Ignacio y Conrado Echevarría, los mellizos fantásticos

Ignacio y Conrado Echevarría, los mellizos fantásticos

Juegan en Estudiantes y aprovechan lo mucho que se conocen.

VIRTUDES II. Ignacio es “una excelente persona dentro y fuera de la cancha”, según su mellizo. VIRTUDES II. Ignacio es “una excelente persona dentro y fuera de la cancha”, según su mellizo.
10 Diciembre 2019

En ocasiones, ante distintas situaciones de la vida, las categorías “temprano” o “tarde” no tienen el menor sentido. Lo único que importa es si se llegó “a tiempo”. Y los mellizos Ignacio y Conrado Echevarría llegaron al básquet en el momento justo.

La de ellos no es la historia del nene que prácticamente nace con la “anaranjada” bajo el brazo. Entre los 7 años y los 14, en lugar de hacer picar la pelota ellos la pateaban. Claro que se trataba de otra pelota. “Nosotros hacíamos fútbol en San Martín, pero como íbamos a una escuela de doble turno se nos empezó a complicar”, contó Ignacio. “Justo pusieron básquet en el club, y ahí arrancamos con mi hermano”, completó Conrado.

El primero explicó por qué no les pesó haber comenzado a practicar este deporte de adolescentes: “aprendimos muy rápido en poco tiempo; íbamos a las 16 a San Martín y volvíamos a casa a la medianoche. Además, lo teníamos de entrenador a (José) ‘Pichi’ Figueroa, que nos enseñó un montón”.

Dos años jugaron en el “Santo”, para luego pasarse a Estudiantes, el club “familiar”: su papá, Sergio, es socio de toda la vida y actualmente preside la institución. Y tal era la calidad que mostraban que con apenas 17 años emigraron hacia Santa Fe, nada menos que para jugar el Torneo Federal con la camiseta de Atlético Tostado, uno de los clubes más importantes de esa provincia, de por sí basquetbolera.

“La experiencia de haber ido allá tan chicos fue muy linda. Ante una situación así te hacés grande. Al principio fue difícil, porque en casa estábamos acostumbrados a que nos laven la ropa, a que nos den de comer; y allá fue diferente: debíamos lavar nuestra ropa, cocinar, ser más responsable del tema horarios... no nos podíamos acostar a cualquier hora, porque entrenábamos temprano”, contó Ignacio. Tres años estuvieron en la institución santafesina. “De a poco nos fuimos acostumbrando a ese ritmo; y al tercer año ya era una rutina. La llevamos muy bien. Agradezco a la gente de Tostado porque nos brindó la oportunidad de estar en ese gran club”, añadió.

En marzo volvieron a Estudiantes, nada menos que para lograr los títulos del Apertura local “Alberto Núñez” y del Campeonato Argentino de Clubes del NOA (ex liga “C”), y para jugar la actual edición del Torneo Federal -la “Cebra” va 3° en la División NOA-.

“Tuvimos algunos partidos que podríamos haber ganado; y esos, al final, los lamentás. Pero lo veo bien al equipo, ya nos conocemos y estamos mejorando. Vamos por buen camino”, evaluó Conrado. “No arrancamos de la mejor manera, pero es muy lindo que el club pueda rozarse en torneos así; y también para un jugador que es hincha del club”, añadió Ignacio.

Hermanos compañeros

En todas las casas, el conflicto entre hermanos resulta cotidiano. La competencia suele darse en todos los ámbitos: en la familia, en la escuela, entre los amigos, en el club. Los Echevarría se ubican dentro de la regla, aunque con moderación. “En los entrenamientos se da una rivalidad, pero sana. Y obviamente que nos peleamos: hacemos todo juntos, entonces llega un momento en que alguno de los dos se cansa. Pero en general nos llevamos muy bien. Él es lo más importante que tengo, nunca me pelearía”, afirmó Ignacio. Y su hermano no lo desmiente. “En las prácticas nos ‘matamos’; cuando defiendo lo azuzo, para que me ataque; trato de hacerlo enojar, eso es bueno. Y fuera de la cancha nos peleamos todo el día; siempre”, agregó Conrado.

Sin embargo, ambos coincidieron en que jugar en el mismo equipo es lo mejor. “Yo sé de antemano lo que él hará, lo que está pensando; y sé cómo debo moverme cuando él ataca”, dijo “Nacho”. “Desde chiquito todo lo hacemos juntos; y jugar junto a él y salir campeón es algo único, algo hermoso. Yo lo miro y ya sé lo que va a hacer; nos entendemos mucho”, señaló Conrado. Y ambos destacaron virtudes y defectos del otro. “Conrado es buen defensor y buen penetrador; le falta algo de tiro exterior, pero lo puede mejorar”, dijo Ignacio. “La virtud de mi hermano, tanto dentro como fuera de la cancha, es que es una excelente persona. Y su principal defecto, que no le gusta que le diga las cosas que me parecen mal de él”, dijo Conrado.

Ambos se ven en otros clubes en el futuro, jugando ligas más importantes. Pero mantiene los pies sobre la tierra. “Ya me tocó de emigrar. Quiero jugar algo más importante; ojalá pueda ser el ex TNA (actual Liga Argentina) y, después, de a poco, saltar a la Liga Nacional. Pero todo a su tiempo, todo tranquilo”, mesuró Ignacio. “Obviamente que quiero jugar otras ligas; pero no estoy ansioso. Eso se va dando de a poco, con el pasar de los años. Yo empecé de abajo: ex liga ‘C’, Torneo Federal; luego veré qué se va dando. Quiero ir despacio”, avisó Conrado.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios