzo en sus ligas en el exterior. Cuando empezamos este proceso insistimos mucho con la importancia de lo que cada uno hiciera afuera de la Selección porque nosotros tenemos un período corto de trabajo. Volvieron bien de sus clubes y jugamos un buen vóley”, rescató Ferraro, conductor de un grupo que se anima a todo. (Télam-Especial)

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