Los chicos no quieren dormir solos: el gran desvelo de los padres

Los chicos no quieren dormir solos: el gran desvelo de los padres

En la mayoría de los casos, no son trastornos del sueño. Es normal que los chicos quieran estar acompañados durante el descanso. ¿Cómo darles seguridad y ayudarlos a independizarse? No retarlos ni encerrarlos.

Después de un día agotador llega la noche, la hora de dormir y descansar. Sin embargo, en muchos hogares esto significa el comienzo de una pesadilla: los padres mandan a los hijos a su habitación o los acuestan en la cuna, pero ellos quieren estar en la cama de mamá y papá. Hay llanto, pataleo, idas y vueltas a la madrugada. “Y siempre termina durmiendo con nosotros”, reconoce Belén Massa, de 36 años, mamá de un pequeño de tres. La estrategia, según cuenta, se repite a diario. Lo acompaña a su pieza. Negocia un cuento más. Quiere un vaso con agua. Después, que le cante una canción. Se levanta y va al baño. Vuelve y la abraza. Le pide un beso más. Cuando ella cree que al fin concilió el sueño, el niño abre los ojos y el show vuelve a empezar.

No son pocos los padres que afrontan un dilema cada noche: obligan a sus niños a dormir en la pieza solos o les permiten estar en la cama grande. ¿Por qué mi hijo no quiere dormir solo? Se ha convertido en una de las preguntas que más resuenan en los consultorios pediátricos.

Los chicos no quieren dormir solos: el gran desvelo de los padres LA GACETA / FOTOS DE DIEGO ARÁOZ

Son cada vez más los padres que se desvelan porque sus niños de tres, cuatro o hasta 10 años se niegan a quedarse en su habitación. Un informe de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) encontró que el 37% de los chicos presenta trastornos del sueño y el 40% de ellos siente miedo a dormir solo, a las pesadillas y a los terrores nocturnos.

Algunos padres consultan a expertos, mientras que otros lo toman como algo natural que con el tiempo se corregirá. Muchos especialistas consideran que esos “trastornos del sueño” no son patologías sino comportamientos naturales de los chicos que, por instinto, no quieren dormir solos.

La pediatra Laura Lipovezky lo cuenta así: “es hasta contradictorio para ellos. Por un lado vos estás durmiendo con tu pareja y le decís a tu hijo que tiene que irse solo, con sus miedos, a otra habitación”. En otras palabras, se hace esta pregunta: ¿por qué nos sorprende que ellos quieran dormir con sus seres queridos si es lo que hacemos los adultos?

La médica les recomienda a sus pacientes el colecho, siempre y cuando sea seguro. Esto es: que el bebé no esté en el medio, sino al lado de su madre en una cama colocada junto a la pared. Para evitar asfixias o aplastamiento, no se recomienda el colecho si uno de los papás es obeso, alcohólico o toma algún sedante, detalla.

“Si uno cubre las necesidades de los chicos, les da seguridad y contención desde pequeños. Lo natural es que a los tres o cuatro años se vayan solos a su habitación. En los primeros tiempos, todo pequeño necesita estar en contacto con su mamá para tener un buen descanso”, resalta.

Antes que someter a los chicos a disciplinas forzadas para que dejen la cama de los padres, Lipovezky cree que hay que preguntarse por qué no se quieren ir y buscar estrategias para ayudarlos. Una cama en la habitación de los papás o un colchón puede ser un paso previo.

¿A qué edad hay que sacarlos? es una pregunta muy frecuente. No hay una edad cronológica, dice Cecilia López, psicóloga especialista en niños. Hay que observar el grado de madurez emocional y acompañarlos en el proceso. “Los límites son importantes para los chicos, porque les dan contención. Ellos necesitan ser guiados para sentirse cuidados y protegidos. Aconsejo transmitirles la idea de que deben tener su territorio (su pieza), su espacio para sus cosas personales y ayudarlos a armar ese lugar con cada detalle. Eso los prepara para la independencia emocional”, explica.

La profesional aclara que es una tarea que lleva mucho trabajo y dedicación porque en el primer año de vida todos los niños necesitan del apego para crecer sanos. No obstante, López recomienda que dentro de la habitación de los padres los pequeños tengan su moisés o cuna, que sepan que pueden estar un rato, jugar en la cama grande y que después tienen que ir a su lugar.

López aclara que no es una buena idea que uno de los padres se termine yendo a otro cuarto porque están incómodos todos en la misma cama.

Y la peor decisión -según la experta- es dejarlos llorar o dejarlos solos y encerrados. “Si se quedan mal es contraproducente. Hay que abrazarlos, calmarlos, quedarse con ellos. El hecho de sentirse desprotegidos afecta su seguridad y su autoestima”, explica. Coincide con ella Carolina Ovadilla, coach especialista en “Crianza Respetuosa”: “hacerlos llorar para que aprendan a dormir activa un mecanismo de miedo y sensación de abandono de parte del bebé o niño. Y nos aleja de lo que ellos necesitan: que es el cuidado y protección permanente”.

Consejos: cuántas horas de sueño pierden los padres

Durante el primer año de vida de un hijo los padres pierden entre 400 y 750 horas de descanso, según  Pascual Baran Cegla, médico de familia del Hospital Italiano. ¿Cómo hacer para que duerman bien? Julio Busaniche -pediatra del Italiano- apuntó que debe haber cambios conductuales progresivos, que se logran creando rutinas y hábitos saludables. “Decidir y señalar el momento preciso para acostarse, establecer rituales que den seguridad o se repitan cada día, como leer un cuento o abrazar el muñeco preferido pueden ayudar, pero hay que saber poner el punto final, sin alargar ese momento”, advirtió.

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