Un amor a primera vista

La pasión ilumina el rostro de Pablo Urchevich cada vez que se habla de vóley. Entonces, la entrevista adquiere un ritmo intenso, porque él propone la misma intensidad con la que juega. Ni siquiera intenta disimular su hambre de gloria.

Lo que es la vida... el muchacho de 18 años reconoce que su primer amor fue el fútbol. Su papá, Fernando Urchevich, había sido delantero de Central Norte y de Atlético, entre otros. De hecho, Pablo llegó al vóley casi sin querer: un día, su hermano Matías -juega en Instituto Carlos Pellegrini- lo invitó a participar de un entrenamiento. Desde ese día su vida deportiva cambió por completo.

“Fue como un amor a primera vista, porque desde ese instante este deporte me cautivó de tal manera que me desvivía por ir a entrenar”, contó Pablo. A partir de allí, los buenos momentos fueron una constante para el armador titular de la selección argentina Sub 19, que logró la medalla de bronce en el Mundial de Túnez. Actualmente compite en la A1, para Puerto San Martín (Rosario, Santa Fe). Antes había integrado el equipo de Lomas Vóley, de la localidad bonaerense de Lomas de Zamora.

Pablo pasó las fiestas de fin de año en su Tucumán querido, junto a su familia que vive en el barrio Diza. Antes de emprender el regreso hacia Rosario, LG Deportiva dialogó con él. Durante la charla, se animó a hacer un balance del año pasado, y contó qué espera de 2020.

“En lo personal, el año que se fue me resultó muy productivo. Po run lado, tuve la posibilidad de integrar el plantel argentino que logró el tercer puesto en el Mundial de Túnez. Pero, además, me enorgullece haber podido concretar mi debut en la Liga A1 con Puerto San Martín. Para este año pretendo consolidarme a este nivel de competencia y pelear objetivos importantes con mi club”, dijo.

Entre las cosas tristes que le ocurrieron durante 2019 figura no haber podido jugar el Mundial juvenil Sub 21, que se disputó en Bahrein. “Estuve entre los 14 preseleccionados, pero finalmente quedé fuera de los 12 que viajaron. Esa situación me dejó un gustito amargo, pero trataré de hacer los méritos para tener una nueva oportunidad en el futuro”, prometió.

Confiesa que hasta ahora la crisis económica no afectó a la competencia en la Liga Nacional. “Estamos confiados que con el cambio de Gobierno. La situación tienda a revertirse en el deporte en general. Sólo dos equipos de la Liga pueden pagar en dólares: Bolívar y UPCN. Son los únicos clubes de la élite que contratan jugadores extranjeros; el resto se maneja con presupuestos en pesos”, dijo.

Una de las metas personales que se propuso cumplir durante este año no tiene que ver con el deporte. “Terminar el secundario será mi objetivo principal. Como la competencia de la Liga es tan intensa, resulta un poco complicado inscribirse en la facultad. Los tiempos no dan para asistir con la regularidad que la situación te obliga. Por eso, quiero rendir las materias que me faltan para terminar el secundario y, luego, inscribirme en una carrera a distancia”, dijo.

Admitió que siente el desarraigo. Que, en especial, lo sufrió cuando jugaba para Lomas Vóley. “Era la primera vez que estaba tanto tiempo fuera de mi casa, y me costó superar ese tema. Lo más complicado era cuando mi abuela materna me llamaba; sentía una sensación extraña de soledad. Pero como mis ganas de triunfar en el vóley eran mayores me fui adaptando a esa nueva vida”, contó. De todos modos, precisó que no es algo que resolvió del todo: “no voy a negar que extraño a mi familia, pero estar siempre comunicados mediante el celular, me hace la cosa más llevadera”, expresó.