Gustavo Neffa: “el sector exportador necesita ser fomentado, no más gravado”

Gustavo Neffa: “el sector exportador necesita ser fomentado, no más gravado”

Fernández, ante la complacencia política y las relaciones regionales.

EN EL CENTRO DE LA ESCENA. Martín Guzmán sonríe durante la presentación del gabinete de Fernández. télam EN EL CENTRO DE LA ESCENA. Martín Guzmán sonríe durante la presentación del gabinete de Fernández. télam TELAM

La herencia siempre salta a la luz en todo cambio de gobierno. Alberto Fernández recibirá de Mauricio Macri una Argentina en crisis, con cepo cambiario, altos niveles de pobreza e inflación, pero con ciertas reformas en proceso de ejecución que permiten vislumbrar una salida para crecer, observa Gustavo Neffa (foto), economista y director de Research for Traders. Master en Banca de la Universidad del CEMA/William School of Business, Rochester (Nueva York) y docente en la Especialización en Finanzas (UNT), dirigida por Gabriel Feldman, Neffa dio una entrevista telefónica a LA GACETA, en la que destacó que el nuevo presidente recibe más reservas netas del Banco Central que la que Cristina Fernández dejó a Macri, a fines de 2015.

- ¿Cuál es la Argentina que recibirá Alberto Fernández de Mauricio Macri?

- Antes que todo, es necesario analizar el mensaje en cadena que transmitió el presidente saliente que fue positivo, a grandes rasgos, pero que colocó en el cuarto lugar de su balance a la cuestión económica. Tal vez por eso perdió las elecciones. Pero la caída del poder adquisitivo de los argentinos, en relación con la inflación, ha terminado definiendo la suerte de la política, cambiando de signo por el voto de la gente. Pudo haber puesto en primer lugar de su mensaje, pero la economía termina decantando en un 40,8% de tasa de pobreza y ese poder adquisitivo también refleja una fuerte disminución en términos de poder de compra en el exterior, en dólares. El PBI per cápita en dólares muestra un claro retroceso frente a otros países de la región que también mostraron baja, pero con menor nivel de aceleración, como el caso de Chile o Brasil.

Gustavo Neffa: “el sector exportador necesita ser fomentado, no más gravado”

- Entonces, ¿el de Argentina no es un caso aislado?

- La mayoría de las monedas de Latinoamérica han mostrado un retroceso este año a la par de un fortalecimiento del dólar. A comienzos de 2018 vimos una caída de los mercados a nivel mundial, pero la Argentina se llevó la peor parte, en un contexto en el que el dólar resultó fortalecido en países emergentes. Volviendo a la primera pregunta, Alberto Fernández recibe reservas de libre disponibilidad (en torno de los U$S 13.000 millones) que resultan altas respecto de lo que dejó Cristina Fernández a Macri, a fines de 2015. Y en esto, el primer objetivo del cepo que instrumentó el presidente saliente fue frenar el drenaje de reservas y esa fue la parte positiva. La negativa es que es un mecanismo restrictivo que afecta a distintos agentes económicos, en sus libertades individuales y en todo el proceso aceitado de la economía. Y la vigencia de ese cepo dependerá de las medidas que adopte la nueva administración, cuando funcionen las medidas que, quizás, se conozcan a partir del miércoles.

- ¿Cuáles se vislumbran?

- Se menciona un aumento de los impuestos, por el nivel de gastos y el tamaño del sector público, hecho que marcamos como uno de los principales errores de los últimos 20 años. Ese tamaño del Estado ha sido el germen de las crisis económicas argentinas. La cuestión fiscal redunde en crisis cambiaria y económica que, en definitiva, terminan pagándola los que menos tienen. Ese es el país que heredará Fernández. Habiendo hecho Macri varias reformas, no se ven sus efectos porque primó la pérdida del poder adquisitivo. En un país normal, ese avance que se vio a nivel institucional y en inversiones en infraestructura, no pasaría desapercibido. A Macri se lo castigó por haber incrementado el nivel de deuda, cuando gran parte de ese mayor endeudamiento de U$S 70.000 millones adicionales, fue consecuencia de inversión en infraestructura y en repago de deuda ya tomada con anterioridad a su gestión. El foco está en la caja y en el corto plazo porque se perdió toda credibilidad. Y el país no se puede financiar en el mercado voluntario de crédito y paga fortunas en intereses a nivel doméstico. La tasa tiende a bajar, pero la inflación es reticente; eso es una inercia difícil de cortar.

- ¿Cuánto tiempo le demandará al país revertir la situación?

- Se escuchan muchos cálculos, que el nivel de pobreza estará por debajo del 30% en la medida que el país crezca a razón de 3% anual en 20 años. La Argentina está estancada desde 2011 y desde entonces venimos perdiendo el tren de una economía internacional que, si bien ahora los motores están a media marcha, sigue creciendo al 3%, lejos de los valores de 2003 y 2007, cuando países desarrollados y emergentes crecían al mismo tiempo. Hoy, la economía regional le pone condiciones a la Argentina, en la que el signo político juega. Con un conflicto en puerta con Brasil (por la tensa relación de Jair Bolsonaro con Fernández), hay que ser lo suficientemente inteligente para no entrar en esa pelea porque la que más puede perder es la Argentina. Hay que fomentar el camino de las exportaciones, pero si una de las primeras medidas que se adoptará, con lo que se denomina el plan verano, será el incremento de unos $ 100.000 millones en el gasto para mejorar el poder adquisitivo social con incremento en las retenciones como principal fuente de financiamiento, se desincentivará a la gallina de los huevos de oro. El sector exportador necesita ser fomentado, no más gravado.

- ¿Cree que el mercado le dará ese período de luna de miel, como habitualmente lo hace la sociedad, a la nueva gestión de gobierno?

- Creo que el mercado quiere escuchar. Hay expresiones de empresarios de primera línea acerca de que quieren ver algo distinto. Vemos que no se ponen palos en la rueda, pero eso dependerá de los resultados que obtenga el nuevo gobierno. Si la luna de miel será corta o larga, eso dependerá de los resultados. La Argentina necesita crecer. Alberto Fernández necesita sentar bases sólidas a su plan de gestión, pero lo veo con la necesidad de complacer a muchos sectores para dar viabilidad a una cohesión política (gobernadores, kirchnerismo, massismo y sindicalismo) que está unida por la conveniencia (no por el espanto) y que intenta mantener espacios de poder.

Política económica: en Economía y en el BCRA

Con la llegada de Alberto Fernández al gobierno, no sólo cambia el ministro de Economía; también cambian las autoridades del Banco Central (Guido Sandleris presentó su renuncia al martes 10). Estos dos cargos son muy volátiles, tanto el ministro de Economía como el titular del BCRA son cargos con alta rotación. ¿Cuánto duran en promedio los funcionarios en estos cargos?, se pregunta el economista Nicolás Cachanovksy en el blog https://puntodevistaeconomico.com.

De 1983 a la fecha (es decir, desde la “vuelta a la democracia”), en promedio los conductores del área de Economía duran en su cargo 502 días (1,4 año en promedio), señala el especialista graduado en la Universidad Católica Argentina y que actualmente se desempeña como profesor en la Metropolitan State University of Denver. “En la Argentina, la política económica parece no llegar a los dos años. En tiempos económicos, estos es un mero suspiro.   ¿Cuánto durará Martín Guzmán, designado por el presidente electo Alberto Fernández, para el cargo de ministro? ¿Llegará al promedio?”, plantea el economista, que ha realizado un trabajo respecto de cuánto duraron los ministros en sus cargos (ver infograma).

En  el caso de los presidentes del Central, Cachanosvky calculó que, en promedio, duran en su cargo 570 días (1,6 año). La política monetaria también tiene un suspiro de vida. Roque Fernández, por caso, extendió su gestión en el BCRA por 2.007 días, seguido por Pedro Pou (con 1.724), Martín Redrado (1.946 días) y Mercedes Marcó del Pont (1.395). ¿Por qué tanta volatilidad? El economista contesta que dos motivos que explican por qué estos cargos son tan volátiles: la falta de instituciones sólidas que protejan estos cargos y la insistencia con políticas económicas (y monetarias) inconsistentes. “Dado lo que sabemos del kirchnerismo (tras 12 años de gobierno y cuatro de oposición), más las expresiones escuchadas últimamente, no parece que debamos esperar ninguna mejora en estos dos puntos”, acota.

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