Por Jorge Figueroa
24 Octubre 2019
Desde el título mismo, la instalación que Sandro Pereira presenta en el XV Salón Nacional de Arte Contemporáneo del Museo de la UNT está organizada como una estructura binaria.
“Selva o naturaleza muerta” trabaja sobre la realidad (a pocas semanas, vale recordar, de los incendios en la Amazonia), pero también puede observarse desde los géneros pictóricos tradicionales, como el paisaje o el bodegón. En la selva todo vive, está en movimiento, es salvaje; la naturaleza muerta, por el contrario, está creada a modo de objetos geométricos inmóviles. La selva son las yungas, a pocos kilómetros de esta ciudad. Esta obra ha conquistado al jurado del Salón que entregará los premios esta noche, en un acto oficial.
Las grandes pinturas y dibujos conforman una instalación que busca concientizar sobre lo tóxico en el medio ambiente, contó el artista. Las pesadas lonas cuelgan del techo y exhiben el potente verde del acrílico de un lado, y del otro, las líneas de un dibujo. El color de la vegetación del paisaje contrasta con las imágenes superpuestas que se ven y dejan ver su revés. Un contraste preciso en cada tela, en cada lienzo. La instalación de Pereira exige un receptor activo, que sea capaz de intervenir, de tocar, de ver una y otra parte.
Desde su cuerpo
Durante años, gran parte de la producción de Pereira estaba centrada en su cuerpo, “Porque yo soy otro”, como se llamó su exposición (realizada en Buenos Aires, en 2007). En otras palabras, logró que lo suyo sea de muchos. Sabemos que el autorretrato, lo autorreferencial y el intimismo se advierten cuando son efectivamente compartidos.
En esta instalación debería, igualmente, advertirse el diseño del espacio.
Más político que nunca, el artista tucumano interviene no solo sobre el cuidado del medio ambiente general sino sobre su entorno más inmediato, cuando los debates sobre los desmontes ya están rodeados de mucha tensión en San Javier, en El Corte, incluso envueltos algunos de ellos en conflictos judicales.
DISCURSO. Seis poemas en los afiches expuestos de Rodrigo Barcos.
El MUNT instituyó un fondo estímulo para desarrollo: $30.000 recibió cada uno de los cinco proyectos que fueron seleccionados. El Gran Premio es de $70.000 no adquisición, además de una mención.
El museo trabajó junto con los jueces en la curaduría de la exposición. De esta manera, se afirmó el funcionamiento de la institución como una plataforma de exhibición y como propuesta de un lugar de producción y experimentación.
Los proyectos de Mariana Olivares, Rodrigo Barcos, Leandro Lobosco e Inés Beninca, además de Pereira, habían quedado seleccionados de un centenar de presentaciones, por el jurado integrado por Agustín Toscano, Cecilia Quinteros Macció y Javier Soria Vázquez.
El duro discurso político también se puede observar en los afiches de Barcos que reproducen las declaraciones de un ex ministro del Educación de los 50; en la máquina trituradora de Lobosco y en las palabras pintadas al óleo de Olivares.
ACTO DE PREMIACIÓN
• A las 20.30, en el Museo de la UNT, San Martín 1.545
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